viernes, 30 de junio de 2017

ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA PARA ALCANZAR EL AMOR A ELLA Y A JESUCRISTO

Oh María, ya veo que sois la criatura más noble, más sublime, más pura, más bella, más benigna, más santa, más amable de todas las criaturas. ¡Oh, si todos os conocieran, Señora mía, y todos os amasen como merecéis! Mas me consuela que tantas almas felices en el cielo y en la tierra vivan enamoradas de vuestra bondad y de vuestra belleza. Sobre todo me alegra que el mismo Dios ame más a Vos sola que a todos los hombres y Ángeles juntos. Reina mía amabilísima, yo miserable pecador también os amo, pero os amo demasiado poco; deseo teneros un amor más grande y más tierno, y este amor Vos me lo habéis de alcanzar, ya que el amaros es una gran señal de predestinación, y una gracia que Dios no concede sino a aquellos que quiere salvar.
Me veo también, Madre mía, harto obligado con vuestro Hijo; veo que Él merece un amor infinito. Vos, que nada más deseáis sino verle amado, alcanzadme sobre todas esta gracia, alcanzadme un gran amor a Jesucristo. Y si conseguís de Dios cuanto queréis, alcanzadme la gracia de estar de tal manera ligado con la voluntad divina que nunca más me separe de ella. No os pido bienes de la tierra, no honores, no riquezas; os pido lo que más desea vuestro corazón; quiero amar a mi Dios. ¿Sería posible que no quisierais ayudarme en este mi deseo que tanto os agrada? No, que ya me ayudáis, ya rogáis por mí: rogad, rogad, no dejéis nunca de rogar hasta que me veáis en el paraíso fuera del peligro de poder perder ya más a mi Señor, y seguro de amarle para siempre junto con Vos, Madre mía carísima.

jueves, 29 de junio de 2017

ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA PARA ALCANZAR EL PARAÍSO

¡Oh Reina del paraíso, que estáis sentada sobre todos los coros de los Ángeles y la más cercana a Dios! Desde este valle de miserias os saludo, pecador miserable, y os ruego que volváis hacia mí esos vuestros piadosos ojos que a donde miran derraman gracias. Mirad, oh María, en cuántos peligros me encuentro ahora, y habré de hallarme mientras viva en esta tierra, peligros todos de perder el alma, el paraíso y a Dios. En Vos, señora, he puesto todas mis esperanzas. Os amo, y suspiro por venir presto a veros y a alabaros en el paraíso. ¡Ah María!, ¿cuándo vendrá aquel día dichoso en que me veré ya salvo a vuestros pies, y veré la Madre de mi Señor y la Madre mía, que tanto se ha empeñado para salvarme? ¿Cuándo besaré aquella mano que tantas veces me ha librado del infierno, y tantas gracias me ha dispensado, cuando por mis culpas merecía ser yo abandonado y aborrecido de todos? ¡Señora!, muy ingrato he sido con Vos durante mi vida; mas si vengo al paraíso ya no os seré más ingrato. Allá os amaré cuanto pueda amaros en todos los momentos, por toda una eternidad, y compensaré mi desagradecimiento bendiciéndoos y dándoos gracias sin fin. Infinitas gracias doy a Dios, que me inspira tal confianza en la sangre de Jesucristo y en Vos, que me habéis de salvar, que me habéis de libertar de los pecados, y alcanzar luz y fuerza para seguir la divina voluntad, y finalmente conducirme al puerto del paraíso. Tanto han esperado vuestros siervos, y ni uno ha sido engañado. No, tampoco yo quedaré engañado. Oh María, no otra sino Vos habéis de salvarme. Rogad a vuestro Hijo Jesús (como le ruego también yo por los méritos de su pasión) que conserve en mí y acreciente siempre esta confianza, y seré salvo.

