Fuerza en el alma y paz en la conciencia.
jueves, 26 de junio de 2025
miércoles, 25 de junio de 2025
ORACIÓN E HIMNO A SANTA OROSIA
ORACIÓN
Santísima virgen y mártir santa Orosia, a tus manos encomendamos nuestros corazones, ofreciéndolos a nuestro Señor contritos y humillados. Tú, que sufriste martirio por defender tu fe, alcánzanos la gracia de ser fieles a Cristo en medio de las pruebas y dificultades de esta vida. Te pedimos que intercedas por nosotros ante Dios para que nos conceda la fortaleza necesaria para perseverar en la virtud, para que nos libres de las tentaciones y peligros que nos acechan, y para que nos guíes por el camino de la salvación. Amén.
HIMNO
Santa Orosia tan pura y tan bella / de tus gracias venimos en pos / te alabamos dulce doncella / qué martirios sufriste, por Dios. / De país extranjero llegaste / y sintiendo un divino placer / en el monte de Yebra entregaste / tu vida por la fe. / Todos los pechos aragoneses / los jacetanos y montañeses / a Orosia aclaman con frenesí / para ofrecerte tu pleitesía / para decirte, patrona mía, / que sus alientos son para ti.
Santa Orosia, tan pura y tan bella [bis]
Eres, Orosia, rosa de oro / en el tesoro espiritual / tu amor del cielo que en el pecho inflama / nos guía y llama desde la corte celestial. / Que el dulce brillo de tu mirada / sea promesa de mi redención / bella princesa, tierna abogada / te alaba siempre mi corazón. / Bella princesa, tierna abogada… [bis].
Himno elaborado en los años 40 por Francisco Quintilla Aramendía, letra, y Manuel Gállego Nasarre, música.
ESPERANDO (J. J. Benítez)
mi amor son estrellas prisioneras.
Esperando un gesto de tus ojos,
mi amor es eco.
Un eco sin retorno,
mudo.
En la espera,
frente a la mar,
sufro como la boya solitaria.
Esperando, has pasado junto a mí,
pero sólo eres estela cimbreante.
En la espera,
tu sonrisa ha escapado,
aleteando hacia los que no esperan.
Esperando,
no he sabido mecerte en la corriente de mi amor.
Esperando,
mi vida es ya sólo un contraluz.
MIÉRCOLES XII TIEMPO ORDINARIO C
Buenos días. Feliz miércoles. Nos advierte Jesús sobre los falsos profetas. Ayer celebramos al último de los profetas que anuncia la Salvación y bautiza al Señor, santificando nuestro bautismo y convirtiéndonos en profetas. Pero cuidado, porque ser profetas no es anunciarnos a nosotros, sino a Cristo, que nos ha prometido que estaremos siempre con Él. Por eso advierte contra los falsos profetas que no dan frutos buenos. Los cristianos debemos dar testimonio y nuestros frutos han de ser buenos (miremos a cuantos hermanos nuestros dan su vida por los demás). Pero para poder dar frutos de Dios tenemos que tener una fe firme como la de Abraham, que a pesar del miedo y la duda, salió de su tierra y confió en la promesa de Dios, que le concedió ser padre de una muchedumbre. Si queremos dar buenos frutos pidamos al Señor fe firme. Seamos buenos y confiemos en Dios, que se acuerda de su alianza eternamente para los que cumplen sus mandamientos.
1ª Lectura (Gén 15, 1-12.17-18): En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: «No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante». Abrán contestó: «Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?». Y añadió: «No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará». La palabra del Señor le respondió: «No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas». Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes». Y añadió: «Así será tu descendencia». Abran creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra». Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?». Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón». Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates».
Salmo responsorial: 104
R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas.
Gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, Él gobierna toda la Tierra.
Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac.
Versículo antes del Evangelio (Jn 15, 4.5): Aleluya. Permaneced en mí y yo en vosotros, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mt 7, 15-20): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis».
HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (215)
mal y bien, esperanza y desaliento,
antídoto y veneno a un tiempo mismo,
odio y pasión, deleite y sufrimiento.
CANTAR DEL PUEBLO 144 (AUGUSTO FERRÁN)
y en la casita de al lado,
viven mi novia y mi madre,
mi perdición y mi amparo.
martes, 24 de junio de 2025
SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
Buenos días. Feliz día de san Juan. Escuchamos un relato milagroso como el del nacimiento de Cristo. Juan crece en sabiduría y en espíritu del Señor y está apartado en el desierto hasta que prepare el camino de la salvación. Los paisanos de Isabel y Zacarías se quedan admirados por los acontecimientos y porque sienten que la mano del Señor está con él. Todos los cristianos estamos llamados a ser profetas que anuncien la salvación; Juan no sólo va a proclamar al Salvador sino que lo va a bautizar, el gesto que significa que Cristo se somete a la voluntad de Dios poniéndose en la fila de los pecadores, contando como uno más, para asumir los pecados y salvarnos. Será la palabra que anuncia en medio del desierto la esperanza, la salvación, la vida. Demos hoy gracias a Dios porque nos ha escogido como profetas suyos para transmitir al mundo las maravillas del Señor. Seamos buenos y confiemos en Dios, que nos preparó desde el vientre materno y conoce nuestro ser y nuestros pensamientos. Y no le pongamos excusas.
