sábado, 13 de julio de 2013

CREDO MARIANO


Virgen María, profesamos de corazón la doctrina de la Iglesia

Católica, según la cual Tú fuiste predestinada en el decreto mismo

de la encarnación del Hijo de Dios, para estar estrechamente unida

a Jesucristo en la obra de la Salvación.


Creemos que Tú, elegida desde la eternidad para Madre de

Jesucristo, fuiste también, como Madre suya, amada por Dios con

amor único, y adornada y enriquecida con privilegios y dones del

todo singulares.


Confesamos, oh María, que fuiste llena de gracia, colmada de

bendiciones sobre todas las mujeres, nunca sujeta al pecado, como

redimida por Cristo con redención eminente y singularísima.


Creemos firmemente que eres Inmaculada desde el primer

instante de tu Concepción; libre de toda culpa personal hasta la más

leve, y sin el más pequeño desorden que te inclinase al pecado.


Confesamos, Virgen María, que el Hijo de Dios, por obra del

Espíritu Santo, se encarnó en tu seno, tomando de Ti nuestra

naturaleza humana, como hijo tuyo verdadero, y que Tú eres, con

toda verdad, la MADRE DE DIOS.

“Confesamos, María, que Tú concebiste y diste a luz a tu Hijo

Jesús virginalmente, y que después permaneciste siempre Virgen,

sin dar más cabida en tu corazón y en tu seno que al Dios de la

santidad.


“Profesamos, Virgen María, que el Hijo eterno de Dios se hizo

hombre en tu seno con previo consentimiento tuyo, pues

aceptabas consciente y libremente la maternidad virginal que Dios

te ofrecía, y te convertías así en la Nueva Eva y Madre Espiritual

de todos nosotros.


“Guiados por la doctrina de la Iglesia, creemos que, con la fe y

el amor de tu asentimiento, concurriste a la encarnación

redentora del Hijo de Dios, te consagraste por entero a la persona

y obra de Jesús, y con Él y en dependencia de Él, colaboraste

activamente a la obra de la Redención.


“Te proclamamos, Virgen María, como Asociada a la obra

salvadora de tu Hijo, en la que actuaste con tu obediencia, fe,

esperanza y caridad ardientes para la restauración de la vida de las

almas.


“Sostenemos, como revelado por Dios, que Tú, acabado el

término de tu carrera mortal, no pudiste quedar bajo el

imperio de la muerte, sino que, resucitada, fuiste en tu

Asunción elevada en cuerpo y alma al Cielo, asemejada en todo a

Jesucristo, vencedor de la muerte y del pecado.


Afirmamos, con la fe de la Iglesia y el pensar de todos los

cristianos, que Tú, Virgen María, eres nuestra Abogada y

Medianera ante Dios, en dependencia de Jesucristo, el único

Mediador, y ejerces así una función maternal “que la Iglesia

experimenta y recomienda a los fieles, para que lleguemos y nos

unamos más íntimamente a Cristo”.


“Te reconocemos, Virgen María, como Reina del Universo,

exaltada por Dios sobre todos los ángeles y santos, por tu dignidad,

tu excelencia y la eficaz mediación ante tu Hijo.


“María, te proclamamos gozosamente Madre nuestra, porque

contribuiste eficazmente a restaurar la vida en las almas. Esa tu

maternidad, extendida a toda la Iglesia, la ejerces de continuo en la

regeneración y formación de los nuevos hijos de Dios, maternidad

que perdurará hasta la consumación de todos los elegidos.


“Virgen María, conocedores de tu excelencia tan singular y de

tu eficacísima intercesión maternal, profesamos la legitimidad

del culto que te tributa la Iglesia. Y reconocemos que nuestra

devoción a Ti es garantía y contraseña de la verdadera fe.


“Creemos, oh María, que al venerarte, amarte e invocarte

como Madre de Dios, nos alentamos en el afán de ser cada vez

más semejantes a Ti, Madre nuestra, purísima y llena de gracia.


Esto creemos de Ti, querida Virgen Santísima, porque Dios nos

lo ha dicho y porque así nos lo enseña la Iglesia, guiada siempre

por el Espíritu Santo.


“Tú nos llevas a Cristo, y, Medianera con nuestro único

Mediador, por Ti y contigo estaremos en la eternidad feliz

gozando de tu amor de Madre en la gloria del Señor”.

1 comentario:

  1. Conocia este otro:

    MADRE:
    CREO EN TU AMOR, PORQUE ES TODO EN NUESTRA VIDA,

    CREO EN TU HUMILDAD, ELLA NOS SACARÁ LA SOBERBIA Y NOS HARÁ HUMILDES.

    CREO EN TUS CONSEJOS, QUE NOS HARÁ BUENOS Y GENEROSOS.

    CREO EN TU FIDELIDAD A DIOS, PORQUE NOS HARÁ FIELES A NOSOTROS TUS HIJOS.

    CREO EN TI QUE ERES LA LLAVE QUE NOS ABRIRÁ LAS PUERTAS DEL REINO DEL SEÑOR.

    CREO EN TU REFUGIO, PORQUE EN TI LO ENCONTRAMOS.

    CREO EN TI MADRE Y EN TU MANTO EXTENDIDO POR EL MUNDO, QUE VA COBIJÁNDONOS Y SALVÁNDONOS DE LA MUERTE.
    AMÉN.




    Existe una sociedad en la que cada miembro se compromete a decir, cada día, cincuenta blasfemias contra la Santísima Virgen María, en contraposición de la cual se ha publicado el siguiente:

    ROSARIO DE ALABANZAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN DESAGRAVIO DE LAS BLASFEMIAS




    OFRECIMIENTO
    ¡Oh María, Madre mía Inmaculada! Deseando desagraviarte de las ofensas que recibe tu purísimo Corazón, especialmente de las blasfemias que se dirigen contra Ti, te ofrezco estas alabanzas con el fin de consolarte por tantos hijos ingratos que no te aman, y consolar al Corazón de tu Divino Hijo a quien tanto ofenden las injurias dirigidas contra Ti. Dígnate, dulcísima Madre mía, recibir éste mi pobre obsequio; Haz que te ame cada vez más, y Mira con ojos de misericordia a esos desgraciados para que no tarden en arrojarse es Tus Maternales Brazos. AMÉN

    Dígnate que te alabe, Virgen Sagrada. Dame virtud contra tus enemigos.

    (*) Bendita sea la Excelsa Madre de Dios, María Santísima
    Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción
    Bendita sea su Gloriosa Asunción a los Cielos
    Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre
    Bendito sea su Corazón Inmaculado
    Bendita sea su Pureza Virginal
    Bendita sea su Divina Maternidad
    Bendita sea su Mediación Universal
    Benditos sean sus Dolores y Lágrimas
    Benditas sean las gracias con que el Señor la Coronó como Reina de Cielos y Tierra
    ¡Gloria a María Hija del Padre, Gloria a María Madre del Hijo, Gloria a María Esposa del Espíritu Santo!.

    (Desde el * se repite cinco veces, y al final se añade):

    Madre mía, te Amo por los que NO te Aman, te Alabo por los que te Blasfeman, me entrego a Ti por los que no quieren Reconocerte por Madre.



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