jueves, 30 de abril de 2015

ORACIÓN POR LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO (3)

Señor mío Jesucristo, Rey de la gloria, libra de las penas del Purgatorio a las almas de todos los fieles difuntos; líbralas de aquel lago de males y de dolor; líbralas de las garras del león, para que no sean confundidas en los abismos, ni precipitadas en las tinieblas, sino que el Príncipe de los Ángeles, San Miguel, las conduzca a la morada de aquella eterna luz, que prometiste en otro tiempo a Abraham y a su posteridad. Te ofrecemos, Señor, súplicas y sacrificio de alabanza; recíbelas por las almas de quienes hacemos conmemoración; hazlas pasar de la muerte a la vida. Amén.


ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD DE LOS ENFERMOS

Omnipotente y sempiterno Dios, salud eterna de los creyentes, acoge benignamente las plegarias que te hacemos por tus siervos enfermos, a favor de los cuales imploramos el auxilio de tu misericordia, para que, lograda la salud, te rindan acciones de gracias en tu Iglesia. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén. 

miércoles, 29 de abril de 2015

A TI (José Maury)

Cual de la selva lóbrega y sombría
la dulce soledad el ave adora;
o a la mañana plácida, la aurora;
o a la arboleda, el ruiseñor que pía.

Como ama el pez al mar, la luz al día,
la ola al océano, mugidora,
así te quiero, niña encantadora,
con ciega y eternal idolatría.

Tú eres mi porvenir más lisonjero,
mi ilusión, mi esperanza más querida...
¿Qué es el mundo sin ti? Fatal sendero

por donde vaga el alma entristecida...
Y es tanto, tanto lo que te quiero,
que diera por tu amor ¡hasta la vida!

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Señor Dios, Uno y Trino: dadnos continuamente vuestra gracia, vuestra caridad y la comunicación de Vos, para que en tiempo y eternidad os amemos y glorifiquemos. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, en una deidad por todos los siglos de los siglos. Amén.

martes, 28 de abril de 2015

HIMNO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

   Ya se aparta el sol ardiente,
y así, ¡oh luz perenne!, unida,
infunde un amor constante
a nuestras almas rendidas.
   En la aurora te alabamos
y también al mediodía,
suspirando por gozar,
en el cielo, de tu vista.
   Al Padre, al Hijo y a Ti,
Espíritu que das vida,
ahora y siempre se den
alabanzas infinitas. Amén.


lunes, 27 de abril de 2015

ORACIÓN AL EMPEZAR EL TRABAJO

Dios mío, asistidme en todas mis tareas, para que se encaminen a la gloria y alabanza vuestra. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

ORACIÓN PARA CUANDO SE HA COMETIDO ALGÚN PECADO

Dios mío, tened misericordia de mí, pobre pecador. Me pesa, Señor, de todo corazón, haberos ofendido, y os prometo ser, con vuestra gracia, más fiel en adelante, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos. 

domingo, 26 de abril de 2015

EN LA ACERA (F. Luque Muñoz)

  Para adorar de cerca su hermosura
trémulo de emoción detengo el paso...
¿Cruzará tan espléndida criatura,
indiferente, sin hacerme caso?

  Ya está cerca de mí, ya ansioso aspiro
el rico aroma que su raso emana,
ya silencioso vuela mi suspiro
a sus bermejos labios de gitana...

   ¡Ya pasa junto a mí!... ¡Ved qué momento!
Gimiendo leve, en ruda sacudida
a su garbo, traición del pavimento,
pierde pies mi gentil desconocida.

  Mi esfuerzo a socorrerla se apresura...
¡Y para siempre allí perdí la calma!
No cayó, no, sobre la piedra dura...
¡Cayó en mis brazos, y a sus pies mi alma!

HIMNO OFICIAL DE LOS JUEVES EUCARÍSTICOS

              Coro

¡Gloria al Rey! Rendid honor 
a la Majestad de Dios.
Los Jueves del Sacramento
con amante,
fiel, constante
y fervoroso ardimiento.

           Estrofas

En las horas de los Jueves
de tu tierna devoción,
¡oh Rey bueno!
¡Rey de amores
tus deudores
te damos adoración.
¡Gloria al Rey!
Rendid honor
al sacramentado amor.
     __________

En coros de amor formados
volaremos al altar
renovando en tus sagrarios
¡Dios amado!
la Cena Sacramental.
¡Gloria al Rey!
Rendid honor
al Sacramentado amor.
     __________

Venga pronto tu reinado
en las almas a triunfar:
y en fuego sacramentado
abrasado
el mundo se vea ya.
¡Gloria al Rey!
Rendid honor
al sacramentado amor.

   

sábado, 25 de abril de 2015

ROSARIO DE LOS NO NACIDOS


+ Levantar el rosario hacia el Cielo diciendo:
Reina Celestial, con este rosario enlazamos a todos los pecadores y todas las naciones a tu Inmaculado Corazón.

+ Hacer Señal de la Cruz: 
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

+ Recitar el Credo: 
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los Infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.


Después de cada misterio, recitar las siguientes jaculatorias:



+ GLORIA: Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

+ JACULATORIA DE FÁTIMA: Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

+ JACULATORIA POR LOS NO NACIDOS: ¡Jesús, protege y salva a los No Nacidos!



1) MISTERIOS GOZOSOS:



+ La Anunciación
María sintió confusión por el saludo del Ángel, sin embargo, se regocijó por cumplir la voluntad de Dios. Oremos para que los que estén cruzando por penas o dificultades por sus embarazos reciban la gracia de confiar en la voluntad de Dios. 

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias...

