Buenos días. Feliz lunes de Pascua. El evangelio de Juan advierte de la dificultad de predicar a Cristo que sufrirán sus seguidores y de que toda esa persecución merecerá la pena, porque mantenernos firmes en la Verdad y no renunciar a nuestra fe, es lo que dará credibilidad al mensaje De Dios y así ayudamos a muchos a creer, como el caso de la primera lectura. Es el Espíritu Santo quien lleva a los apóstoles por todo ese viaje para llegar a encontrarse con gente que abre su corazón a Dios, como Lidia, que se convierte ella y toda su familia y así el Espíritu Santo actúa, tocando el corazón de los que se abren a la acción De Dios. Abramos nuestros corazones y creamos que el Espíritu Santo nos ayuda y nos guía para que muchos descubran a Dios. Sed buenos y creed en Dios que Ama a su pueblo y no nos deja huérfanos.
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1ª Lectura (Hch 16, 11-15): Nos hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa».
Salmo responsorial: 149
R/. El Señor ama a su pueblo.
Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca. Es un honor para todos sus fieles.
Versículo antes del Evangelio (Jn 15, 26.27): Aleluya. El Espíritu de verdad daré testimonio de mí, dice el Señor; y vosotros daréis testimonio. Aleluya.
Texto del Evangelio (Jn 15, 26—16,4): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho».
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