sábado, 29 de septiembre de 2018

7 CLAVES PARA LA VIDA

1. Pon a Dios primero.
2. Ama a tu prójimo.
3. No guardes rencor.
4. Sé generoso.
5. Vive con sencillez.
6. Perdona rápidamente.
7. Sé amable y respetuoso.

ORACIÓN DE PERDÓN

Oh Señor Jesucristo, Redentor y Salvador, perdona mis pecados, al igual que perdonaste la negación de Pedro y a quienes te crucificaron. No cuentes mis transgresiones, sino, más bien, mis lágrimas de arrepentimiento. Recuerda no mis iniquidades, sino, sobre todo, mi pena por las ofensas que he cometido contra Ti. Anhelo ser fiel a tu Palabra y rezo para que me ames y hagas tu morada dentro de mí. Prometo darte alabanza y gloria en el amor y el servicio todos los días de mi vida.

MEMORARE, O PIISIMA VIRGO MARIA

Memoráre, O piíssima Virgo María, non esse auditum a sæculo, quemquam ad tua currentem præsídia, tua implorántem auxília, tua peténtem suffrágia, esse derelictum. Ego tali animátus confidentia, ad te, Virgo Virginum, Mater, curro, ad te venio, coram te gemens peccátor assisto. Noli, Mater Verbi, verba mea despícere; sed audi propitia et exáudi. Amen.

FÓRMULA DE CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN CADA UNO EN PARTICULAR

Santísima Virgen María, Madre de Dios, vida nuestra, nuestro consuelo, y después de Dios toda nuestra esperanza.
Yo, N., aunque indigno de ser del número de vuestros siervos, confiado, no obstante, en vuestra misericordia, e impelido en un deseo sincero de serviros, os elijo hoy en presencia de toda la corte celestial por mi Soberana Señora, por mi Madre amada y por Abogada mía, y hago un propósito firme de honraros, amaros y serviros fielmente todo el resto de mi vida, de no hacer kamas ni decir nada contra el respeto y honor que os es debido, ni permitir nunca que ninguno de los que dependen de mí haga ni diga cosa alguna que pueda desagradaros.
Os suplico, pues, oh Madre de Misericordia, y os conjuro por la sangre preciosa que vuestro querido Hijo ha derramado por mí, para que me recibáis en el número de vuestros hijos y de vuestros más pequeños siervos, que me asistáis en todas mis acciones, que me alcancéis todas las gracias que necesito, y sobre todo que no me abandonéis en la hora de mi muerte. Amén.

Del libro "Año Cristiano" del Padre Croisset. Tomo XVI. 1888.  

TRES ENGAÑOS DEL OLVIDO DE LA MUERTE

1º) Prometerme muchos años de vida y hacer planes de lo que tengo que hacer en ellos, como si esto dependiera solamente de mi voluntad y no de la de Dios, el cual, quizá, tiene planeado quitarme la vida en la misma noche o día en que pensaba yo que sería muy larga, y con esto deshace mis planes.

2º) Asegurarme de que tendré salud, fuerzas y contento con los bienes que poseo y que yo también duraré tanto como ellos.

3º) Olvidarse de proveer lo necesario para la otra vida, como si no hubiera más que esta presente, y esta fue la necedad más calificada del rico necio, porque habiendo proveído a su alma de tantos bienes para pasar esta vida temporal, se olvidó totalmente de proveerla de los bienes necesarios para la vida eterna; por lo cual es forzoso que la desventurada alma que en esta miserable vida comía, bebía y banqueteaba, después padeciese perpetua hambre y sed y eterna miseria.