+ La Visitación
Juan el Bautista saltó de gozo en el vientre de su madre. Oramos para que la gente comprenda que el aborto no  trata sobre niños que "pueden" venir al mundo, sino sobre niños que ya están en el mundo, viviendo y creciendo en el vientre de sus madres y los cuales serán asesinados.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Natividad
Dios mismo nació como un niño. La grandeza de una persona no depende del tamaño, puesto que el Rey de Reyes recién nacido es un pequeño. Oremos para que la amenaza de aborto contra los no nacidos que no alcanzan tamaño adecuado sea eliminada.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Presentación
El Niño es presentado en el Templo porque el Niño pertenece a Dios. Los niños no le pertenecen ni a los padres ni a un gobierno. Ellos y todos nosotros, le pertenecemos a Dios.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ El Hallazgo de Jesús en el Templo
El Niño Jesús estaba lleno de sabiduría, porque Él es Dios. Oremos para que toda la gente pueda ver la sabiduría de sus enseñanzas sobre la dignidad de la vida, y podamos comprender que sus enseñanzas no son una opinión, sino que son verdad.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…



2) MISTERIOS DOLOROSOS



+ La Agonía en el Huerto
Oremos por las madres y padres que se encuentran en agonía por la tentación de abortar a un hijo. Que les den a ellos, la buena nueva de que existen alternativas al aborto, y que hagan uso de toda la asistencia que tienen a su disponibilidad.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Flagelación
Así como el Cuerpo de Cristo era desgarrado por los instrumentos de los que lo flagelaban, también los cuerpos de los niños en el vientre de sus madres, son desgarrados por los instrumentos de los abortistas. Oremos para que los abortistas se arrepientan por asesinar a los niños.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Coronación de Espinas
Jesús sufrió en silencio el dolor de las espinas que penetraban su cabeza. Oremos por las madres y padres de los niños abortados. Hay tantos que sufren la pena, el dolor y el arrepentimiento de haber tomado esa decisión que es irrevocable. Hay tantos que sufren en silencio, porque otros les dijeron que era lo normal y que no era gran cosa.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Cruz a Cuestas
Jesús no fue condenado por el poder de la gente malvada. Él fue condenado por el silencio de la gente buena. El silencio siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima. Oremos para que nosotros nunca guardemos silencio contra el aborto, sino que hablemos efectivamente para salvar a los niños de la muerte.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Crucifixión
Al meditar sobre la muerte de Cristo, recordemos las muchas mujeres que han muerto por causa de los supuestos "abortos seguros y legales". Pidamos perdón y misericordia por ellas. Que su muerte sea, para otras mujeres, la salvación, para que no cometan ese error trágico.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…



3) MISTERIOS GLORIOSOS



+ La Resurrección
¡Cristo ha resucitado! Por su Resurrección, Él ha destruido el poder de la muerte, y por ende el poder del aborto. El resultado de esta batalla por la vida ya ha sido decidido: ¡La vida es victoriosa! Oremos para que todos los que luchan por la vida puedan extender esta victoria a cada rincón de nuestra sociedad.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Ascensión
Al Ascender al Trono de Dios Padre, Cristo toma nuestra naturaleza humana, la cual nos fue dada en el vientre de nuestras madres, y la lleva hacia lo más alto del Cielo. Él nos demuestra que los seres humanos hemos sido creados para ser elevados al Cielo y no para ser descartados al fondo de los basureros. Oremos para que el mundo entero comprenda esta verdad y rechace el aborto.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ El Descenso del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es el defensor: Él ruega por nuestra causa, ya que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Oremos para que Él nos convierta en defensores de los niños que no pueden hablar o escribir, que no pueden votar ni protestar, ni tampoco orar.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Asunción
La Santísima Virgen María fue asunta en cuerpo y alma al Cielo porque ella es la Madre de Dios. Madre e Hijo son reunidos. La Asunción nos recuerda que ellos se pertenecen el uno al otro. Oremos para que la sociedad vea que no puede amar a las mujeres mientras matan a sus hijos, y no puede salvar a los niños si no ayuda a sus madres. Oremos para que la gente sea tocada de manera muy especial por la pregunta que propone el derecho a la vida "¿Por qué no podemos amarlos a ambos?"

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Coronación
Santa María es la Reina del Universo. Ella es la criatura más grande, segunda solo al mismo Dios. La Iglesia defiende la dignidad de la mujer. Oremos para que la gente comprenda que ser Pro vida significa ser Pro mujer, y que ser Pro mujer exige ser Pro vida.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…



4) MISTERIOS LUMINOSOS:



+ El Bautismo de Cristo en el Jordán
Cuando Jesús fue bautizado, la voz del Padre se escuchó decir: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.” Todos hemos sido llamados a ser hijos adoptivos de Dios por medio del bautismo. Oramos para que los niños en el vientre de sus madres sean protegidos, para que puedan nacer y ser bienvenidos a la comunidad cristiana por medio del bautismo.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ Cristo se da a conocer en las bodas de Caná
Jesús reveló su Gloria por medio del milagro en Caná. La pareja de recién casados es bendecida no sólo con vino, sino con la fe en Cristo. Oremos para que los matrimonios sean fortalecidos, enraizados en el Señor y abiertos al don de la nueva vida.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ Cristo proclama el Reino de Dios y llama a la conversión
“Arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva.” Oremos para que estas primeras palabras de Jesús en su ministerio público, puedan ser escuchadas por todos los que han cometido abortos. Que sepan que el Señor los llama a la conversión y que puedan experimentar un arrepentimiento de entrega a la vida.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…

+ La Transfiguración
Cristo es transformado en el Monte Tabor, los discípulos ven su Gloria. Que los ojos de todo el mundo sean transformados y que puedan ver en cada vida humana el reflejo de la Gloria del mismo Dios.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…


+ Jesús nos entrega la Eucaristía
“Éste es mi cuerpo, entregado por ustedes.” La Eucaristía nos enseña cómo vivir y cómo amar. Oremos para que los padres de familia, quienes sacrifican a los bebés por sus propios intereses, aprendan a hacerse a un lado para el propio bienestar de sus bebés.

Padre Nuestro... Diez veces el Ave María... Jaculatorias…







ORACIONES PARA DESPUÉS DEL ROSARIO



Ofrecemos las siguientes oraciones por las intenciones del Papa y las necesidades de la Iglesia.

Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te Salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto; en tus manos encomendamos nuestra fe para que la aumentes; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te Salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima durante el parto; en tus manos encomendamos nuestra esperanza para que la alientes; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te Salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto; en tus manos encomendamos nuestra caridad para que la inflames, nuestras almas para que las salves y nuestras necesidades para que las remedies; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen Concebida sin la culpa del pecado original.

Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, Vida, Dulzura y Esperanza nuestra. Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto Bendito de Tu vientre, Oh Clemente, Oh Piadosa, Oh Dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
________________________________________

Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a Ti en este día, ya que fuiste Tú la que dijiste "SÍ" a la vida. "Concebirás y darás a luz a un Hijo", dijo el ángel. Sin importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tú dijiste "SÍ". "Hágase en mí según tu palabra".

Santa María, oramos hoy por todas las madres que tienen miedo de ser madres. Oramos por todas las que se sienten amenazadas y abrumadas por sus embarazos. Intercede por ellas, para que Dios les conceda la gracia de poder decir "sí" y el valor de llevar a plenitud su embarazo. Que reciban la gracia de rechazar la falsa solución del aborto. Que puedan decir como Tú, "Hágase en mi según tu Palabra". Que puedan vivir y sentir la ayuda de todos los cristianos y sepan que la paz viene al hacer la voluntad de Dios.



LETANÍAS EN RESPUESTA AL ABORTO:



Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros

Cristo, óyenos. Cristo óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo escúchanos.


Ahora todos responden:................................TEN PIEDAD DE NOSOTROS,



Dios Padre, Creador del mundo...
Dios Hijo, por quien todo fue creado... 
Dios Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida...
Señor Jesús, Principio y Fin... 
Señor Jesús, Camino, Verdad, y Vida... 
Señor Jesús, Resurrección y Vida... 
Señor Jesús, Palabra Eterna de Vida... 
Señor Jesús, que moraste en el vientre de la Virgen María...
Señor Jesús, Tú que amas a los pobres y a los débiles...
Señor Jesús, Defensor de los indefensos... 
Señor Jesús, Pan de Vida...
Por cada pecado cometido en contra de la vida... 
Por el pecado del aborto... 
Por el asesinato diario de los niños inocentes... 
Por el derramamiento de sangre en toda nuestra nación...
Por el clamor silencioso de todos tus hijos... 
Por el asesinato de tus futuros discípulos... 
Por el abuso de las mujeres por el aborto... 
Por el silencio de tu gente... 
Por la indiferencia de tu gente... 
Por la cooperación de tu gente en esta tragedia...


Ahora todos responden:.............................SEÑOR, ATIENDE NUESTRA SÚPLICA.



Por nuestras hermanas y hermanos no nacidos que son asesinados por el aborto...
Por los hermanos y hermanas no nacidos en peligro de aborto... 
Por nuestros hermanos y hermanas que han sobrevivido al aborto...
Por las madres que han tenido abortos...
Por las madres que sufren la tentación de tener un aborto...
Por las madres que sienten la presión de tener un aborto... 
Por las madres que han rechazado el aborto...
Por los padres de los niños abortados...
Por las familias de los niños abortados...
Por las familias de los que han sido tentados por tener un aborto...
Por los abortistas...
Por los que asisten y cooperan con los abortos...
Por los doctores y las enfermeras, que puedan cultivar la vida...
Por los líderes de gobierno, que puedan defender la vida...
Por el clero, que puedan hablar a favor de la vida...
Por el movimiento Pro vida...
Por todos los que hablan, escriben y trabajan por eliminar el aborto...
Por todos los que ayudan a proveer alternativas al aborto...
Por todos los que promueven la adopción...
Por los grupos Pro vida nacionales y locales...
Por la unidad en el movimiento Pro vida...
Por el valor y la perseverancia del trabajo Pro vida...
Por los que sufren de rechazo y ridiculez por su posición a favor de la vida...
Por los que han sido detenidos por defender la vida... 
Por los que han sido maltratados y lastimados por defender la vida...
Por los profesionales de leyes...
Por los jueces y las cortes...
Por los policías...
Por los educadores...
Por los profesionales de los medios de comunicación...


Ahora todos responden:................................TE DAMOS GRACIAS SEÑOR.



En acción de gracias por los niños salvados del aborto...
En acción de gracias por las madres salvadas y sanadas del aborto...
En acción de gracias por los que antes apoyaban el aborto y ahora defienden la vida...
En acción de gracias por todos los que se oponen al aborto...
En acción de gracias por el llamado a ser parte del movimiento Pro vida...

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo...Sálvanos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo...Óyenos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo...Ten piedad y Misericordia de nosotros

Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Oh Virgen Gloriosa y Bendita! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Amén.

