Buenos días. Hoy celebramos la memoria de Marta, María y Lázaro, los amigos del Señor. Siempre hemos dicho que el Antiguo Testamento nos prepara para vivir y comprender el Nuevo Testamento. Hoy leemos que Moisés hablaba con Dios cara a cara, como un amigo. Así ocurre en el Evangelio de hoy. Marta y María se dirigen al Señor cara a cara y le expresan su dolor, su tristeza, pero también expresan la Fe. Dirán ante las palabras de Jesús "Yo soy la Resurrección y la vida. ¿Crees esto?". Y Marta y María responderán con fe: "Sí, Señor, creo que eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Y esto lleva a la demostración de la Vida, Lázaro revive. Hoy se nos invita a hablar con Dios cara a cara, somos, por el bautismo, templo del Espíritu Santo, por eso podemos hablar cara a cara con Dios, pero necesitamos fe, para poder entender el lenguaje de Dios. Seamos buenos y confiemos en Dios, que como Padre siente ternura por sus hijos.
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
En aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó «Tienda del Encuentro». El que deseaba visitar al Señor, salía fuera del campamento y se dirigía a la Tienda del Encuentro. Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que este entraba en la tienda. En cuanto Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba con Moisés. Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se postraba cada uno a la entrada de su tienda.
El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después Moisés volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba del interior de la tienda. Moisés se quedó en la presencia del Señor, y pronunció su nombre.
El Señor pasó ante él proclamando: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, que mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación». Moisés al momento se inclinó y se postró en tierra. Y le dijo: «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya». Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: sin comer pan ni beber agua; y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las Diez Palabras.
Salmo 102, 6-7. 8-9. 10-11. 12-13 R/. El Señor es compasivo y misericordioso
Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día». Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
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