viernes, 31 de julio de 2015

HIMNO A SAN IGNACIO DE LOYOLA

Fundador sois, Ignacio, y general de la Compañía Real que Jesús con su nombre distinguió. 
La legión del Loyola, con fiel corazón, sin temor enarbola la cruz por pendón.
Lance, lance a la lid, fiero Luzbel, a sus monstruos en tropel.
De Luzbel las legiones se ven ya marchar y sus negros pendones el sol enlutar.
Compañía de Jesús corre a la lid, a la lid. 
Del infierno la gente no apague su ardor que ilumina la frente de Ignacio el valor.
Ya voces escúchanse de tropas bélicas y el santo ejército sin tregua bátase y alce sus lábaros en la batalla campal.
Fiel presagio del lauro bélico y de la paz, del lauro y de la paz.



viernes, 17 de julio de 2015

ORACIONES PARA LA SAGRADA COMUNIÓN: AMOROSAS JACULATORIAS

    ¡Oh amor mío y dulce Jesús Sacramentado, arda mi corazón en vivos deseos de recibirte!
    ¡Oh amado Jesús de mi alma, dame un hambre y sed insaciable de unirme contigo con amor entrañable!
    ¡Oh dulce amor mío y vida única de mi vida, quién tuviera mil corazones para amarte como mereces!
    ¡Oh divino amante y blanco de mis amores!, ¿cómo no se derrite todo mi corazón en las llamas de tu ardentísima caridad?
    ¡Oh hermosura de la gloria, quién me diera que al menos te amara como te aman los Serafines y Querubines de tu corte celestial!
    ¡Oh perla divina y riquísima joya de mi pecho, quién tuviera el sagrado amor de tu purísima Madre para recibirte en mi alma!
    ¡Oh imán de los corazones, atrae el mío y haz que nunca jamás pueda ya separarse de Ti!
    ¡Ven, dulce esposo de mi alma, ven a consolarme y santificarme con tu adorable presencia!
    ¡Ven, Padre y Criador mío, ven a restaurar en mí la obra de tu mano omnipotente!
    ¡Ven, Redentor mío amorosísimo, ven a lavar mi alma con tu sangre preciosa y a adornarla con la hermosura de tu gracia!
    ¡Ven, Rey de los cielos, ven a darme en este divino Misterio la mejor prenda de tu eterna gloria!
    ¡Ven, Jesús dulcísimo y hermosísimo, ven a dar la paz a mi alma y a decirme que me amas a pesar de haberte ofendido tanto!
    ¡Ven, Jesús bellísimo y amabilísimo, que por Ti suspira mi corazón y solo en Ti halla su felicidad y su gloria!
    ¡Ven, alegría del Paraíso, y regala mi alma con tus celestiales deleites, para que me causen hastío todos los gustos de la tierra!
    ¡Tú eres el pan de los ángeles: confórtame para que pueda triunfar de todos mis enemigos!
    ¡Tú eres la luz y el Verbo divino del Padre, disipa con tu presencia todas las tinieblas de mi espíritu!
    ¡Tú eres el camino, la Verdad y la vida, ven y dame la mano para que jamás me aparte de Ti!
    ¡Ven, Jesús amable, Dios eterno, Dios inmenso, Dios omnipotente, Dios infinito, hecho hermano mío, sacrificado por mi amor y sacramentado para abrazarme!
    ¡Ven, Jesús divino, lumbre de mis ojos, hechizo de mi vida, único querido y dueño de mi alma, mi esperanza, mi corona y mi gloria!
    ¡Como la tierra árida y seca desea el rocío del cielo, así mi alma suspira por Ti!
    ¡Como el ciervo sediento desea las fuentes de las aguas, así mi alma tiene sed de Ti!
    ¡Como en el postrer instante de mi vida desearé la ererna bienaventuranza, así deseo ahora recibirte y hospedarte en mi corazón!
    
    Cuando el sacerdote abre el Sagrario se dirá el "Confiteor Deo" o "Yo pecador".   

LatínEspañol
Confiteor Deo omnipotenti,
beatae Mariae semper Virgini,
beato Michaeli Archangelo,
beato Ioanni Baptistae,
sanctis apostolis Petro et Paulo,
ómnibus Sanctis, et vobis, fratres;
quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere;
mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa.
Ideo precor beatam Mariam semper Virginem,
beatum Michaelem Archangelum,
beatum Ioannem Baptistam,
sanctos apostolos Petrum et Paulum,
omnes Sanctos, et vos, fratres,
orare pro me ad Dominum, Deum nostrum. Amen.
Yo, pecador me confieso a Dios todopoderoso,
a la bienaventurada siempre Virgen María,
al bienaventurado san Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan Bautista,
a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a vosotros, hermanos,
que pequé gravemente de pensamiento, palabra y obra;
por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa.
Por eso, ruego a Santa María siempre Virgen,
al bienaventurado san Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan Bautista,
a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a vosotros, hermanos,
que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.
    
   
    Cuando se vuelve con la sagrada Forma en la mano diciendo: "Este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo...", se dirá:

    Te adoro sagrada Hostia, pan vivo y alimento de los Ángeles, te adoro Salvador mío y en Ti creo, en Ti espero y a Ti te amo.
    Señor, yo no soy digno de que entres en mi pobre morada, pero basta que digas una palabra y mi alma quedará sana y salva.

miércoles, 15 de julio de 2015

ORACIONES PARA LA SAGRADA COMUNIÓN: AFECTOS PARA ANTES DE COMULGAR

    AFECTOS DE GRATITUD. Gracias y alabanzas te doy, Salvador y Señor mío, por todos los beneficios que has querido hacer a esta tan vil y miserable criatura. Sobre todo te las doy porque tienes por bien convidarme a tu sagrada Mesa y hacerme participante de Ti mismo y de los inestimables tesoros y méritos de tu sacratísima Pasión. ¡Oh Dios mío y Salvador mío! ¿Con qué te pagaré yo esta nueva misericordia?
    AFECTOS DE HUMILDAD. ¿Quién eres Tú, Señor mío, y quién soy yo, para que me atreva a llegar a Ti? ¿Qué cosa soy yo para que pueda recibir en mí a Dios, mi Hacedor? ¿Qué es de sí el hombre sino un vaso de corrupción, heredero del infierno, obrador de pecados, menospreciador de Dios, y una criatura inhábil para todo lo bueno y poderosa para todo lo malo? ¿Pues cómo una tan vil criatura osará llegar a un Dios de tan gran Majestad? Las estrellas no están limpias delante de tu acatamiento, las columnas del cielo tiemblan delante de Ti, los más altos Serafines encogen sus alas y se tienen por unos viles gusanillos en tu presencia, ¿pues cómo osará recibirte dentro de sí una tan vil y baja criatura? El Santo Bautista, santificado en las entrañas de su madre, no osa tocar tu cabeza, ni se halla digno de desatar la correa de tu calzado; el Príncipe de los Apóstoles da voces y dice: "Apártate, Señor, que soy hombre pecador". ¿Y osaré yo llegarme a Ti, yo, que tantas veces te he ofendido?
     AFECTOS DE ESPERANZA. Conozco, Señor, mi indignidad, y conozco tu gran misericordia. Esta es la que me da atrevimiento para llegarme a Ti, tal cual estoy: porque mientras más indigno fuere yo, más glorificado quedarás Tú en no desechar ni tener asco de tan sucia criatura. No desechas, Señor, a los pecadores, antes los llamas y los traes a Ti. Tú eres el que dijiste: "Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os aliviaré". Tú dijiste: "No tienen los sanos necesidad de médico, sino los enfermos; y no vine a buscar a los justos, sino a los pecadores". Pues yo, movido por tan piadoso llamamiento, vengo a Ti, con los resabios de mis pasadas culpas, para que me los quites, y trabajado con mis propias miserias y tentaciones, para que me des refrigerio. Vengo como enfermo al médico para que me sanes; y como pecador al Justo, fuente de justicia, para que me santifiques.
     AFECTOS DE PETICIÓN. Mas, ¿quién será digno de tales mercedes? ¿Quién será digno de tales misterios? Solo, Señor, tu misericordia nos hace dignos de tanto bien: y pues sin esta, nadie puede ser digno, ella sea, Dios mío, la que me favorezca, la que me haga participante de este misterio, y agradecido a este tan gran beneficio. Supla, pues, mis defectos tu gracia, perdone mis pecados tu misericordia, disponga mi alma tu espíritu, enriquezcan mi pobreza tus merecimientos, y lave más y más todas las manchas de mi vida tu sangre preciosa: para que así pueda dignamente recibir este venerable Sacramento.
     ¡Oh buen Jesús! Por aquel inestimable amor y caridad, que te hizo encarnar y morir por mí, humildemente te suplico me quieras limpiar de todos mis pecados, adornar con todas las virtudes y merecimientos y darme gracia para que reciba este Sacramento con aquella humildad y reverencia, con aquel temor y temblor, con aquel dolor y arrepentimiento de mis pecados, con aquel propósito de apartarme de ellos, y con aquel amor y caridad que conviene para tan alto misterio, y con el que se acercaban a él los santos que más te agradaron. 
     A ti, Reina de todos, invoco para recibir dignamente a tu mismo Hijo.
     Dame también, Señor, tal pureza de intención que reciba yo este misterio para gloria de tu Santo Nombre, para remedio de todas mis flaquezas y necesidades, para defenderme del enemigo con estas armas y para sustentarme en la vida espiritual con este manjar. Te ofrezco este Sacramento de amor por la salud de todos los fieles, así vivos como difuntos, para que todos sean ayudados con la virtud inestimable de este divino Sacramento, que por la salud de todos fue instituido. Amén. 

