lunes, 13 de enero de 2025

LUNES I TIEMPO ORDINARIO C


Buenos días. Comenzamos hoy el Tiempo Ordinario con el Evangelio de san Marcos, que muestra a Jesús en Galilea predicando la conversión para el perdón de los pecados. Por eso escoge a los primeros apóstoles: Simón (Pedro) y su hermano Andrés y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y los invita a seguir con su trabajo, ser pescadores, pero con un nuevo espíritu, ser pescadores “de hombres”.  Escuchemos la invitación de Cristo, que no nos llama a dejar lo que hacemos, sino a darle una nueva vida donde transmitamos a Dios en lo cotidiano. Seamos buenos y confiemos siempre en Dios.


Texto del Evangelio (Mc 1, 14-20): Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.



"Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 14-20)

Señor Jesús, volvemos a la vida cotidiana, al tiempo ordinario, a la bendita rutina. Gracias por estos días de Navidad, gracias por tu Palabra y por habernos hecho partícipes de tu llegada, de lo que provocaste en aquellos a los que se anunció tu venida, de los que fueron a presentarte sus regalos, y de tu bautismo.

Señor Jesús, y en este inicio de la normalidad y de los ritmos en los que somos y estamos llamados a ser tus testigos, lo primero que nos dices es de capital importancia acogerlo, pensarlo internamente y mirar de ponerlo en práctica: convertirnos y creer en el Evangelio. ¡Ahí es nada!

Señor Jesús, nosotros solos no podemos convertirnos, necesitamos de tu compañía, de tu ejemplo, de tu presencia y de tu misericordia. Haz que sintamos bien dentro de nosotros que necesitamos cambiar profundamente. Convierte Tú nuestro modo de proceder, nuestros criterios, nuestras prácticas y nuestras actitudes. Haz que te dejemos hacer en nosotros.

Señor Jesús, nos gustaría activar nuestro ser bautizados. Y creer en el Evangelio y hacerlo sin glosas y sin interpretaciones interesadas y adaptadas a nuestras mediocridades. Al inicio de este nuevo tiempo litúrgico , danos fe. Fortalece nuestra fe. Compromete nuestra fe. Siempre, peregrinos de la esperanza. 

Así te lo pido. Así sea.




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