CORONA DE LOS DOLORES DE MARÍA DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGUORI

Deus in adjutorium meum intende. (Oh Dios ven en mi auxilio).
Domine ad adjuvandum me festina. (Apresúrate a ayudarme).
Madre mía, haz que mi corazón acompañe tu dolor en la muerte de Jesús.

DOLOR I

Me compadezco de Vos, dolorosísima Madre, por la primera espada de dolor que os traspasó el corazón, cuando en el templo, por medio de san Simeón, se os representaron todos los ultrajes que debían hacer los hombres a vuestro amado Jesús, que Vos bien lo sabíais por las divinas Escrituras, hasta hacerle morir delante de vuestros ojos pendiente de un infame madero, desangrado y desamparado de todos, sin poderle Vos defender ni ayudar. Por aquella dolorosa memoria, pues, que por tantos años os afligió el corazón, os ruego, Reina mía, me alcancéis la gracia de que yo siempre, en la vida y en la muerte, tenga impresa en el corazón la pasión de Jesús y vuestros dolores.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Madre mía.


DOLOR II

Me compadezco de Vos, Madre mía dolorosísima, por la segunda espada que os traspasó al ver a vuestro Hijo inocente, recién nacido, perseguido ya de muerte de los mismos hombres por quienes había venido al mundo; de manera que entonces os visteis obligada a huir, de noche y a escondidas, a Egipto. Por tantos trabajos, pues, como Vos, delicada doncella, en compañía de vuestro desterrado Niño padecisteis en el viaje largo y trabajoso por países desiertos y ásperos, en la detención en Egipto, donde, siendo desconocidos y forasteros, vivisteis todos aquellos años pobres y despreciados, os ruego, amada Señora mía, me alcancéis la gracia que sufra yo con paciencia en vuestra compañía, hasta la muerte, los trabajos de esta miserable vida, para que pueda en la otra librarme de los trabajos eternos del infierno, que tengo merecidos. Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Madre mía.

DOLOR III

Me compadezco de Vos, Madre mía dolorosísima, por la tercera espada que os hirió en la pérdida de vuestro querido Hijo Jesús, que, quedándose tres días ausente de Vos en Jerusalén, entonces Vos, no viendo al lado a vuestro amor e ignorando la causa de su ausencia, juzgo, amante Reina mía, que en aquellas noches no descansaríais ni haríais más que suspirar por aquel que era todo vuestro bien. Por los suspiros, pues, de aquellos tres días, para Vos muy largos y amargos, os ruego me alcancéis la gracia de no perder jamás a mi Dios, para que viva siempre abrazado con Él, y así me parta del mundo en la hora de mi muerte. Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Madre mía.

DOLOR IV

Me compadezco de Vos, Madre mía, dolorosísima, por la cuarta espada que os traspasó al ver a vuestro Jesús sentenciado a muerte, atado con sogas y cadenas, cubierto de sangre y llagas, coronado de espinas, cayendo por el camino debajo la pesada cruz que llevaba en sus hombros llagados, yendo como un cordero inocente a morir por nuestro amor. Se encontraron entonces ojos con ojos, y se convirtieron vuestras miradas en otras tantas saetas crueles con que os heristeis recíprocamente los corazones enamorados. Por este gran dolor, pues, os ruego me alcancéis la gracia de vivir totalmente resignado en la voluntad de mi Dios, llevando con alegría mi cruz en compañía de Jesús, hasta la última respiración de mi vida.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Madre mía.

DOLOR V

Me compadezco de Vos, Madre mía dolorosísima, por la quinta espada que os traspasó cuando en el monte Calvario os hallasteis presente a ver morir delante de los ojos poco a poco, entre tantas agonías y desprecios, en aquel duro lecho de la cruz, a vuestro amado Hijo Jesús, sin poderle dar ni aun el más mínimo de aquellos consuelos y alivios que se conceden al punto de morir aun a los más malvados. Y os ruego, por la agonía que Vos, amorosa Madre, padecísteis juntamente con vuestro Hijo agonizante, y por la ternura que sentísteis cuando Él desde la cruz os habló la última vez, y despidiéndose de Vos os dejó en Juan a todos nosotros por hijos; y Vos, constante, después le mirásteis bajar la cabeza y expirar: os ruego me alcancéis de vuestro amor crucificado la gracia de vivir y morir crucificado para todas las cosas de este mundo, para vivir solamente para Dios en toda mi vida, y así entrar un día a gozarle cara a cara en el cielo.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Madre mía.