viernes, 28 de septiembre de 2018

ORACIÓN DE LAS PERSONAS PRO-VIDA


40 DÍAS POR LA VIDA (DÍA 3)


CURACIÓN DE MARÍA NICOLI

En el convento de Santa María de la Oración de Malamocco, diócesis de Chiozza, se vio atacada de apoplejía una religiosa llamada sor María Nicoli, y aunque volvió en sí, merced a la oportunidad de los remedios, fue acometida de otro mal muy semejante a los accidentes epilépticos uterinos, como asimismo de otro conocido con el nombre de cataléptico, que privándola del sentido y del movimiento, la puso además rígida e inflexible por espacio de muchas horas; continuando estos trabajos por ocho años seguidos, en los que sufría frecuentes invasiones, a las que se resistían todos los remedios del arte. A tanto mal se juntó todavía un derrame del cerebro a las partes nerviosas, que no solo privó de movimiento al brazo y pie derecho, sino que este se contrajo hasta quedar un palmo más corto, y de manera que no podía andar sin apoyarse en dos religiosas; todo lo que, con más los dolores agudos que sentía en el cuerpo, las palpitaciones del corazón y calentura maligna, la redujeron al último extremo.
En tal estado, oyó referir un milagro que san José había obrado en Venecia a favor de N.D. Bonvicini en el monasterio del mismo nombre, y tanto bastó para que encendiéndose en ella la devoción hacia el santo Patriarca, y poniendo en él toda su confianza, empezase en honor del mismo un ejercicio espiritual de siete miércoles, en compañía de otras religiosas, para que con el auxilio de sus oraciones obtuviese más fácilmente la gracia deseada.
Cuando he aquí que en el primero, esto es, el 26 de marzo de 1710, y después de haber comulgado, se sintió acometida de accidente tan fiero que la privó del sentido, dejándola como muerta por espacio de un cuarto de hora. Vuelta en sí, pidió que le trajesen tres hilos del vestido interior de la estatua en que es honrado el Santo en su iglesia de Venecia; y habiéndolos tomado en la boca, invocando el auxilio del poderoso Abogado, le pareció que una mano invisible la estiraba y restituía la pierna a su primitivo y natural estado; y animada con esto se levantó de la silla y empezó a pasear dando afectuosas gracias a la divina bondad y a su amable intercesor san José. 
Le quedó sin embargo de todos los males referidos un pequeño dolor en la pierna, y habiendo hecho propósito de continuar por toda su vida el ejercicio de los siete miércoles, se vio libre asimismo de esta molestia, verificándose la total curación en el último miércoles del ejercicio del año siguiente, que fue el 17 de junio, y sucedió de este modo:
Se hallaba en el oratorio después de haber comulgado, y acometiéndola un accidente semejante al primero quedó medio muerta, si bien no perdió el uso de la lengua. Invocó a su Protector, pidió dos hilos del mencionado vestido, y habiéndolos tragado, sintió como la primera vez la mano invisible que fortaleciéndole la pierna quedaba perfectamente sana.
Y en efecto fue así, porque no sintió en adelante incomodidad alguna que le impidiese levantar, como las demás religiosas, las cargas de la comunidad.
Hecha de todo esto la competente sumaria información, declaró Mons. D. Antonio Grasi, obispo de Chiozza, por decreto de 5 de septiembre de 1712, haber sido repentina y por tanto milagrosa la curación de este religiosa, después de padecer diez años de una enfermedad reputada incurable.

Del libro "El devoto del admirable Patriarca San José". Barcelona, 1876. 

ESTAMPA STELLA MARIS (en alemán)



QUERIDO DIOS

Querido Dios, en este nuevo día vengo ante Ti a pedirte que me ayudes a convertirme en esa persona capaz de aceptar el momento tal y como se presenta, que pueda ser capaz de soltar mis prisas, miedos y expectativas para esperar con paciencia y fe todo lo bueno que está por venir.
Dame la habilidad de alinearme con tus propósitos y honrar tus tiempos. Amén.

ORACIÓN ANTE JESÚS EUCARISTÍA

Gracias, Señor, por la vida, por mi familia y por cada uno de los dones que me concedes. Ayúdame a darme cuenta de la grandeza de tu amor por mí y a obrar de acuerdo a aquello que esperas de mí.

HOY NACE UNA CLARA ESTRELLA (Lope de Vega)

Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace della.
De Ana y de Joachín oriente
de aquesta estrella divina
sale su luz clara y digna
de ser pura eternamente:
el Alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace della.
No le iguala lumbre alguna
de quantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella,
y con luz tan celestial,
que con ser estrella, es tal
que el mismo sol nace della. 

ORACIÓN PARA CUANDO FALTEN LAS FUERZAS

Señor, te pido valor y lucidez para afrontar todas mis dificultades, no dejes que mi ánimo decaiga. Tú eres mi fortaleza y mi roca fuerte, mi escudo protector ante la adversidad. Que nunca quedemos confundidos los que en Ti ponemos nuestra fe y nuestra esperanza.
Mi corazón quiere sentir en todo momento que se llena de tu confianza y con todas sus fuerzas quiere salir dispuesto a servir y a comprometerse con el logro de todos mis sueños.
Ayúdame a dar lo mejor de mí, a entregarme plenamente a la bondad y pureza de tu amor, a centrarme en tu Palabra que abriga, que sostiene, que impulsa y alienta a superar todo obstáculo y dificultad que se presente.
Ayúdame a explorar la profundidad de mi ser, a escudriñarme bien a fondo y encontrar todos esos talentos que has sembrado en mí, para conseguir el éxito y la felicidad en todas y cada una de las tareas que me toca realizar.
En tu Nombre, y con tu ayuda, sé que puedo vencer, porque nadie que ha confiado en Ti, en tu compasión y en tu misericordia, ha salido defraudado. Amén.

Ánimo, ten fe porque Dios actuará pronto en tu vida. El Señor te bendiga.

ORACIÓN CONTRA EL ABORTO

Santísima Virgen María, derrama el fuego de la llama de tu Inmaculado Corazón sobre todos los vientres embarazados para que no sean tocados por la mano del aborto y haz que todos los que piensan que el aborto se debe realizar sean tocados también con el fuego de la llama de tu amor y así des entrada al Espíritu Santo en discernimiento y sabiduría en cada persona que está a favor del aborto. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

ORACIÓN POR LOS NIÑOS

Madre María, te suplicamos tu intercesión, con tu amadísimo hijo Jesucristo, para que cuide, proteja y bendiga a todos los niños, en especial a los no nacidos que se encuentran en el vientre de sus madres, también para que sea el propio Jesús quien entre en el corazón de todas aquellas mujeres que quieren abortar a sus bebés, para que comprendan que en ellos está el amor y la misericordia de nuestro Padre Dios.

