Nobilísimo san Zoilo, glorioso lustre de la ciudad de Córdoba, yo te suplico que me alcances del Señor la gracia de que me instruya en la ciencia de la religión católica, apostólica y romana, que tú profesaste con tanta perfección. La guarda de los mandamientos de Dios y de la Iglesia, y la práctica de las virtudes cristianas debe ser, como lo fue para ti, mi única y exclusiva ocupación: haz que no tenga otra en mi vida, si es que he de gozar, como lo espero en tu poderosa intercesión, de la recompensa eterna que el Señor ha ofrecido a los que como tú le son fieles hasta la muerte. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario