Oh Dios, que coronaste con ilustre martirio al bienaventurado Andrés, atormentado con multitud de suplicios, por la confesión de la verdadera fe; te rogamos hagas que, constantes en la misma fe, padezcamos más bien todas las adversidades que detrimento del alma. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario