miércoles, 4 de junio de 2025

EPITAFIO PARA LA SOMBRA DE UNA MUCHACHA (Carlos Murciano)


¿Qué mirlo ciego puso en tus oídos,
muchacha que no he visto nunca, sombra
de soledad, su silbo lastimado?

¿Qué esquina te ocultó, qué larga calle
hacia después te fue alejando, haciendo
niebla, bulto en la vista, doloroso
borrón de musgo, cántaro de olvidos?

¿Qué brazo fue ciñendo tu cintura
cimbreal y distinta, di, qué boca
sorbió tu aliento de hembra sometida,
por vez primera dulce y entregada?

Muchacha que no quise nunca, sombra 
de soledad, ¿qué puma abrió tu cuello 
de un zarpazo, y adónde fue tu sangre, 
garza, cimbel, celeste criatura?

¿Qué perro te lamió las manos, qué 
borbotón de agua fresca fue apagando 
tu última sed, qué hierba con rocío 
soportó tu cansancio, qué pañuelo 
tu lágrima, qué pecho tu agonía?

Aquí reposa ya tu sombra sola,
-tu cuerpo no, que nunca lo tuviste-.
Tierra para una sombra de muchacha
es siempre mucha tierra, cielo y aire 
guarden tu levedad, tu ingrave peso.
Y qué jamás se escriba tu epitafio. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario