martes, 26 de noviembre de 2024

MARTES XXXIV T.O. B


Buenos días. Llega el final del año litúrgico y el tiempo de recapitular qué hemos hecho con nuestra vida, cómo hemos amado, si hemos vivido la voluntad de Dios. Llega el tiempo de la siega y descubrir que todavía hay mucha paja y malas hierbas que quitar en nuestras vidas. Como advierte Jesús en el evangelio no quedará piedra sobre piedra, pero lo importante será con quién contemos para construir el nuevo templo, nuestra nueva forma de vivir como mejores cristianos. Seamos buenos y creamos en Dios, que llega a regir la Tierra.



Texto del Evangelio (Lc 21, 5-11): En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida». Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No los sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

 



"Mirad que nadie os engañe" (Lc 21, 5-11)

Señor Jesús, de las rebajas deslumbrantes, de las facilidades incomprensibles, de las baratijas de última hora, cuando hablamos del sentido de la vida, libéranos. De las amenazas,de los miedos paralizantes, del pánico que provoca la constante sensación de que alguien nos va a hacer daño, libéranos. De la frialdad,de las relaciones protocolizadas, de las diplomacias deshumanizantes, de los protocolos que hablan de “capital humano”, libéranos.

Señor Jesús, que no nos engañen. Que no nos dejemos engañar por los profetas del desencanto, pero que tampoco pensemos que el desequilibrio en el que vive la humanidad puede durar mucho más tiempo. No es posible tanta injusticia. No es posible más corrupción. No es posible tanto dolor. No es posible tanta ceguera con el prójimo, próximo y lejano. No es posible más ambición desmedida y aniquiladora de todo lo verdaderamente humano. No es posible más explotación sinsentido del planeta. No es posible más inmoralidad. No es posible que no sirvamos sin condiciones y que no nos hagamos prójimo de los otros. No es posible más niños sin infancia,  más jóvenes sin futuro y más adultos sin horizonte. No es posible…

Señor Jesús, hoy nos recuerdas que los seres humanos olvidamos con facilidad que somos vulnerables, que nos rompemos con facilidad, que no respetamos las alianzas y que necesitamos habitar en Ti para no olvidar qué somos y a dónde vamos. Quédate a nuestro lado. Acompaña nuestra jornada. Sé Tú nuestra Verdad. 

Asi te lo pido. Así sea.



















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