Gracias a Dios que te veo
sonreír, libre de penas,
y, el corazón en la mano,
ofrecerlo a quien lo quiera.
sonreír, libre de penas,
y, el corazón en la mano,
ofrecerlo a quien lo quiera.
Déjame decir al mundo
que aún hay ventura en la Tierra:
ya que no tengo alegrías,
quiero cantar las ajenas.
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