domingo, 23 de septiembre de 2018

EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA

He observado rebaños de ovejas en verdes laderas. Retozan a placer, pacen a su gusto, descansan a la sombra. Nada de prisas, de agitación o de preocupaciones. Ni siquiera miran al pastor; saben que está allí, y eso les basta. Libres para disfrutar prados y fuentes. Felicidad abierta bajo el cielo.
Alegres y despreocupadas, las ovejas no calculan. ¿Cuánto tiempo queda? ¿Adónde iremos mañana? ¿Bastarán las lluvias de ahora para los pastos del año que viene? Las ovejas no se preocupan, porque hay alguien que lo hace por ellas. Las ovejas viven de día en día, de hora en hora. Y en eso está la felicidad.
"El Señor es mi pastor". Solo con que yo llegue a creer eso cambiará mi vida. Se irá la ansiedad, se disolverán mis complejos y volverá la paz a mis atribulados nervios.
Vivir de día en día, de hora en hora, porque Él está ahí. El Señor de los pájaros del cielo y de los lirios del campo. El Pastor de sus ovejas. Si de veras creo en Él quedaré libre para gozar, amar y vivir. Libre para disfrutar de la vida.
Cada instante es transparente, porque no está manchado con la preocupación del siguiente. El Pastor vigila, y eso me basta. Felicidad en los prados de la gracia.
Es bendición el creer en la providencia. Es bendición vivir en obediencia. Es bendición seguir las indicaciones del Espíritu en las sendas de la vida.
"El Señor es mi pastor. Nada me falta".

viernes, 21 de septiembre de 2018

LA NIÑA DE LAS MANZANAS

Un grupo de vendedores fueron a una reunión de ventas en otra ciudad. Todos le habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche. Sin embargo, la reunión terminó un poco tarde y llegaron retrasados al aeropuerto. Entraron todos corriendo por los pasillos. De repente, y sin querer, uno de los vendedores tropezó con una mesa que tenía una canasta de manzanas y estas salieron volando por todas partes.
Sin detenerse, ni mirar para atrás, los vendedores siguieron corriendo y apenas alcanzaron a subirse al avión... Todos menos uno. Este se detuvo, respiró hondo y experimentó un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas. Le dijo a sus amigos que siguieran sin él y le pidió a uno de ellos que al llegar llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar en un vuelo más tarde. 
Luego regresó a la terminal y se encontró con todas las manzanas tiradas por el suelo. Su sorpresa fue enorme al darse cuenta de que la dueña del puesto era una niña ciega. La encontró llorando, con enormes lágrimas corriendo por sus mejillas. Tanteaba el piso, tratando en vano de recoger las manzanas mientras la multitud pasaba apresurada y sin detenerse, sin importarle su desdicha.
El hombre se arrodilló con ella, junto a las manzanas, las metió en la canasta y la ayudó a montar el puesto nuevamente.
Mientras lo hacía se dio cuenta de que muchas se habían golpeado y estaban magulladas. Las tomó y las puso en otra canasta.
Cuando terminó sacó su cartera y le dijo a la niña:
- Por favor, toma estos cien euros por el daño que hicimos. ¿Estás bien?
Ella, llorando, asintió con la cabeza.
Él continuó, diciéndole:
- Espero no haber arruinado tu día.
Conforme el vendedor empezó a alejarse la niña le gritó:
- Señor, espere.
Él se detuvo y se volvió a mirar. Ella continuó:
- ¿Es usted Jesús?

Y a nosotros, ¿nos confunde la gente con Jesús? Parecernos tanto a Él que la gente no pueda distinguir la diferencia. Si decimos que conocemos a Jesús deberíamos vivir y actuar como lo haría Él. Vivir su Palabra cada día.
Nosotros somos la niña de sus ojos, aun cuando hayamos sigo golpeados por las caídas.
Él dejó todo y nos recogió en el Calvario; y pagó por nuestra fruta dañada.
¡Empecemos a vivir como si valiésemos el precio que Él pagó!  

jueves, 20 de septiembre de 2018

CANCIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

Se desata en el cielo una batalla, 
San Miguel contra el mal es vencedor,
con su espada arroja al fuego al enemigo,
es mi arcángel, mi guardián, mi protector.
¿Quién contra Dios? Nadie contra Dios.
¿Quién como Dios? Nadie como Dios.

Principados, potestades se destruyen.
Poderoso, invencible es nuestro Dios.
Nada temo, la victoria está conmigo,
es mi escudo, mi guardián, mi protector.
¿Quién contra Dios? Nadie contra Dios.
¿Quién como Dios? Nadie como Dios.