DOLOR VI

Me compadezco de Vos, Madre mía dolorosísima, por la sexta espada que os traspasó al ver herido de parte a parte el dulce corazón de vuestro Hijo ya muerto, y muerto por aquellos ingratos que, ni aun después de la muerte, estaban hartos de atormentarle. Por este cruel dolor, pues, que fue todo vuestro, os ruego me alcancéis la gracia de habitar en el corazón de Jesús, herido y abierto por mí; en aquel corazón, digo, que es la hermosa celda del amor donde descansan todas las almas amantes de Dios, y donde, viviendo yo, no piense ni ame otra cosa que a Dios: Virgen sacrosanta, Vos lo podéis hacer, de Vos lo espero.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Madre mía.

DOLOR VII

Me compadezco de Vos, Madre mía dolorosísima, por la séptima espada que os traspasó al veros entre los brazos a vuestro Hijo ya muerto; no ya hermoso y blanco como lo recibisteis un día en el establo de Belén, sino ensagrentado, denegrido y todo despedazado por las heridas que le habían descubierto hasta los huesos: Hijo, diciendo entonces, Hijo, ¡a qué estado te ha reducido el amor! Y llevándole a enterrar quisisteis acompañarle también Vos y ponerle en el sepulcro con vuestras mismas manos, hasta que, dándole la última despedida, dejasteis allí sepultado con el Hijo vuestro corazón amante. Por tantos martirios, pues, de vuestra hermosa alma, alcanzadme, oh Madre del hermoso amor, el perdón de las ofensas que he hecho a mi amado Dios, de lo que me arrepiento con todo el corazón. Defendedme en las tentaciones, asistidme en la hora de mi muerte, para que salvándome por los méritos de Jesús y vuestros, vaya un día con vuestra ayuda, después de este miserable destierro, a cantar en el cielo las alabanzas de Jesús y las vuestras por toda la eternidad. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Madre mía.
V. Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN

Oh Dios, en cuya pasión la espada del dolor atravesó el alma dulcísima de la gloriosa Virgen y Madre María, según la profecía de Simeón; concédenos propicio, que los que hacemos memoria  reverente de sus dolores, consigamos un feliz efecto de tu pasión: Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Benedicto XIII concedió 200 días de indulgencia al que reza dicha Corona en las iglesias de los Padres Servitas; y lo mismo al que la reza los viernes y cuaresma en cualquier lugar. Y en otros días 100 días por cada Padre nuestro y Ave María. Al que la reza entera 7 años. Al que la reza un año indulgencia plenaria, aplicable por las almas del purgatorio.

sábado, 24 de junio de 2017

ORACIONES DE LA NOCHE SACADAS DEL OFICIO CANÓNICO DE COMPLETAS

Antes que la luz desaparezca, te pedimos, Creador del Universo, que con tu acostumbrada clemencia veles por nuestra custodia.
Aleja de nosotros los sueños y los fantasmas de la noche.
Reprime a nuestros enemigos, para que nada profane nuestros cuerpos.
Concédenos esto, Padre purísimo, y tu Unigénito comparable al Padre.
Que con el Espíritu consolador reinas en todos los siglos. Amén.
Tú estás en nosotros, y tu santo nombre ha sido invocado a nuestro favor; no nos abandones, Señor y Dios nuestro.
Gracias a Dios.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Me redimiste, Señor Dios de verdad. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Gloria al Padre, y al hijo y al Espíritu Santo. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Cuídanos, Señor, como la pupila de tus ojos.
Bajo la sombra de tus alas protégenos.
Sálvanos.
Ahora dejas a tu siervo, Señor: según tu palabra en la paz.
Porque mis ojos han visto ya al salvador que nos has dado.
Al cual tenías destinado ante la faz de todos los pueblos. Para ser luz que ilumine a las naciones, y la gloria de tu pueblo de Israel.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Sálvanos, Señor, mientras vigilamos y cuídanos cuando dormimos, a fin de poder velar con Cristo Nuestro Señor y dormir en paz.

