viernes, 2 de marzo de 2012

HACIA LA SALVACIÓN

    
     Dicen que ya la tierra raya el cielo,
   que a la luz se le acaban los espejos,
   y los acaparados maquinistas,
   tapados, no ven llegar la movida.

   Si son falsedades...¡qué sabe nadie!
   es preciso no perder el control
   por aparentes vaivenes melosos
   de estos contagiados sublunares.

   Ve los quejidos que van en el viento
   de ancestrales palabras heredadas,
   acaso oscuras, sin duda sordas,
   por la borde ley que nadie impuso.

   No mires los ensangrentados codos
   en la tierra, por las lenguas viperinas,
   ni los verdes brazos falangistas,
   traidores, en error, a la victoria.

   No dejes de correr, saluda al mundo
   que ve en ti los invisibles laureles,
   y no cejes en tu empeño por problemas
   que vuelan sobre hormigas deglutidas.

   Ya ni los pregoneros de Prudencio
   ni los regios descendientes de Horacio
   ni los dormidos tribunos de Cicerón
   podrán pararte en tu veloz carrera.

   Ayúdame a agitar el aire
   para formar un ancho torbellino
   que absorba a patronos y esquiroles,
   que con la mente en los corazones
   nos hunden con el cuello a ras de suelo
   intentando romper nuestros destinos
   de frágiles criaturas de juguete.

   O subimos al carro de fuego,
   por la cara, hasta los dioses.

  JOSÉ MARÍA LÓPEZ MADROÑERO   25 ENERO 1983

HIMNO TRADICIONALISTA - CARLISTA (ORIAMENDI)

Por Dios y la España inmortal
pelearon nuestros padres.
Por Dios y la España inmortal,
requetés, a luchar y a triunfar.

Todos juntos en campaña
lucharemos en unión,
defendiendo la bandera
de la Santa Tradición.

Por Dios, por la Patria y el Rey,
pelearon nuestros padres.
Por Dios, por la Patria y el Rey,
lucharemos nosotros también.

Los cruzados en campaña
lucharemos en unión,
defendiendo la bandera
de la santa Tradición.

Que vivan los soldados,
prez de la nación,
y viva la bandera
de la Tradición.


                       

jueves, 1 de marzo de 2012

NUNCA DEBES OLVIDAR



                               Nunca debes olvidar

                       que lo mejor de esta vida,

                       con iras o sin iras,

                       es el saber estar,

                       para amar y vivir,

                       y saber recibir

                       toda clase de amistad.

                   ISABEL DURÁN JUSTO  1982

LOS GATOS (Félix María Samaniego)



        ¡Qué dolor!, por un descuido

      Micifuz y Zapirón

           se comieron un capón

           en un asador metido.

   Después de haberlo lamido
 
trataron en conferencia

     si obrarían con prudencia

    en comerse el asador.

         - ¿Lo comieron? - No señor;

          era caso de conciencia.

                              

SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

LAS OBRAS DE MISERICORDIA


      Las principales obras de misericordia son catorce: siete espirituales y siete corporales. 

     
Las espirituales son estas:

     La primera, enseñar al que no sabe.

     La segunda, dar buen consejo al que lo necesita.

     La tercera, corregir al que yerra.

     La cuarta, perdonar las injurias.

     La quinta, consolar al triste.

     La sexta, sufrir con paciencia los defectos del prójimo.

     La séptima, rogar a Dios por los vivos y difuntos.

     
Las corporales son estas:

     La primera, visitar y cuidar a los enfermos.

     La segunda, dar de comer al hambriento.

     La tercera, dar de beber al sediento.

     La cuarta, dar posada al peregrino.

     La quinta, vestir al desnudo.

     La sexta, redimir al cautivo

     La séptima, enterrar a los muertos.