miércoles, 19 de septiembre de 2018

SÚBETE A LA CARRETILLA

Un joven acróbata tendió una cuerda sobre el vacío y antes de subirse en ella miró a los curiosos que observaban atónitos:
- ¿Creen ustedes que puedo caminar sobre la cuerda sin caerme?
- ¡Sííí! -gritaron todos.
El acróbata anduvo por la cuerda a una altura que daba vértigo de solo verlo y fue muy aplaudido y ovacionado por todos.
- Ahora pasaré, pero empujaré una carretilla sobre la cuerda. Necesito, más que nunca, que crean y confíen en mí.
La multitud guardaba un tenso silencio. Nadie se atrevía a creer que esto fuera posible.
- Basta que una sola persona confíe en mí y lo haré -afirmó el equilibrista.
Entonces uno de los que estaba atrás gritó:
- Sí, sí, yo creo en ti; tú puedes. Yo confío en ti.
El equilibrista, para certificar su confianza, lo retó:
- Si de veras confías en mí, vente conmigo y súbete a la carretilla...
El que decía que creía en él se quedó pálido y se negó a hacerlo.
Creer... y no subirse, este es el problema de muchos.
¿De qué sirve la fe si uno no acude a Jesucristo y le confía su vida?
Todos los que han dado ese paso de fe pueden testificar que Él da la paz interior, una paz que desconocíamos hasta entonces.
En la práctica, ¿cómo se da este paso de fe? Orando al Señor Jesús y entregándole toda nuestra vida.
Él murió por nosotros en la cruz. Agradezcámosle lo que hizo para nuestra salvación ante Dios.

martes, 18 de septiembre de 2018

DIME, JESÚS, TU NOMBRE VERDADERO (Vicente Marqués, S.J.)

Dime, Jesús, tu nombre verdadero
para que yo te alcance de una vez y para siempre:
has de ser Tú el que me lo diga, corazón a corazón.
No he de buscarte, Tú me buscas,
Tú, el que siempre está viniendo.
No estás lejos, más Tú en mí que yo mismo,
y me has hecho uno contigo.
Tú, tan grande y tan conmigo,
tan Dios y tan humano:
yo ante Ti, todo admiración y pasmo
y, a la vez, tan en casa y en familia.
Tú, mi alegría, mi ansia sin descanso,
mi llaga más íntima, mi destino inevitable y deseado,
mi meta y fundamento; mi premio y mi perdón,
mi verdad; la vida por quien vivo
y mi camino, mi fe y mi confianza;
mi fuerza; mi roca, mi refugio y mi defensa;
mi verdad también, la clave de mi historia;
Tú, mi oficio y mi tarea,
mi norma única y mi ley,
el aire que respiro;
la referencia única de lo que soy y hago;
la luz con la que mis ojos ven el mundo y su grandeza;
el corazón con el que amo al mundo y su miseria;
la esperanza por la que lucho para el mundo y mis hermanos.
Dime, por fin, tu nombre deseado;
porque repito mil nombres y nunca es del todo el tuyo.
Dime tu nombre verdadero, ser de mi ser,
dímelo Tú, para que se lo diga a todos,
pues les hace falta a los que penan, y a los vencidos,
a los solos, a los que no pueden ya más ni ven salida,
a los agobiados de soportar la carga de vivir,
a los oprimidos por los que medran sobre ellos;
a los distraídos u orgullosos,
que ni siquiera saben que te necesitan
y se están muriendo de sí mismos;
a los que se mueren de ganas y buscan y no saben qué;
a los que sienten la muerte en el corazón mismo de la vida
y piden prodigios, demostraciones, sin aceptar ser amados;
a los que te arrinconan como pieza de museo
o ilustre personaje histórico;
a los que te reducen a una idea.

Dinos, Jesús, tu nombre, quién eres,
y que nos cambies y nos hagas el mundo en paz y vividero,
porque solos no podemos conseguirlo.
O hazme a mí mismo, si Tú quieres,
tu nombre, repetido, vivo; tu imagen,
tu presencia aquí y ahora, en ti y contigo.

lunes, 17 de septiembre de 2018

RESISTIRÉ (Dúo Dinámico)

Cuando pierda todas las partidas, 
cuando duerma con la soledad, 
cuando se me cierren las salidas 
y la noche no me deje en paz, 
cuando sienta miedo del silencio, 
cuando cueste mantenerse en pie, 
cuando se rebelen los recuerdos 
y me pongan contra la pared, 
resistiré, erguido frente a todo, 
me volveré de hierro para endurecer la piel, 
y aunque los vientos de la vida soplen fuerte 
soy como el junco, que se dobla 
pero siempre sigue en pie. 
Resistiré, para seguir viviendo, 
soportaré los golpes y jamás me rendiré, 
y aunque los sueños se me rompan en pedazos, 
resistiré, resistiré. 
Cuando el mundo pierda toda magia, 
cuando mi enemigo sea yo, 
cuando me apuñale la nostalgia 
y no reconozca ni mi voz, 
cuando me amenace la locura, 
cuando en mi moneda salga cruz, 
cuando el diablo pase la factura, 
o si alguna vez me faltas tú, 

resistiré, erguido frente a todo, 
me volveré de hierro para endurecer la piel, 
y aunque los vientos de la vida soplen fuerte 
soy como el junco, que se dobla 
pero siempre sigue en pie. 
Resistiré, para seguir viviendo, 
soportaré los golpes y jamás me rendiré, 
y aunque los sueños se me rompan en pedazos, 
resistiré, resistiré.