Oremos: Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de tu Hijo Jesucristo. Él venció el poder de la muerte por medio de su misterio pascual. Que todos los que se confiesan ser cristianos, promuevan la santidad de la vida y que te sirvan fielmente, por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



ORACIONES PARA NIÑOS AL ACOSTARSE Y AL LEVANTARSE

AL ACOSTARSE

Con Dios me acuesto, con Dios me levanto, con la Virgen María y el Espíritu Santo. Niño Jesús, a acostarme voy; si me duermo, veladme; si me muero, perdonadme. Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me dejes solo ni de noche ni de día. Jesusito de mi vida, eres niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón. Y te pido por mi papá y por mi mamá, para que les des salud y suerte, y por ___________ (se nombran familiares difuntos), que estén en el Cielo. Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

AL LEVANTARSE

Gracias te doy, gran Señor, bendigo tu gran poder, que con el alma en el cuerpo me has dejado amanecer. Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me dejes solo, ni de noche ni de día. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

ORACIÓN AL ACOSTARSE (1)

Padre mío, ahora que las voces se silenciaron y los clamores se apagaron, aquí al pie de la cama mi alma se eleva hasta Ti para decirte: creo en Ti, espero en Ti, te amo con todas mis fuerzas. Gloria a ti, Señor.
Deposito en tus manos la fatiga y la lucha, las alegrías y desencantos de este día que quedó atrás. Si los nervios me traicionaron, si los impulsos egoístas me dominaron, si di entrada al rencor o a la tristeza, ¡perdón, Señor! Ten piedad de mí.
Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas, si me deje llevar por la impaciencia, si fui espina para alguien, ¡perdón Señor! No quiero esta noche entregarme al sueño sin sentir sobre mi alma la seguridad de tu misericordia, tu dulce misericordia enteramente gratuita, Señor.
Te doy gracias, Padre mio, porque has sido la sombra fresca que me ha cobijado durante todo este día. Te doy gracias porque invisible, cariñoso, envolvente, me has cuidado como una madre, a lo largo de estas horas.
Señor, a mi alrededor ya todo es silencio y calma. Envía al ángel de la paz a esta casa. Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones, inunda mi ser de silencio y serenidad.
Vela sobre mí, Padre querido, mientras me entrego confiado al sueño, como un niño que duerme feliz en tus brazos.
En tu nombre, Señor, descansaré tranquilo. Así sea.





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ORACIÓN A LA REINA DE LOS ÁNGELES

   Esta oración fue dictada por la propia Virgen al padre Cestac el 13 de enero de 1863 para combatir y derrotar a las potencias del infierno.
   
      ¡Oh Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles!
Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones para que, bajo vuestras ordenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo. ¿Quién como Dios? Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre! Vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! Enviad los Santos Ángeles para defendernos y apartar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo. Amén.

jueves, 23 de abril de 2015

ORACIÓN DE PÍO XII EN LA FIESTA DE LA REALEZA DE MARÍA

   El día 1 de noviembre de 1954, como uno de los principales actos del Año Mariano, el Papa Pío XII instituyó la fiesta de la Realeza de María en el día 31 de mayo, para la cual compuso la siguiente oración, que él mismo rezó en la basílica vaticana.
   Desde lo hondo de esta tierra de lágrimas , en que la humanidad, dolorida, se arrastra trabajosamente; en medio de las olas de este nuestro mar perennemente agitado por los vientos de las pasiones, elevamos los ojos a Vos, ¡oh María, Madre amadísima!, para reanimarnos contemplando vuestra gloria y para saludaros como Reina y Señora de los cielos y de la tierra, como Reina y Señora nuestra. Con legítimo orgullo de hijos queremos exaltar esta vuestra realeza y reconocerla como debida a la suma excelencia de todo vuestro ser, dulcísima y verdadera Madre de Aquel que es Rey por derecho propio, por herencia, por conquista.
   Reinad, Madre y Señora, señalándome el camino de la santidad, dirigiéndome y asistiéndome, a fin de que nunca nos apartemos de él. Lo mismo que ejercitáis en lo alto del cielo vuestra primacía sobre las milicias angélicas, que os aclaman por Soberana suya; sobre las legiones de los Santos, que se deleitan con la contemplación de vuestra fúlgida belleza, así reinad también sobre todo el género humano, particularmente abriendo las sendas de la fe en cuantos no conocen todavía a vuestro Divino Hijo.
   Reinad sobre la Iglesia, que profesa y celebra vuestro suave dominio y acude a Vos como a refugio seguro en medio de las adversidades de nuestro tiempo. Pero reinad especialmente sobre aquella parte de la Iglesia que está perseguida y oprimida, dándole fortaleza para no ceder a injustas presiones, luz para no caer en las asechanzas del enemigo, firmeza para resistir a los ataques manifiestos, y en todo momento fidelidad inquebrantable a vuestro reino.
   Reinad sobre las inteligencias, a fin de que busquen solamente la verdad; sobre las voluntades, a fin de que persigan solamente el bien; sobre los corazones, a fin de que amen únicamente lo que Vos misma amáis.
   Reinad sobre los individuos y sobre las familias, al igual que sobre las sociedades y naciones; sobre las asambleas de los poderosos, sobre los consejos de los sabios, lo mismo que sobre las sencillas aspiraciones de los humildes. Reinad en las calles y en las plazas, en las ciudades y en las aldeas, en los valles y en las montañas, en el aire, en la tierra y en el mar; y acoged la piadosa oración de cuantos saben que vuestro reino es reino de misericordia, donde toda súplica encuentra acogida, todo dolor consuelo, alivio toda desgracia, salud toda enfermedad, y donde, como a una simple señal de vuestras manos suavísimas, de la muerte misma surge la vida.
   Obtenednos que quienes ahora os aclaman en todas partes del mundo y os reconocen por Reina y Señora, un día puedan en el cielo gozar de la plenitud de vuestro reino, en la visión de vuestro Divino Hijo, el cual, con el Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Así sea.

miércoles, 22 de abril de 2015

CLAVOS EN LA VALLA

   Érase una vez un chico con mal carácter. Su padre le dio un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la valla del jardín cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien. 
   El primer día clavó treinta y siete clavos. Sin embargo, durante las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la valla. Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos. Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ni un solo clavo. Entonces fue a ver a su padre para explicárselo.
   Su padre le dijo que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la valla. 
   El padre condujo a su hijo hasta la valla y le dijo:
   - Hijo mío, te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la valla. Aunque lo desees con toda tu alma, ya nunca será como antes, porque cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva, le dejas una herida como esta. Puedes clavar una navaja a un hombre y después retirarla, pero siempre quedará la herida. No importan las veces que pidas perdón, la herida permanecerá. Una herida provocada con la palabra hace tanto daño como una herida física. Los amigos son joyas raras de encontrar. Están listos para escucharte cuando tienes necesidad, te sostienen y te abren su corazón. Enseña a tus amigos y a tu familia cómo los quieres y ellos te perdonarán, pero debes controlar tu mal carácter.

