sábado, 14 de junio de 2025

SÁBADO X TIEMPO ORDINARIO C


Buenos días. Hoy sábado por la mañana, la Iglesia nos propone, en la lectura continuada de la Palabra diaria, que descubramos lo más importante de nuestra vida de cristianos: el amor, la caridad que Cristo nos ha regalado con su entrega amorosa en la Cruz. Desde aquí, tenemos que comprender que si respondemos a la llamada de Dios, nuestro Sí debe ser coherente, auténtico y debe estar a la altura del amor que Dios tiene por mí. Un Dios que nos devuelve amor, a pesar de nuestro odio, que se compadece de nuestras faltas siempre, y nos prepara para llegar al Cielo. ¿Como respondemos nosotros a su gran misericordia? Seamos buenos y confiemos en Dios, que rescata nuestra vida de la fosa y nos colma de gracia y bendición, si decimos SÍ.



1ª Lectura (2Cor 5, 14-21): Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo-, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no habla pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.


Salmo responsorial: 102

R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo.

Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.


Versículo antes del Evangelio (Sal 118, 36.29): Aleluya. Inclina, Dios mío, mi corazón a tus preceptos y dame la gracia de cumplir tu voluntad. Aleluya.



Texto del Evangelio (Mt 5, 33-37): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: ‘No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos’. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno».







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