ORACIÓN A SAN IGNACIO DE LOYOLA

Glorioso san Ignacio de Loyola, fundador de la compañía de Jesús y especial abogado y protector mío, ya que tan elevado estás en el cielo por haber hecho tus obras a mayor honra y gloria de Dios, combatiendo a los enemigos de su Iglesia, defendiendo nuestra santa fe, dilatándola por medio de tus hijos por todo el mundo, alcánzame de la divina piedad, por los méritos infinitos de Jesucristo e intercesión de su gloriosa Madre, entero perdón de mis culpas, auxilio eficaz para amar a Dios y servirle con todo empeño en adelante, firmeza y constancia en el camino de la virtud, y la dicha de morir en su amistad y gracia, para verle, amarle, gozarle y glorificarle en tu compañía por todos los siglos. Amén.

DEVOTA ORACIÓN PARA DECIRSE EN LAS CALAMIDADES PRESENTES

Oh dulcísimo Jesús, divino Maestro de nuestras almas, que siempre burlaste las nefandas maquinaciones con que frecuentemente os asaltaban los fariseos, desbarata los proyectos de los impíos y de todos aquellos que con ánimo vil se esfuerzan por engañar a tu pueblo y envolverle en sus falaces sutilezas. Ilumínanos a todos nosotros, tus discípulos, con la luz de tu gracia, no sea que nos seduzca la astucia de los falsos sabios de este siglo, que por todos lados van esparciendo sus dañosos sofismas con el fin de arrastrarnos a nosotros también a sus perversos errores.
Concédenos un rayo de tan viva fe que conozcamos las asechanzas de los impíos y creamos firmemente los dogmas de tu Santa Iglesia, y constantemente rechacemos las máximas seductoras de los sofistas.

(Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893). 

sábado, 15 de septiembre de 2018

DOS ESTAMPAS ANTIGUAS


ORACIÓN A SAN JOSÉ, PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL

Castísimo José, esposo de María: me gozo de verte elevado a tan sublime dignidad y adornado de tan heroicas virtudes. Por los dulcísimos ósculos y estrechísimos abrazos que diste al divino Jesús te suplico me admitas en el número de tus siervos. Protege a las vírgenes y alcánzanos a todos la gracia de conservar la pureza de cuerpo y alma. Ampara a los pobres y a los afligidos por la pobreza y amargas angustias que padeciste en compañía de Jesús y de María en Belén, Egipto y Nazaret; y haz que, sufriendo con paciencia nuestros trabajos, merezcamos el eterno descanso. Sé protector de los padres y esposos, para que vivan en paz y eduquen en el temor de Dios a sus hijos. Da a los sacerdotes las virtudes que corresponden a su estado, para tratar dignamente el Cuerpo de Jesús Sacramentado. A los que viven en comunidad inspírales amor a la observancia religiosa. A los moribundos asístelos en aquel trance supremo, pues tuviste la dicha de morir en los brazos de Jesús y de María. Tiende tu mano protectora a toda la Iglesia, pues has sido declarado por el Vicario de Cristo Patrono de la Iglesia universal. Y pues libraste al Hijo de Dios del furor de Herodes, libra a la Iglesia, Esposa suya, del furor de los impíos, y alcanza que se abrevien los días malos y vengan la serenidad y la paz. Así sea. 

MEDITACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA (SÁBADO)

APRECIO DEL TIEMPO

1º) Es breve. Pasa el tiempo, y con el tiempo paso yo también. Quince, veinte, treinta, cuarenta años de mi vida han pasado ya, y no volverán más. ¿Y cuántos me quedan? No lo sé, pero sé que son pocos. El tiempo es breve: yo mismo lo digo, que los días vuelan sin sentir. Pero en comparación con la eternidad, no solo es brevísimo el tiempo, sino que es como nada.

2º) Tiempo breve y tiempo precioso, porque en este cortísimo tiempo puedo merecer la eterna felicidad. Cada momento bien empleado me puede acrecentar un grado más de gloria en el paraíso. Media hora bien empleada en ajustar las cuentas de mi alma puede sacarla de las manos del demonio y ponerla en las de Dios. Un poco de tiempo que destine cada día a la oración, a oír Misa, a leer en un libro espiritual, puede tenerme lejos del pecado y asegurarme la salvación.

3º) Tiempo breve y espantoso. En todos los instantes puedo pecar, puedo morir y condenarme. ¡Infeliz de mí, que en tiempo tan corto podía hacerme santo y soy todavía pecador! He perdido el tiempo en vanidades, en niñerías, en diversiones y en pecados: ¿qué fruto he sacado de haber perdido hasta ahora el tiempo? Si no pienso seriamente en gastarlo mejor en adelante, llegará un día en que pediré a Dios una sola hora para convertirme, y esta hora no llegará nunca por toda la eternidad.

FRUTO.- Esfuérzate en atesorar riquezas celestiales, aumentando merecimientos, con obras de virtud y misericordia hechas con pura intención de agradar a Dios. Por ejemplo, oyendo a menudo el santo sacrificio de la Misa con devoción, rezando todos los días el santo Rosario en honor de la Virgen Santísima, socorriendo a los pobres necesitados, visitando a los enfermos, etc., todo por complacer a Dios. ¡Qué inmensos tesoros podríamos acopiar para el cielo si no dejáramos perder ninguna ocasión de santificarnos con actos repetidos de virtud!

(Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893).

viernes, 14 de septiembre de 2018

MEDITACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA (VIERNES)

PENAS DE LOS CONDENADOS

1º) Tormentos en el cuerpo. Pecador, ¿ves aquel horroroso calabozo lleno de fuego y humo? Para ti está preparado; allí irás si no cambias de vida. Míralo bien: allí arderá tu cuerpo, cómplice de tus pecados. Te entrará el fuego por la boca, por la garganta, y hasta las entrañas; quedarás como hierro encendido en la fragua, y por todas partes echarás chispas con la fuerza de los golpes que te han de dar los demonios. ¿Cómo podrás vivir en aquel fuego infernal, cuando no puedes sufrir ahora en un dedo la llama de una vela?

2º) Tormentos en el alma. Entre tanto, ¿cuáles serán tus pensamientos cuando arda también tu alma en aquellas voraces llamas? Considerar que pudiste salvarte a poca costa, y no lo quisiste; acordarte de aquel sermón, de aquellos ejercicios, de aquel buen libro, de aquella inspiración con que Dios te llamaba, y de que no quisiste escucharle. Mirar desde allí en el cielo a muchos compañeros de tu mismo estado, edad, carácter, escuela y congregación, y hallarte tú en el infierno. Y con esto, rabiar, desesperarte, maldecirte a ti mismo, al Ángel de tu guarda, a los Santos de tu devoción, a María Santísima y a Jesucristo. ¡Oh qué vida tan infeliz, oh qué ocupación tan miserable la del infierno!

3º) Tormentos por toda la eternidad. Y si llegas a caer en aquel fuego, ¿permanecerás en él por mucho tiempo? ¿Cien años? Más. ¿Mil años? Más. ¿Un millón de años? Más, mucho más. ¿Millones y millones de millones? Más. Mucho más. ¿Pues por cuánto tiempo ha de ser? Mientras Dios sea Dios, para siempre, por toda la eternidad. Y en tan largo tiempo, ¿no habrá un instante de descanso? Nunca. ¿Podré siquiera mover un dedo? Nunca. ¿Ni aun tendré alivio por un abrir y cerrar de ojos? Nunca. ¿Me darán al menos una gota de agua? No, nunca. ¡Oh fuego, oh infierno, oh eternidad!

FRUTO.- Antes de tomar nuevo estado de vida, antes de dar principio a cualquier acción de importancia, pregúntate a ti mismo: ¿será esta obra o este oficio causa de mi condenación eterna?

(Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893).

jueves, 13 de septiembre de 2018

ORACIÓN A SANTA FILOMENA

¡Oh, gloriosa santa Filomena, virgen y mártir!, ejemplo de fe y esperanza, generosa en la caridad, te suplico que escuches mi oración.
Desde el cielo donde reinas, haz caer sobre mí toda la protección y auxilio que necesito en este momento en que mis fuerzas flaquean.
Tú que eres tan poderosa junto a Dios, intercede por mí y alcánzame la gracia que te pido (mencionar la gracia que se desea recibir).
¡Oh, santa Filomena!, ilustre por tantos milagros, ruega por mí.
No me abandones, jamás dejes de mirar como un rayo de esperanza sobre mí y mi familia.
Aparta de mí las tentaciones, da paz a mi alma y bendice mi casa.
¡Oh santa Filomena!, por la sangre que derramaste por amor a Jesucristo, alcánzame la gracia que te pido (repetir ahora la petición).
Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santa Filomena, ayúdame a alcanzar la gracia.
Te prometo que seré tu devoto y que manifestaré a otros necesitados lo milagrosa y bondadosa que eres. Amén.

MEDITACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA (JUEVES)

SOBRE EL JUICIO UNIVERSAL

1º) En el día del Juicio me he de presentar delante del Juez inexorable. ¡Qué terror me causará su vista! Era mi Padre y no le amé, era mi dueño y le dejé, era mi Dios y le desprecié. Con una sola mirada me pondrá delante mi ingratitud, mi infidelidad, mi perfidia. ¿Acudiré entonces a María? ¿Pero cómo tendré valor si con mis pecados crucifiqué muchas veces a su Hijo? ¿Me defenderá el Ángel de mi guarda? ¿Cómo, si nunca le obedecí? El demonio fue siempre mi amigo, y él será allí mi acusador.

2º) Mis pecados se han de referir delante de todo el mundo. ¡Qué vergüenza! Delante de mis compañeros, que me tenían por un ángel; delante de mis padres, que me creían inocente; delante de mi confesor, a quien engañé. Y se han de referir todos sin dejar ninguno; hasta los pensamientos más ocultos, hasta los deseos más recónditos; aquel pecado que cometí con un compañero; el que cometí en aquella habitación, en la cátedra, en aquella tienda, en aquella reunión, en aquella iglesia. ¡Qué confusión tan grande!