ORACIÓN DEL BUEN HUMOR (Santo Tomás Moro)

Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario
para mantenerla.
Dame, Señor, un alma santa
que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro,
para que no se asuste ante el pecado,
sino que encuentre el modo
de poner las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca
el aburrimiento, las murmuraciones,
los suspiros y los lamentos
y no permitas que sufra excesivamente
por ese ser tan dominante
que se llama: YO
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia
de comprender las bromas,
para que conozca en la vida
un poco de alegría
y pueda comunicársela a los demás.
Así sea.

martes, 21 de abril de 2015

ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE HABER COMIDO

Os damos gracias, Señor, por este alimento y por los demás beneficios que nos habéis dispensado (Padrenuestro y Avemaría).

ORACIÓN AL SALIR DE CASA

Diríjame el Señor Todopoderoso por el camino de la paz y felicidad, y el Arcángel San Rafael me acompañe para que vuelva sin daño alguno de alma y cuerpo.

ORACIÓN PARA CADA HORA

   Te ofrezco, Señor, esta hora que comienza; sea para tu mayor gloria, santificación de mi alma y salvación de todos los pecadores.
   Ave María Purísima. Sin pecado concebida. Libradme, Madre mía, de todo pecado mortal en esta hora (Avemaría).

CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS CRISTIANAS A LA SAGRADA FAMILIA

   ¡Oh amabilísimo Jesús, Redentor nuestro, que habiendo bajado del cielo a la tierra para iluminar al mundo con tu ejemplo y doctrina, quisiste pasar oculto en la casa de Nazaret la mayor parte de tu vida mortal sujeto a María y a José y te dignaste consagrar aquella Familia que debía servir de modelo a todas las familias cristianas! Recibe y haz tuya esta familia que ahora se consagra enteramente a ti. Dígnate protegerla, custodiarla y confirmarla con tu santo temor; dándole la paz y la concordia de la caridad cristiana, a fin de que, imitando los ejemplos de tu casita de Nazaret, alcancen todos la vida eterna.
   ¡Oh María, Madre santísima de Jesucristo y Madre nuestra! Dígnate interponer tu piedad y clemencia para que reciba Jesús esta nuestra consagración, y nos prodigue sus favores y bendiciones.
   ¡Oh José santísimo, guardián de Jesús y de María! Socórrenos en todas nuestras necesidades de cuerpo y alma, para que contigo y la bienaventurada Virgen María podamos alabar y bendecir eternamente agradecidos al divino Redentor Jesucristo.



lunes, 20 de abril de 2015

PLEGARIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

¡Oh Corazón de María!, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores: yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos, en quien el Señor ha puesto todo el tesoro de sus bondades, con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros: ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma: ¡Oh Corazón de María, sed la salvación mía!
Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia: ¡Oh Corazón de María, sed la salvación mía!
En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso de que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos: ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y a ampararla; y entonces, ahora y siempre: ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Estas gracias espero alcanzar de Vos, ¡oh Corazón amantísimo de mi Madre!, a fin de que pueda veros, y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

domingo, 19 de abril de 2015

ORACIÓN DE LA MAÑANA (1)

Señor Dios omnipotente que me has hecho llegar al principio de este día, fortaléceme hoy con tu virtud para que no caiga en pecado alguno: antes todas mis palabras, obras y pensamientos se dirijan a obrar tu santa ley. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en unión del Espíritu Santo, siendo Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

