jueves, 17 de julio de 2025

JUEVES XV T.O. C


Buenos días. Hoy jueves rezamos por las vocaciones, especialmente al sacerdocio. Las lecturas nos ayudan a descubrir la esperanza en la promesa. En medio de este tiempo de verano que a muchos les sirve para descansar, el Señor nos dice: “Venid a mi los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.” Aprovechemos su invitación, y no nos olvidemos de descansar en Dios, con humildad y sencillez, porque ese es un descanso que restaura cuerpo y alma. Muchos buscan esto fuera en yoga, zen o reiki, pero nosotros los cristianos ya tenemos la meditación y contemplación desde hace siglos. Hagamos actividades que nos ayuden a descansar, pero no olvidemos descansar en Dios que será quien nos restaure las fuerzas; y si vivimos según su voluntad sus promesas se cumplirán. Seamos buenos y confiemos en Dios, que se acuerda de su alianza eternamente en favor de los necesitados.



1ª Lectura (Éx 3, 13-20): En aquellos días, Moisés, después de oír la voz del Señor desde la zarza ardiendo, le replicó: «Mira, yo iré a los israelitas y les diré: ‘El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros’. Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?». Dios dijo a Moisés: «‘Soy el que soy’; esto dirás a los israelitas: ‘Yo-soy me envía a vosotros’». Dios añadió: «Esto dirás a los israelitas: ‘Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación’. Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: ‘El Señor, Dios de vuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: Os tengo presentes y veo cómo os tratan los egipcios. He decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel’. Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: ‘El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios’. Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar si no es a la fuerza; pero yo extenderé la mano, heriré a Egipto con prodigios que haré en el país, y entonces os dejará marchar».


Salmo responsorial: 104

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca.

Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac.

Dios hizo a su pueblo muy fecundo, más poderoso que sus enemigos. A estos les cambió el corazón para que odiasen a su pueblo, y usaran malas artes con sus siervos.

Pero envió a Moisés, su siervo, y a Aarón, su escogido, que hicieron contra ellos sus signos, prodigios en la tierra de Cam.


Versículo antes del Evangelio (Mt 11, 28): Aleluya. Venid a mí, todos los que estéis fatigados y agobiados por la carga, y yo os daré alivio, dice el Señor. Aleluya.



Texto del Evangelio (Mt 11, 28-30): En aquel tiempo, Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».




A veces tenemos la impresión de que ser cristiano es una carga pesada, difícilmente aguantable. Sin embargo, Jesús hoy nos dice lo contrario: “mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. Es cierto, cualquier dios al que nos acerquemos nos exigirá más y nos dará menos. 

Pensemos por un momento qué ofrece y qué pide el dios-placer, el dios-poder, el dios-dinero... Y después reza: “Señor, sólo Tú tienes palabras de vida eterna”. “Danos sabiduría para cargar sólo con tu yugo y tu carga”.

A veces creemos que Dios sólo nos pide COMPROMISO, pero en muchas ocasiones nos ofrece también DESCANSO:

Sólo en Dios descansa mi alma, porque de Él viene mi salvación; porque Él es mi esperanza; sólo Él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. Descansa sólo en Dios, alma mía. Pueblo suyo, confiad en Él, desahogad ante Él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.








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