Querido san Leopoldo, tú que siempre has ayudado y consolado a los que recurren a ti en sus necesidades espirituales y materiales, permanece cerca de los que han sido afectados por el cáncer.
Tú conoces su angustia y temor: ven en su ayuda. Apoya su fe, fortalece su esperanza, obtén para ellos la gracia de afrontar el sufrimiento, pasando esta dolorosa prueba.
Intercede con Dios, Padre nuestro, para que sus corazones encuentren la verdadera paz y serenidad.
Haz que los enfermos puedan, con el alma agradecida, dar gracias a ese Dios misericordioso que tú mismo proclamaste “médico y medicina”. Amén.
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