sábado, 18 de abril de 2015

TESTIMONIO DEL SR. ABAD DELORT, ACERCA DEL PRODIGIO ACONTECIDO EN LA CAPILLA DE LORETO EL 3 DE FEBRERO DE 1822

   Yo el abajo signado, antiguo Ecónomo de la Parroquia de Bari y sacerdote adscrito a la de Santa Eulalia de Burdeos, sin otra intención que la de conformarme con la voluntad de Dios, publicando el favor que S.M. se ha dignado hacer en la casa de las señoras de Loreto, y siendo yo mismo, a pesar de mi indignidad, testigo del prodigio, aseguro y declaro en presencia de mi Dios la verdad de los hechos contenidos en la presente declaración.
   No pudiendo el Sr. Abad-Noaîlles, superior del Instituto de Loreto, dar a la comunidad la bendición con el Santísimo Sacramento, me rogó le sustituyese; fui en efecto a la casa de las señoras, el día 3 de este mes, domingo de septuagésima, a las cuatro y media de la tarde. Apenas llegué y preparándome para dar la bendición, expuse el Santísimo Sacramento, mas apenas hice la primera incensación, habiendo elevado a mi vista a la custodia, no vi las especies sacramentales que yo en ella había puesto, sino que en lugar de las apariencias bajo las cuales el Señor se digna ocultarse, yo mismo vi en el centro del círculo que le sirve de término, como un busto de una persona viva; su rostro era muy blanco y representaba como treinta años, estaba rodeado de una trenza de color rojo oscuro, y de tiempo en tiempo se inclinaba a la derecha, a la izquierda y hacia adelante. Asombrado de este prodigio y no queriendo dar asenso a mis propios ojos, me figuré desde luego que era una ilusión, pero el milagro continuaba y yo podía continuar en esta incertidumbre; hice se llegara a mí el acólito que tenía el incensario y le pregunté si veía algo de particular, a lo que me respondió que veía, y antes había visto el mismo milagro que yo; le obligué que se lo hiciese saber a la superiora, habló a la sacristana, la cual absorta por los sentimientos que este espectáculo inspiraba y admirada de él, no pudo desempeñar la obligación que le estaba confiada. Yo anonadado y postrado en tierra no levantaba mis ojos sino para anonadarme más y más en la presencia del Señor y derramaba lágrimas de alegría, de reconocimiento y confusión. Duró el prodigio mientras el Domine salvum me fac: las oraciones y el cántico, y luego que se hubo este concluido, subí al altar y sin saber cómo (pues no me doy cuenta de cómo tuve valor en tal momento), tomé en mis manos el ostensorio, y di la bendición, considerando siempre al Salvador a quien visiblemente tenía entre mis manos. Habiendo dado a las señoras de Loreto esta milagrosa bendición, que será siempre de eficaces y benéficos resultados para el establecimiento, dejé sobre el altar el ostensorio, mas después que le abrí no pude ver sino las especies sacramentales en que nuestro Señor acababa de ocultarse desde el momento en que di la bendición. Todo inmutado y derramando aún lágrimas de consuelo, salí de la capilla, admirado de la calma que se observó durante ese prodigio que duró tanto; pero yo atribuí esto al estado de confusión en que yo también me hallaba y a la incertidumbre que había de causarme espectáculo tan extraordinario que se creía ilusión. Apenas me hube hallado fuera de la capilla, cuando todas las personas que allí había me rodearon, preguntándome si había yo también observado el prodigio que a todos había admirado, y me dirigieron mil preguntas en este fin. Yo no supe decirles sino estas palabras: ya habéis visto a nuestro Salvador; singular favor es el que os ha concedido, haciéndoos recordar que está realmente con vosotros, y para obligaros a amarle cada vez más, y a practicar las virtudes que os han conseguido tan extraordinario favor.
   Me retiré a mi casa, y en toda la noche no pude descansar, ni dejar de pensar en el prodigio de que acababa de ser testigo. Al siguiente día, lunes, fui a la parroquia de Santa Eulalia, y habiendo hallado al Sr. Abad-Noaîlles, le di parte así como a algunas otras personas, del milagro de que había sido testigo, a pesar de que me había resuelto a no decir nada a nadie, creyendo aplicables a mí las palabras de Jesucristo: Véase de no decirlo a nadie; mas el acólito que sirvió el incensario, y algunos extranjeros que estuvieron en la capilla de Loreto, dieron cuenta del suceso que habían visto como yo, y por esto me creí obligado a apoyar su testimonio. Unos han dado crédito a mi relato, otros me han calificado de visionario, sea lo que fuere ello, yo declaro lo que he visto y por decirlo así he tocado con mis propias manos, y aunque mi testimonio valga poco, me consideraría como el más ingrato y culpable de los hombres si dejaba de testificar la verdad.
   En testimonio de lo cual, Burdeos 5 de febrero de 1822.

                                        DELORT, SACERDOTE. 

                                      

jueves, 16 de abril de 2015

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA FAMILIA (VOL. I)


Catequesis sobre la familia

ADIÓS, MAMÁ

Hola, mamá.
Hoy he escuchado tu voz por primera vez y he golpeado tu vientre con mis pies. Nunca te he visto la cara, pero yo sé que es como tu voz: limpia y clara, torrente de luz y esperanza.

Gracias, mamá, a ti y al cielo, que me dejáis vivir aquí en tu seno, y luego nacer y quererte fuera como te quiero dentro.

¿Sabes, mamá? Hoy te oí otra vez,  discutías con alguien de ronca voz, y después llorabas por mí diciendo que yo sería un estorbo para los dos.

¿Que tal, mamá? Aquí estoy yo otra vez, te he escuchado de nuevo discutiendo con él pero sin llorar y empiezo a pensar que estáis de acuerdo y no naceré.

Quizás, mamá, tengas tú razón, tú sabes de estas cosas, has vivido y yo no. No voy a estorbar, te juro mamá que os querré por igual a los dos.

Creo mamá,  creo en Dios y en ti, pero he notado un pinchazo, me dolió y se que al fin ya no estorbaré, ya no te veré, bañado en sangre sé que me iré.

Adiós, mamá, rezaré por ti, desde aquí te perdono aunque nunca te vi. Me marcho mamá, la sangre me inunda... Sé que ya no podré hablarte más, más, más...


HIMNO A NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA

La llevo en mi pecho
porque prometiste

al que la portara
una gran bendición.
Tu santa medalla 

me acompaña siempre,
a Ti buena Madre

me entrego hoy.
Los rayos son tus gracias, Milagrosa,
que a todos tú derramas, Milagrosa,
y brotan de tus manos, Milagrosa,
acogen a tus hijos, Milagrosa.


El pueblo confiado a Ti clamó
tu gracia divina
y tu bendición.
Las doce estrellas,
los dos corazones,
la cruz y la M
son la redención.

Los rayos son tus gracias, Milagrosa
que a todos tú derramas, Milagrosa,
y brotan de tus manos, Milagrosa,
acogen a tus hijos, Milagrosa.

Oh María concebida sin pecado,

ruega por nosotros que acudimos a Ti.





miércoles, 15 de abril de 2015

ACTOS PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

1. ACTO DE ADORACIÓN

Adoro, Jesús mío, vuestra divina Persona, que reposa ya en mi pobre corazón.
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas escóndeme.
No permitas me separe de Ti.
Del maligno enemigo defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que en unión de tus Santos
Te alabe por los siglos de los siglos.

2. ACTO DE AMOR

¡Oh! ¡Cómo os amo, Jesús dulcísimo! Os tengo para siempre prendido de mi amor. Siento cómo vuestro corazón preciosísimo palpita dentro del mío.
Yo soy feliz. Abridme los tesoros de vuestro amor. Llenad mi alma de vuestras celestiales caricias. Y para que nunca pueda dejar de amaros, os doy mi corazón. Guardadlo, Jesús mío, para siempre, en el sagrario de vuestro amor.

