Buenos días. Celebramos la Santísima Trinidad. Dios se ha revelado de una forma misteriosa como Padre creador, Hijo redentor y Espíritu Santo consolador y defensor. Es un misterio porque no podemos conocer cómo es posible la unidad y a la vez ser tres personas. Pero así se ha revelado a lo largo de la historia del pueblo de Israel, cuando tres hombres se presentan ante Abraham en Mambré y le anuncian que será padre en su vejez. Y Jesús nos lo revela en el mismo evangelio de hoy porque el Espíritu que envía el Padre toma parte de la gloria del Padre y del Hijo para comunicárnosla. Todo esto que es un Misterio se traduce en nuestra vida que la gloria de la Trinidad inunda nuestra vida por el amor que ha derramado en nosotros para que seamos hijos de Dios y recibamos su gloria y su gracia, que ha querido regalarnos para nuestra felicidad. Seamos buenos y confiemos en Dios Trinidad, que nos ha dado el mando sobre las obras de sus manos, a pesar de nuestra falta de fe.
domingo, 15 de junio de 2025
SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD C
1ª Lectura (Prov 8, 22-31): Así dice la sabiduría de Dios: «El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra. Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas. Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada. No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe. Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales. Cuando ponla un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres».
Salmo responsorial: 8
R/. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la Tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.
2ª Lectura (Rom 5,1-5): Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Versículo antes del Evangelio (Cf. Ap 1,8): Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.
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