Oración.- Visita, Señor, esta habitación y aleja de ella todas las asechanzas del enemigo: que en ella habiten tus Santos Ángeles para guardarnos en paz, y que tu bendición permanezca siempre sobre nosotros. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Bendición.- Que nos bendiga y nos guarde el omnipotente y misericordioso Señor, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

ORACIONES DE LA MAÑANA SACADAS DEL OFICIO CANÓNICO DE PRIMA

Al Rey de los siglos inmortal e invisible sean dados el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Gracias a Dios.
Jesucristo, Hijo de Dios vivo, compadécete de nosotros.
Tú que estás sentado a la diestra del Padre, compadécete de nosotros.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Jesucristo, Hijo de Dios vivo, compadécete de nosotros.
Levántate, Señor, y ayúdanos.
Y líbranos por tu nombre.
Dígnate, Señor, en este día, conservarnos sin pecado.
Compadécete de nosotros, Señor. Compadécete de nosotros.
Descienda sobre nosotros tu misericordia, Señor. Según la esperanza que hemos puesto en Ti.
Oye, Señor, mi oración. Y que llegue a Ti mi clamor.

Oración.- Señor Dios omnipotente que nos has hecho llegar al principio de este día, fortalécenos hoy con tu virtud para que no caigamos en pecado alguno: antes todas nuestras palabras, obras y pensamientos se dirijan a obrar tu santa ley. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en unión del Espíritu Santo, siendo Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Bendigamos al Señor.
Gracias a Dios.

Ofrecimiento de obras 

Dígnate, Señor, Dios del cielo y de la tierra, dirigir, santificar, conducir y gobernar en este día nuestros cuerpos, nuestros sentimientos, palabras y acciones, según tu ley y por el camino de tus preceptos, para que aquí y en la eternidad, por tu favor, merezcamos ser salvos y libres, oh Salvador del mundo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
El Señor omnipotente dirija en paz nuestros días y nuestras acciones. Amén.  

domingo, 18 de junio de 2017

CLAMORES Y LAMENTOS DE LAS SANTAS ALMAS DEL PURGATORIO

Fieles cristianos, miren
del Purgatorio el rigor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

¡Ay católicos hermanos!
¡Qué duras son nuestras penas
en medio de estas cadenas,
atadas de pies y manos!
Tengan de todas piedad,
rogando a Dios con fervor:
Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

¡Oh, qué fuego tan voraz
en este lugar se encierra!
Una centella no más
abrasaría la tierra.
Ahora pues imaginen
de estas llamas el ardor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

No tienen comparación
los tormentos de ese mundo
con el penar tan profundo
sufrido en esta mansión.
Que estamos, consideren,
como el oro en el crisol:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

Parece un suplicio eterno
el no ver a Dios la cara,
es una pena tan rara,
que se asemeja al infierno.
¡Oh mortales!, aplaquen
al Supremo Juzgador:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

Hijos desagradecidos,
padres y deudos crueles,
esposos duros, infieles,
¡qué!, ¿no oyen nuestros gemidos?
¡Oh inaudita crueldad!
Amigo, danos favor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

Despiadados sucesores
que, nuestros bienes gastando,
van los sufragios mermando
sordos a nuestros clamores:
¡Ay de ustedes!, tiemblen
de gastar nuestro sudor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