3. ACTO DE OFRECIMIENTO

Os ofrezco, Jesús mío, mi cuerpo y mi alma, mi vida y corazón.
Os doy mis alegrías y tristezas, mis deseos y esperanzas y todos mis amores: mi familia y todas las personas que me son queridas. Tomadlas bajo vuestra protección, y haced que todos caminemos siempre por el camino del cielo.

4. ACTO DE PETICIÓN

Gracias os doy, Jesús mío, de esta gran merced que me hacéis de venir a mi pobre alma. Ya soy feliz. Mas Vos sabéis, Señor, lo que quiere mi corazón.
Os pido la dicha y la santidad para todos los miembros de mi querida familia; gracias y bendiciones para todos los que amo.
Quiero y amo todo lo que Vos queréis y amáis.
Os pido, sobre todo, que volváis mi vida y mi alma semejante a la vuestra. Y sea mi Comunión como la de los Ángeles, que dure para siempre. Amén.

lunes, 13 de abril de 2015

ACTOS PARA ANTES DE LA COMUNIÓN

1. ACTO DE FE

Creo firmemente que el cuerpo, sangre, corazón, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, están en la Sagrada Hostia, que voy a recibir.

2. ACTO DE ADORACIÓN

Os adoro, Jesús mío, y ante vuestro acatamiento os reconozco como mi Dios y Señor, Criador y Redentor mío. De la nada me habéis sacado, y para el cielo criado. Sed para mi alma el pan de vida, y volvedla hermosa y pura, para que pueda adoraros en la tierra como los ángeles en el cielo.

3. ACTO DE CONFIANZA

Confío, Señor, en vuestra misericordia, que borra todos los pecados; en vuestra santidad, que purifica mi alma; en vuestro amor, que os hace quedar en esta Sagrada Hostia, para que yo pueda recibiros. Vuestra voz dulcísima me llama al convite celestial. Alegre vengo a la Sagrada Mesa. Venid, Jesús mío; haced de mi corazón vuestro paraíso.

4. ACTO DE AMOR

Os amo, Bondad infinita, y deseo recibiros, para amaros sin cesar.
Oh Jesús de la Cuna, venid a mí; sea mi alma vuestro Belén.
Santidad de Jesús, sed mi pureza.
Belleza de Jesús, sed mi encanto.
Alma de Jesús, traedme al cielo.
Sangre de Jesús, dadme la vida.
Corazón de Jesús, dadme el amor.


LA LUZ DE UN BICENTENARIO (Elías Miguel)

En el bicentenario del nacimiento de don Bosco (1815-2015)

Ríen hoy los más pequeños,
como ríen los almendros
cuando Primavera llega
y ven cumplidos sus sueños.
Ríen también los mayores
y es sonrisa que, allá adentro,
en la enseñanza de Bosco
tiene su fuente y su centro.
Y, sobre todo, los jóvenes
ríen, porque su maestro
les señala un porvenir
jubiloso, aun con esfuerzo.
Todos hoy, por él unidos,
girando en el mundo entero,
ríen, cantan,juegan, rezan
y trabajan con su ejemplo.
Juan Bosco, bicentenario,
brilla en azul firmamento
y, a la luz de su figura,
el mundo parece nuevo.
Pues su doctrina de amor
y de templanza y esfuerzo
sigue perenne; y es faro
para un mundo que anda ciego.


domingo, 12 de abril de 2015

ORACIÓN POR LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO (2)

1. ¡Oh María Reina del Purgatorio!, os ruego por aquellas almas, por las cuales tengo o pueda tener alguna obligación, sea de caridad o de justicia (Avemaría + Requiem aeternam dona eis, Domine; et lux perpetua lucent eis).
2. ¡Oh María Reina del Purgatorio!, os ruego por las almas más abandonadas y olvidadas, por las cuales nadie ruega: ¡Vos, oh Madre!, que os acordáis de ellas, aplicadles los méritos de la Pasión de Jesús, vuestros méritos y los de los Santos, y encontrarán saludable refrigerio (Avemaría + Requiem aeternam dona eis, Domine; et lux perpetua lucent eis).
3. ¡Oh María Reina del Purgatorio!, os ruego de una manera especial por aquellas almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la Divina Justicia. Tened compasión de ellas, ya que no pueden merecer, sino solo padecer; abreviad sus penas y derramad sobre las mismas el bálsamo de vuestro consuelo (Avemaría + Requiem aeternam dona eis, Domine; et lux perpetua lucent eis).
4. ¡Oh María Reina del Purgatorio!, os ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel lugar de penas, para que vayan cuanto antes a cantar en vuestra compañía las eternas misericordias del Señor (Avemaría + Requiem aeternam dona eis, Domine; et lux perpetua lucent eis). 
5. ¡Oh María Reina del Purgatorio!, os ruego de un modo especial por aquellas almas que más padecen. Es verdad que todos sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos imaginarlas siquiera. Interceded por ellas, y Dios escuchará vuestra plegaria (Avemaría + Requiem aeternam dona eis, Domine; et lux perpetua lucent eis).

                                                         Oración final

¡Oh Virgen Santa!, os pido que, así como me acuerdo yo de las almas del Purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados. En Vos, ¡oh Madre!, pongo toda mi confianza de hijo y sé que no he de quedar defraudado. Amén.



sábado, 11 de abril de 2015

ORACIÓN DE PÍO XII PARA LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

Al definir el papa Pío XII el dogma de la Asunción de María Santísima en cuerpo y alma al cielo, compuso la siguiente oración, cuyo rezo se recomienda en esta fiesta para conmemorar el Misterio e implorar la protección de la Reina coronada.

