Señor, Dios nuestro, que inspiraste a santa Inés de Praga la renuncia a las glorias de este mundo y la condujiste por el camino de la cruz hacia la meta de la perfección evangélica; te suplicamos que, siguiendo su ejemplo, antepongamos a los bienes pasajeros los valores eternos de tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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