Y ustedes, los piadosos
servidores del altar,
¿pueden también olvidar
nuestros ayes lastimosos?
Por nosotros apliquen
de la misa el gran valor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

Con limosnas y oraciones,
misas, visitas de altar,
confesar y comulgar,
penitencias y perdones,
socórrannos por piedad,
por Jesús y por su amor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

Dichosa será la suerte
del que auxilio nos dará:
nuestra amistad le valdrá
tanto en vida como en muerte.
De la excelsa Majestad
templaremos el rigor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

El arcángel poderoso
que la balanza sostiene,
nos asegura el reposo
según la gente que viene
al novenario a rogar
por nosotras al Señor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

Dios de infinita bondad,
oíd propicio el clamor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!

Jesús piadoso, dales el descanso eterno.


LO UNIVERSAL DEL AMOR (Ramón de Campoamor)

Escribe el más cordial de los poetas
pintando sus amores:
"Lo mismo que las flores,
se atraen y fecundan los planetas;
y en los mundos creados,
por esa ley de amar y ser amados,
sea grande o pequeño,
todo ser es el ángel de algún sueño".

domingo, 11 de junio de 2017

MADRE MÍA

Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme; 
en lo rudo del trabajo, ayúdame; 
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme; 
en las tentaciones y peligros, defiéndeme; 
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.

jueves, 8 de junio de 2017

ACTO DE CONSAGRACIÓN DE LA IGLESIA EN POLONIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

¡Oh, Santa e Inmaculada Virgen!
¿Con qué alabanzas lograremos ensalzarte, que contuviste en tu seno a Aquel, que los cielos no pueden abarcar? Bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
He aquí que celebramos los cien años de tu aparición a tres niños en Fátima, donde pedías oración y penitencia por los pecadores y la conversión. Hoy comparecemos ante Ti, nosotros, los obispos polacos, el clero, personas de vida consagrada y fieles laicos, dirigiéndonos a tu Corazón Inmaculado, procurando responder cumplidamente a tu petición.
Deseamos, con la ayuda de Dios –en los diversos ámbitos de nuestra vida y trabajo- constituir un solo Pueblo de Dios, en conversión incesante, en el que no haya odio, violencia y explotación. Deseamos vivir en gracia santificante, para que nuestra Iglesia se convierta en verdadera Casa de Dios y Puerta del Cielo.
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
Madre de la Sagrada Familia de Nazaret, sé la custodia de las familias polacas. Queremos hacer cuanto sea necesario, para defender la dignidad de la mujer y asistir a los cónyuges en la fiel perseverancia en el santo enlace sacramental. Nos comprometemos a defender el vínculo matrimonial constituido por Dios y a no dejarse llevar por las seducciones del mal espíritu, que nos induce a abusar de la libertad y a practicar una tolerancia mal entendida.
Queremos que todos los cónyuges manifiesten con su vida el amor de Dios, que los niños, así como la juventud no pierdan la fe y no se vean afectados por la corrupción moral.
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
María, morada del Espíritu Santo, Tú has protegido la vida concebida de Jesús y ahora nos enseñas cómo cuidar de los niños no nacidos. Queremos considerar el don de la vida como la mayor gracia de Dios y el tesoro más valioso. Tomamos la resolución de ser custodios de la vida concebida, para que todo hombre pueda crecer en paz y seguro en su propia familia.
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
Progenitora del Fundador de la Iglesia, nosotros, los obispos polacos –en nuestro ministerio pastoral- nos esforzaremos para que crezca y se robustezca el Cuerpo Místico de Cristo, para que el clero mantenga la fidelidad a Dios, a la Santa Cruz y al Evangelio, para que las personas de vida consagrada cumplan su carisma conventual y sean para el mundo un signo visible de la presencia de tu Hijo.
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
Nuestra Madre y Reina, deseamos, por medio de un estilo auténtico de vida cristiana, contribuir al regreso de los que se han apartado del Rebaño de Cristo, para que puedan encontrar de nuevo a tu Hijo y comprendan, que solo Él es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6).
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
Prometemos hacer todo para que en nuestra vida personal, familiar, nacional y social se cumpla no nuestra voluntad, sino la de tu Hijo.
Al consagrarnos a tu Corazón Inmaculado, deseamos unirnos lo más estrechamente a Ti, Dulcísima Virgen, entregándonos a Cristo – el Único Salvador, que vive y reina por los siglos.
Todos: Amén.

