Aquí estoy con mi realidad delante de Ti, suplicándote que me ayudes a ser feliz a pesar de mi realidad, a aceptarme con lo que tengo y lo que soy, con mi estatura, mi cara, mi color de piel, el color o la forma de mi cabello, mis ojos, la forma de mi cuerpo, mi gordura o delgadez, mi condición socioeconómica, mi familia, mis defectos y mis errores.
Reconozco que Tú quieres lo mejor para mi vida. Te pido que me ayudes a cambiar mi manera de pensar para que así cambie mi manera de vivir. A partir de hoy declaro con mis labios, con mi mente y con mi corazón que me acepto como soy y con lo que tengo.
Gracias, Señor, por querer lo mejor para mí.
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