1ª Lectura (Is 49, 1-6): Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso». Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel —tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza—: «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».
Salmo responsorial: 138
R/. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.
Señor, Tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma.
No desconocías mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra.
2ª Lectura (Hch 13, 22-26): En aquellos días, dijo Pablo: «Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: ‘Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos’. Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: ‘Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias’. Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación».
Versículo antes del Evangelio (Lc 1, 76): Aleluya. Tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo; irás delante del Señor para preparar sus caminos. Aleluya.
CANTAR DEL PUEBLO 143 (AUGUSTO FERRÁN)
triste noche, alegre sol;
cuanto en el mundo contemplas
con alegría o dolor;
todo, si me quieres bien,
me atrevo a dártelo yo...
pues de todo llevo un poco
dentro de mi corazón.
lunes, 23 de junio de 2025
ORACIÓN DE SAN JOSÉ CAFASSO
LUNES XII TIEMPO ORDINARIO C
Buenos días. Feliz lunes. Hoy la Palabra de Dios nos invita a tener fe, como Abraham, y a no juzgar a nadie. Propuestas claras, pero difíciles. Abraham deja su casa, toma todo lo que le pertenece y se pone en marcha hacia la tierra de Canaan, tierra que Dios le dice que será su tierra. Y Abraham confía, no pregunta, sino que se pone en marcha. Si Dios le ha dicho que será su tierra, él confía. ¿Y nosotros? ¿Confiamos? ¿Creemos que las promesas de Dios se cumplen? ¿O más bien miramos a Dios y ponemos la mano en lo terrenal? Por eso, Jesús nos invita a no juzgar; esto también significa tener fe en Dios y su justicia. Pero, sin embargo, los hombres nos convertimos en sabios jueces que miran por encima del hombro a los demás, creemos que somos mejores y nos sentimos con derecho a decirle a los demás qué es lo que deben hacer. Jesús nos advierte: “Hipócrita, saca tu viga del ojo Y luego podrás decirle a tu hermano que tiene una mota”. Si confiásemos en Dios, si nuestra fe se pareciera a la de Abraham seríamos más felices, porque confiaríamos en su justicia divina que cumple sus promesas. Seamos buenos y confiemos en Dios, que sus ojos están puestos en los que lo aman de corazón para derramar sus bendiciones.
1ª Lectura (Gén 12, 1-9): En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo».
Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abran tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Harán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos.
El Señor se apareció a Abrán y le dijo: «A tu descendencia le daré esta tierra». Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Abrán se trasladó por etapas al Negueb.
Salmo responsorial: 32
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti.
Versículo antes del Evangelio (Heb 4, 12): Aleluya. La palabra de Dios es viva y eficaz, y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mt 7, 1-5): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano».
domingo, 22 de junio de 2025
SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
Buenos días. Feliz día del Corpus Christi. Día que los cristianos celebramos con alegría y esperanza, porque el Señor Jesús entregó su cuerpo y su sangre en la cruz, pero quiso realizarlo de una forma especial en la eucaristía, actualizando ese sacrificio tan grande para que su amor, su vida, su presencia se quedasen con nosotros como un alimento que nos une a Él y nos ayuda a ser santos. Por eso tenemos hoy el testimonio de la carta de san Pablo. que antes que los evangelios ya cuenta cómo se celebra la eucaristía. “Este es el Misterio de la fe”, dice el sacerdote, y todos respondemos: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”. Hemos leído el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Jesús hace el milagro y da a los apóstoles los panes para que los repartan entre todos; así hemos sido invitados todos los cristianos a recibir su cuerpo, pan de vida, para que también nosotros podamos llevarlo al mundo; ya se encarga Cristo por la acción del Espíritu Santo de multiplicarlo para que no le falte a nadie. No tengamos miedo como los apóstoles al principio, que querían despedir a la gente, sino que compartamos los dones qie Dios nos da y a nadie le faltará el alimento de salvación. Seamos buenos y confiemos en Dios, que es sacerdote eterno que presenta su cuerpo y sangre como el alimento de la vida eterna.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 14, 18-20
En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y le bendijo diciendo:
Y Abrán le dio el diezmo de todo.
Salmo 109, 1. 2. 3. 4 R/. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 11, 23-26
Hermanos:
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 11b-17
En aquel tiempo, Jesús hablaba a la gente del reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación.
Porque eran unos cinco mil hombres.
Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos.
Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.