ORACIÓN AL CORAZÓN AGONIZANTE DE JESÚS, POR LAS MUCHÍSIMAS PERSONAS QUE AGONIZAN Y MUEREN CADA DÍA

     ¡Oh misericordiosísimo Jesús, abrasado en ardiente amor de las almas!, te suplico por las agonías de tu sacratísimo Corazón y por los dolores de tu inmaculada Madre que laves con tu sangre a todos los pecadores de la tierra que están ahora en la agonía y tienen que morir hoy. Amén.
     Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de los moribundos.

lunes, 6 de julio de 2015

CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

La coronilla de la Divina Misericordia es rezada, usando un Rosario común, de cinco decenas. La coronilla de la Divina Misericordia es precedida por dos oraciones de apertura, del diario de Santa Faustina y seguida por una oración final.

Cruz: haga la Señal de la Cruz
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

En la cuenta grande: Inicio (2 opcional Oraciones)
Expiraste Jesús, pero la fuente de la vida brotó para las almas y un océano de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh Fuente de Vida, Misericordia Divina inagotable, envuelve a todo el mundo y vacíate sobre nosotros.
Oh Sangre y Agua que brotaron del Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Jesús en ti confío.

1. Cuenta pequeña: Padre Nuestro 
Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén. 

2. Cuenta pequeña: Ave María
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

3. Cuenta pequeña: Credo
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra y en Jesucristo, su único Hijo, Señor Nuestro, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María la Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos y resucitó al tercer día, subió a los cielos, donde está sentado a la derecha del Padre y desde ahí vendrá con Gloria a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén

En las cinco cuentas grandes de cada decena: 
Padre Eterno, te ofrezco el cuerpo, sangre, alma y divinidad de tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En las 10 cuentas pequeñas de cada decena: 
Por su dolorosa pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.

Terminar con Santo Dios (Repetir 3 veces)
(Donde normalmente rezamos el “Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo…”)
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

Oración final (opcional)
Eterno Dios, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, Míranos compasivamente y aumenta tu misericordia en nosotros. Que en los momentos difíciles, no nos desesperemos, ni nos desalentemos, pero con gran confianza, nos sometamos a tu Santa Voluntad, que es el amor y la misericordia en sí misma. Amén.








HIMNO A LA VIRGEN DEL QUINCHE, PATRONA DE ECUADOR

Virgen bendecida del cielo,
Madre de amor y bondad,
Dios puso en ti la semilla,
oh Madre, Madre del Salvador.

Quiero ser alma pura y sencilla
como tú, y enséñame a amar.
Pues Dios siempre está con nosotros,
oh Madre, Madre del Salvador.

Hoy te canto a ti, oh Virgen María,
consuelo de este pecador;
hoy te canto a ti con toda mi alma,
con fe y con gran devoción.

Ruega por nosotros, por todos tus hijos;
ruega por la paz y el amor de este mundo.
Te canto, oh Virgen del Quinche,
ruega por nuestro Ecuador.



viernes, 3 de julio de 2015

HIMNO A LA VIRGEN DE COPACABANA (BOLIVIA)

De muy lejos vengo a verte
a pedirte protección,
Virgen de Copacabana,
Patrona de mi nación.

Escucha todos mis ruegos
y dame tu perdón,
Virgencita milagrosa,
Patrona de mi nación.

Y si lejos de ti
yo me encuentro otra vez,
no dejes que yo me muera
sin volverte a ver.

A tus plantas yo me rindo
con toda devoción,
Virgen de Copacabana,
Patrona de mi nación.

Te entrego toda mi alma,
te entrego mi corazón,
Virgencita milagrosa,
Patrona de mi nación.

Y si lejos de ti
yo me encuentro otra vez,
no dejes que yo me muera
sin volverte a ver.

    

jueves, 2 de julio de 2015

HIMNO A LA VIRGEN DE URKUPIÑA (BOLIVIA)

Virgen de Urkupiña,
recibe mi ofrenda,
es la voz del alma
que llora y canta.

Rayo de esperanza,
venga a nos tu lumbre,
signo de bonanza
de paz y de amor.

Cómo no mirarte,
cómo no implorarte,
sabiendo Maria
que eres mi Madre.

Somos peregrinos
de lejanas tierras,
llegamos cargados
de hondas penas.

Reina de los valles,
deliquio de añores,
venga a nos tu reino
de plácida paz.

Antes de dejarte
queremos decirte:
vive con nosotros
por siempre jamás.

Bendícenos, Madre,
oye nuestros loores,
báñanos de gracia
en vida y muerte.