miércoles, 7 de junio de 2017

ORACIÓN DE PABLO VI POR LA PAZ

Señor, Dios de paz, Tú que has enviado a Jesús y has hecho de Él el manantial de toda paz, el lazo de toda fraternidad, acuérdate de cuantos sufren y mueren por construir un mundo más fraternal.
Que a los hombres de todas las razas y de todas las lenguas llegue tu reino.

ELEGÍA (Rafael Alberti)

La niña rosa, sentada.
Sobre su falda,
como una flor,
abierto, un atlas.
¡Cómo la miraba yo
viajar desde mi balcón!
Su dedo, blanco velero,
desde las islas Canarias
iba a morir al mar Negro.
¡Cómo lo miraba yo morir,
desde mi balcón!
La niña, rosa sentada,
sobre su falda,
como una flor,
cerrado, un atlas.
Por el mar de la tarde
van las nubes llorando
rojas islas de sangre.

(De "Marinero en tierra")

domingo, 4 de junio de 2017

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO


Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador Padre y Redentor mío, por ser vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, prometo firmemente nunca más pecar, confesar y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.

Invocación: Veni Sancte Spíritus

Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo
un rayo sobre el suelo
de tu luz eternal.
Ven, Padre de los pobres,
ven, dador de los bienes,
que alumbras y sostienes
al infeliz mortal.
Paráclito sincero,
dulce huésped del alma,
su refrigerio y calma;
Santo consolador.
Descanso en el trabajo,
templanza en el estío,
benéfico rocío,
solaz en el dolor.
¡Oh luz amorosísima!
Dulce, clara, serna;
los corazones llena
que aman su claridad.
Sin tu supremo auxilio,
que el pecho nos ensancha,
nada hay puro y sin mancha,
todo el hombre es maldad.
Lava tú lo que es sórdido,
riega lo que está seco;
débil soy cuando peco,
dame tú la salud.
Ablanda lo que es áspero;
templa lo que está frío;
al hombre en su extravío
vuelve a la rectitud.
Concede a los que fieles
en ti solo esperamos,
y humildes te invocamos
tu septiforme don.
Da de virtud el mérito,
da término dichoso,
danos en tu reposo
eterno galardón. Amén.