3º) Después se ha de pronunciar sentencia de salvación o de condenación. La ha de pronunciar Jesucristo, Juez de vivos y muertos, llamándome bendito o maldito. ¿Cuál será mi suerte? ¿Ir con Jesucristo al reino de los cielos, o con Satanás a los calabozos del infierno? ¿Pero la sentencia no podrá suspenderse? No, ni por un instante. ¿No se podrá revocar? Nunca, ni en todos los siglos. ¡Qué alegría me causará oír que el Salvador me dice: Ven, bendito de mi Padre, a poseer el reino que te tengo preparado; pero qué terror me causará si oigo que me dice: Maldito, apártate de mí al fuego eterno. ¡Oh Dios mío,! ¿cuál será mi sentencia? ¿Y cómo es que, estando citado a comparecer en juicio, apenas me acuerdo de una cosa en que tanto me va?

FRUTO.- Si todas nuestras acciones se deben manifestar al mundo en el último día de la cuenta, es necedad imperdonable apartarse del camino de la salvación por respetos humanos, por un qué dirán. Antes bien, al ofrecérseme alguna ocasión de pecar, debiera yo preguntarme: ¿qué me dirá Dios en el día del Juicio? ¿qué dirá el mundo entero al ver que por no disgustar a los hombres injurié al eterno Juez?

(Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893).

MEDITACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA (MIÉRCOLES)

SOBRE LA MUERTE

1º) Que piense o no en ello, he de morir. Ha de llegar un día en que he de dejar a los parientes y amigos, las conveniencias, cuanto tengo en el mundo, y hasta la propia vida. Mi habitación ha de ser un sepulcro lleno de gusanos; mi casa será la eternidad; feliz o desgraciada, no lo sé. Esta es una verdad que no necesita de la fe para ser creída, porque está pasando diariamente por nuestros propios ojos. Mueren los viejos y los niños, los pobres y los ricos, los pecadores y los justos; murió María Santísima, murió Jesucristo, yo también he de morir.

2º) No sé cuándo ni cómo. ¿Pero dónde? ¿cómo? ¿en casa? ¿en la iglesia? ¿en la cama? ¿yendo de camino? No lo sé. ¿De calentura lenta? ¿de enfermedad aguda? ¿de un accidente? ¿de una caída? No lo sé. ¿Y cuándo ha de ser? ¿de aquí a treinta años? ¿de aquí a veinte? ¿en este mismo año? ¿en este mes? ¿en esta misma noche? No lo sé. Solo Dios lo sabe, que ha dicho que la muerte vendrá como ladrón nocturno, cuando menos se piense.

3º) No estoy todavía dispuesto. ¿Y vivo como si nunca hubiese de morir, y sin acordarme siquiera de la muerte? Si muriese ahora mismo, según lo que me dice la conciencia ¿dónde iría? ¡Acaso de aquí al infierno! Así lo reconozco; este pensamiento me hace temblar; ¿pues cómo no pongo remedio? Voy dilatándolo de un mes a otro, de un día a otro; siempre voy acercándome a la muerte, y siempre vivo en mi pecado. ¡Ay de mí! Si llego a morir en desgracia de Dios, ¿de quién podré quejarme?

FRUTO.- Antes de acostarme haré todos los días examen de conciencia, imaginando que ha llegado ya para mí la hora de partir de este mundo.

(Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893).

martes, 11 de septiembre de 2018

MEDITACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA (MARTES)

DEL PECADO MORTAL

1º) Teme si has pecado. Si por tu desgracia has cometido algún pecado mortal, ¿sabes bien lo que has hecho? Procurar con todas tus fuerzas destruir y aniquilar a tu Dios y Señor, Creador y Redentor, Bienhechor y Padre, corresponder vilmente a sus beneficios, desobedecerle con descaro, rebelarte contra Él, perder la gracia, negarle por Padre, quedar despojado de las buenas obras, perder la herencia de la gloria, y merecer ser precipitado en el infierno. ¿Puede darse mayor desgracia?

2º) Teme si vives en pecado mortal. ¡Ay de ti! Dios es tu enemigo, y tú eres esclavo del demonio. ¿Cómo te atreves a reír, a jugar y a dormir seguro? ¿no ves que si Dios se cansa de sufrirte puedes morir y condenarte en un momento? Millares de ángeles cayeron en el infierno por un solo pecado, ¿y tú te tienes por seguro habiendo cometido tantos? ¡Oh deplorable ceguedad!

3º) Teme, porque puedes pecar. Aunque no estés en pecado, siempre estamos todos en peligro de caer. Una tentación violenta u otro peligro inesperado puede precipitarnos cuando menos pensemos. El ángel pecó en el Cielo, Adán en el Paraíso, y Judas y San Pedro en la escuela de Jesucristo; pues tú también puedes en un punto quedar hecho un demonio. Tiembla, pues, de tan gran peligro.

FRUTO.- Tan espantosa es la malicia del pecado que por todas vías se debe procurar arrojarlo del alma y cerrarle para siempre la entrada. Un medio poderoso para no caer en pecado mortal es trabajar para evitar las culpas veniales y hacer mucho caso de las faltas pequeñas.

(Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893).

lunes, 10 de septiembre de 2018

MEDITACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA (LUNES)

PRECIOSIDAD DEL ALMA

1º) Considera, alma mía, cuán preciosa eres por la nobleza de tu origen. ¿De qué manos has salido? De las manos de Dios. ¿A imagen de quién has sido hecha? A imagen y semejanza de Dios. Esta no es una exageración, no es una figura o modo de hablar, es verdad de fe. Creó Dios al hombre de la tierra, y lo hizo a su imagen y semejanza.
¡Y tú, no solo no piensas en tu nobleza, sino que pierdes por el pecado esta hermosa imagen para tomar la del demonio!