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de los hombres!:

1. Creemos con todo el fervor de nuestra fe en tu Asunción triunfal en alma y cuerpo al cielo, donde eres aclamada Reina por todos los coros de los Ángeles y por toda la legión de los Santos: nos unimos a ellos para alabar y bendecir al Señor, que te ha ensalzado sobre todas las puras criaturas, y para ofrecerte los afectos de nuestra devoción y de nuestro amor (Avemaría y Gloria).

2. Sabemos que tu mirada, que acariciaba maternalmente la humanidad humilde y paciente de Jesús en la tierra, se sacia en el cielo con la vista de la humanidad gloriosa de la Sabiduría increada y que la alegría de tu alma al contemplar cara a cara a la Trinidad adorable hace palpitar tu Corazón con ternuras beatíficas: pobres pecadores, a quienes la pesadez del cuerpo entorpece el vuelo del alma, te suplicamos purifiques nuestros sentidos, para que ya desde ahora aprendamos a gustar a Dios, a Dios solo, en los encantos de las criaturas (Avemaría y Gloria).

3. Confiamos en que tus ojos misericordiosos se inclinan hacia nuestras miserias y nuestros dolores, hacia nuestros combates y nuestras debilidades; en que tus labios sonríen con nuestras alegrías y nuestras victorias; en que Tú oyes la voz de Jesús que te dice de cada uno de nosotros, como otra vez de su discípulo amado: "He aquí a tu hijo". Y nosotros, que te invocamos como Madre nuestra, como Juan, te tomamos por guía, fortaleza y consuelo en nuestra vida mortal (Avemaría y Gloria).

4. Tenemos la certeza de que tus ojos, que lloraron sobre la tierra regada por la sangre de Jesús, se vuelven aún hacia este mundo en presa con las guerras, con las persecuciones, con la opresión de los justos y de los débiles. Y entre las tinieblas de este valle de lágrimas esperamos de tu celestial mirada y dulce piedad alivio para las penas de nuestros corazones, para las pruebas de la Iglesia y de nuestra Patria (Avemaría y Gloria).

5. En fin, creemos que en la gloria, donde reinas vestida del sol y coronada de estrellas, eres, después de Jesús, el gozo y la alegría de todos los Ángeles y de todos los Santos. Y desde esta tierra, donde caminamos como peregrinos, confortados por la fe de la futura resurrección, miramos hacia Ti, nuestra vida, nuestra dulzura, nuestra esperanza; atráenos con la suavidad de tu voz para mostrarnos un día, después de nuestro destierro, a Jesús fruto de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! (Avemaría y Gloria).


viernes, 3 de abril de 2015

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE COMULGAR (Luis de Trelles)

Dios mío:
Yo te ofrezco esta Comunión por el alma de mis hermanos fallecidos en la Santa Iglesia Católica, nuestra madre común. Yo te la ofrezco recordando, venerando y aplicando los méritos infinitos y las virtudes inefables de esta Hostia santa, pura e inmaculada, que quiso ofrecerse en la Cruz por la salvación del linaje humano, abrasada en el amor más puro y desinteresado. Ve, Dios mío, ese fuego inextinguible que compensa infinitamente el fuego impuro que ardió en el pecho de nuestros hermanos difuntos. Te ofrezco, Señor, en su nombre todos y cada uno de los méritos incomparables de aquella inmolación perfectísima del Corazón Divino de Jesús en el árbol santo que nos dio fruto de redención; las virtudes de Jesús, como compensación de los vicios de los que allí sufren; el amor infinito de Dios Hijo a su Padre, por la tibieza y desamor de aquéllos; y las acciones perfectísimas todas de Jesús, por las imperfecciones todas inherentes a nuestra mísera humana condición. Te ofrezco también las virtudes eucarísticas por los pecados del mundo, de que fueron nuestros hermanos culpables; las aspiraciones fervorosas y elevadas de Jesús, por aquellas fragilidades y tibiezas de los pecadores fallecidos. Y sobre todo, te presentamos, Señor, el mérito sublime de esta esclarecida caridad que, después de entregar al Hijo de Dios vivo a sus verdugos en la pasión, lo trae a nuestros altares, y lo hace entregarse a nuestra Comunión, expuesto a los ultrajes que recibe en el tabernáculo, y a los de los malos cristianos que lo recibimos indignamente, admitiendo con perfectísimo conocimiento todas estas afrentas por el amor que nos tiene, y por tal de unirse a algunas pocas almas justas con las que se recrea su Divina Majestad de estar. Te ofrezco, Señor y Dios mío, la Sangre preciosísima de Jesús para extinguir y apagar el fuego voraz del purgatorio. Creo firmisimamente que una sola gota de esta purísima y divina Sangre es capaz de apagar aquel incendio, y de redimir y pagar por las almas benditas que allí padecen. Espero que pueda contribuir a ello mi pobre intención, que siento no sea mayor y mejor.
Y sobre todo, y para suplemento de todo, te ofrezco la caridad sobreexcelente y sublime que se anida en el Corazón de Jesús, que reside en el Sacramento Augusto de nuestros altares, como oferta y prenda suficiente a pagar la deuda que solventan en el purgatorio nuestros hermanos difuntos, especialmente aquellos que me estaban unidos por los vínculos de la sangre o del afecto; y de aquellos que estén más necesitados y que fueron más devotos del Sacramento del Altar, y más fervorosos en la recepción de su Divina Majestad. Uno a este acto, y a esta mi plegaria, la oración que sube del tabernáculo, y el espíritu de abnegación y de sacrificio con que el Señor se anonada en aquel sublime misterio de amor. Y reproduzco estas ofertas y manifestaciones una y mil veces, deseando repetirlas todos los días, a todas horas, y toda mi vida.
Admite, Dios mío, mi humilde súplica y mi indigna e imperfecta impetración, agregándola a la purísima oración que se alza a Dios, y que le presenta y ofrece con las manos levantadas al cielo, el sacerdote ante el excelso trono del Eterno Padre, que vive y reina con el Hijo y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos, amén.