ORACIÓN

Autor de la santificación de las almas, Espíritu de amor, os adoramos como a principio de nuestra eterna felicidad, y os damos gracias como a soberano dispensador de los bienes que recibimos de lo alto; iluminad nuestro entendimiento, fortaleced la voluntad, purificad el corazón y perdonadnos la loca ceguedad con que tan a menudo hemos resistido a los dulces impulsos de vuestra gracia. Queremos en adelante ser tan dóciles a vuestras inspiraciones, que merezcamos gozar de los consuelos que producen vuestros dones y frutos en las almas. Otorgadnos, Espíritu Santísimo:
Día 1º.- El don de la sabiduría con el cual estimemos y apreciemos en su debido valor los bienes celestiales y aborrezcamos la necedad de las cosas terrenas y caducas.
Día 2º.- El don del entendimiento, infundiendo en nuestro espíritu ilustraciones y rayos de luz que deshagan las nieblas, dudas, perplejidades, desconfianzas y tibiezas, así en el creer y esperar, como en el obrar.
Día 3º.- El don del consejo, inspirándonos la manera de no dejarnos arrebatar de la precipitación y falta de prudencia, y de seguir en todo vuestros acertados impulsos.
Día 4º.- El don de la ciencia, ilustrándonos con vuestras inspiraciones para conocer las astucias de Satanás, las ilusiones del mundo y los engaños de la carne.
Día 5º.- El don de fortaleza, alentando nuestro cobarde corazón a padecer cualquier daño temporal de hacienda, honra o vida, por huir del Eterno.
Día 6º.- El don de piedad, ablandando nuestros corazones para que se muevan a compasión de nuestros prójimos, y les hagan bien y sufran el mal que nos hacen, sin muestras de ira, impaciencia ni venganza.
Día 7º.- El don del temor santo de Dios que reprima nuestra soberbia y vanidad, y nos haga temblar de sus espantosos juicios, manteniéndonos humillados en su servicio.
Día 8º.- Vuestros frutos de caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, liberalidad y bondad; con los cuales, regocijada nuestra alma y en paz con Vos y con el prójimo, corramos ligeros por el camino de vuestra santa ley.
Día 9º.- Los frutos de benignidad, mansedumbre, modestia, continencia y castidad, con los cuales nos suframos mutuamente, y sirviéndonos con pureza en la vida, merezcamos gozaros en la eternidad.

Para mejor lograr esta gracia, os decimos tres veces el Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Veni Creator Spiritus

Ven, Creador, Espíritu amoroso,
ven y visita el alma que a Ti clama,
y con tu soberana gracia inflama
los pechos que criaste poderoso.

Tú, que abogado fiel eres llamado,
del Altísimo don, perenne fuente
de vida eterna, caridad ferviente,
espiritual unción, fuego sagrado.

Tú te infundes el alma en siete dones,
fiel promesa del Padre soberano;
Tú eres el dedo de su diestra mano,
Tú nos dictas palabras y razones.

Ilustra con tu luz nuestros sentidos,
del corazón ahuyenta la tibieza;
haznos vencer la corporal flaqueza,
con tu eterna virtud fortalecidos.

Por Ti, nuestro enemigo desterrado,
gocemos de paz santa duradera;
y siendo nuestra guía en la carrera,
todo daño evitemos y pecado.

Por Ti al Eterno Padre conozcamos,
y al Hijo soberano omnipotente,
y a Ti, espíritu, de ambos procedente,
con viva fe y amor siempre creamos.

Todo loor se rinda al Padre eterno,
y al Hijo, de la muerte victorioso,
y al soberano Espíritu amoroso,
ahora y siempre por siglos sempiternos.


Oración para todos los días

Oh Amor divino y comunicación santa del Eterno Padre y de su hijo benditísimo, Espíritu poderoso, consolador clementísimo de todos los afligidos y remediador de todas las necesidades; si es para mayor gloria vuestra que consigamos la gracia que os pedimos, otorgádnosla piadoso, y si no, dadnos lo que sea más conforme a vuestro divino servicio y bien de nuestra alma. Amén.
(Pídase la gracia que se dese alcanzar).

Antífona. Ven, oh Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V). Envía tu Espíritu y serán creados.
R). Y renovarás la faz de la tierra.

Oración

Oh Dios que habéis instruido los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadnos el sentir rectamente según este mismo Espíritu y gozar siempre de su consolación. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

jueves, 1 de junio de 2017

LAS QUINCE PROMESAS DE LA VIRGEN MARÍA A QUIENES RECEN EL ROSARIO


1.- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2.- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
4.- El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!.
5.- El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.
6.- El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en la gracias, si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.
7.- Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.
8.- Quiero que todos los devotos de mi Rosario tenga en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.
9.- Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.
10.- Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.
11.- Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13.- Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.
14.- Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15.- La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.

ESTAMPA 25 ANIVERSARIO CORONACIÓN DE LA VIRGEN DELA ESPERANZA DE SEDELLA (MÁLAGA)