jueves, 9 de enero de 2025

JUEVES DESPUÉS DE EPIFANÍA C


Buenos días. Nuestro ejemplo y modelo de vida es Cristo, que nos ama, y amándonos se queda con nosotros, pero ¿nosotros queremos que se quede? Él viene a nuestro encuentro, como en el evangelio de hoy: cuando el viento es contrario y nos cansamos de remar, cuando nos enfrentamos al mundo, Él nos dice: “Ánimo, soy yo, no tengáis miedo“. Pero eso significa que debemos amarlo y amarnos los unos a los otros, porque donde hay amor no hay miedo, donde hay amor está Dios. Seamos buenos y confiemos siempre en Dios.



Texto del Evangelio (Mc 6, 45-52): Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús enseguida dio prisa a sus discípulos para subir a la barca e ir por delante hacia Betsaida, mientras Él despedía a la gente. Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y Él, solo, en tierra. Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero Él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Ánimo!, que soy yo, no temáis!». Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos, pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.




"Ánimo, soy yo, no tengáis miedo" (Mc 6, 45-52)

Señor Jesús ¡qué bueno escucharte decirnos eso de que eres Tú y de que no tengamos miedo! ¡Hay tantas situaciones que nos asustan y nos quitan la paz! ¡Tantas veces creemos que caminamos solos y que tu amistad, en el fondo, quizás es demasiado para nosotros! 

Gracias, Señor Jesús, una mañana más, por recordarnos que estás siempre, incluso cuando no te buscamos o cuando pensamos que no te necesitamos. Gracias por tu amistad sin condiciones. Gracias por tu presencia siempre discreta y acompañante. Gracias por hacernos sentir que somos hijas e hijos tuyos. 

Que hoy pases a nuestro lado, te sintamos y escuchemos ese "no tengáis miedo". Sé Tú nuestro refugio y nuestro mejor abrazo. 

Así te lo pido. Así sea.







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