2º) Considera también cuán preciosa eres por el precio de tu rescate. Alma mía, tú estabas perdida, y para siempre. ¿Quién es el que te ha rescatado del poder del demonio? Tu Padre celestial. ¿Y qué es lo que Este ha dado para rescatarte? ¿Oro, plata, piedras preciosas? ¡Ah, mucho más, infinitamente más! Ha dado por tu rescate la vida y la sangre de su divino Hijo. ¡Y una vida tan preciosa, una vida que tanto cuesta, la pierdes tú después por un capricho o por una satisfacción pasajera!

3º) Considera, en fin, cuán preciosa eres por la felicidad de tu destino. Eres hija del Supremo Monarca del mundo, llamada a sentarte cerca de su trono, y a reinar juntamente con Él. Pero la hija de un Príncipe que debe ser algún día coronada, ¡con cuánto cuidado y esmero se educa en la corte de su padre! Y tú, alma mía, heredera del paraíso, ¿dónde estás? ¿dónde habitas? ¡Oh Dios mío! En medio del cieno, como un animal inmundo. ¿Y no te avergüenzas? ¿No temes ser desheredada de Dios?

FRUTO.- Si para conservar un tesoro, del que no hemos de gozar por más tiempo del que durase la vida, tenemos por prudente tomar todas las precauciones, ¿qué diligencia será demasiada para impedir que se mancille la divina hermosura de nuestra alma? La mejor precaución para este objeto es huir de las ocasiones próximas de pecar. Por lo tanto, conviene romper con todas las amistades peligrosas, evitar las visitas nocivas, y los espectáculos menos decentes, cueste lo que cueste.

(Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893).

domingo, 9 de septiembre de 2018

MEDITACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA (DOMINGO)

FIN DEL HOMBRE

1º) Es importante. Estoy en el mundo para salvarme, ¿lo entiendes, alma mía? No estás en el mundo para divertirte, para comer, vestir, descansar, y mucho menos para pecar; estás en el mundo solo para salvarte. ¿De qué te serviría tener bajo tu dominio toda la tierra, si al cabo te hubieses de perder? Reyes, emperadores, filósofos, literatos, ¿de qué os sirve ahora vuestro poder y doctrina si no habéis sabido salvar vuestra alma?

2º) Pero este negocio de la salvación es muy incierto. La salvación del alma no se compra con el oro: se gana haciéndose violencia; se pierde por un solo pecado mortal de pensamiento. Para salvarse no basta haber sido santo o inocente una vez, es preciso perseverar hasta la muerte. ¿Pues qué seguridad tengo yo de salvarme? Mi vida pasada está toda sembrada de pecados y de recaídas. Mi vida presente es un abismo que yo no conozco. Mi vida futura, ¿qué será? No lo sabe sino Dios.

3º) Finalmente, este es un negocio irreparable. Si pierdo un pleito, si pierdo la salud, puedo esperar algún remedio; pero si pierdo el alma una sola vez, ya no hay remedio por toda la eternidad. Si me cortan una mano, me queda otra; si me cortan un pie, me queda otro; si me sacan un ojo, otro me queda; pero el alma es una sola; o sola salva, o sola condenada. ¿Y pienso tan poco en salvarme, o más bien, me tengo por tan seguro? ¡Y vivo tranquilo, cuando si ahora muriese no sé si me salvaría!

FRUTO.- Procura asegurar la salvación eterna de tu alma por medio de una confesión general, y escoge un buen confesor para entablar una vida sólidamente cristiana.

(Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893).

MODO DE HONRAR AL SANTO DEL MES

En algunas familias cristianas hay la costumbre de poner en una bandeja los nombres de los Santos que se celebran en el mes siguiente, escritos en tarjetitas, indicando la virtud especial que los distinguieron, la intención que se ha de tener en las oraciones y una sentencia de algún Santo, v.g. San Fernando, Rey de España, 30 de mayo: Servir a Dios es reinar, ayudar a que otros le sirvan es dilatar su santo Reino. ¡Mira qué empleo tan glorioso para un cristiano! San Bernardo: Celo de la honra y servicio de Dios. Por la conversión de los infieles. Y cada uno tiene por protector al Santo que le cae en suerte.

1º Antes de que se repartan las tarjetitas el último día de cada mes, digamos esta corta oración:
Desígname, Señor, el Santo que desde la eternidad me has señalado para este mes, último acaso de mi vida, para que sea mi especial abogado para contigo, me proteja de todo mal y me asista a la hora de mi muerte.

2º Recibida la tarjetita, leamos, si se puede, la vida del Santo; pero de todos modos notemos bien la virtud especial en la que, según indica la tarjeta, se distinguió el Santo, y la intención que, según la misma, debe tenerse durante el mes. Luego se pondrá la tarjeta junto al Crucifijo, en el devocionario o en otra parte donde fácilmente se pueda ver, para recordar la virtud y la intención en ella especificadas.

3º El día en que se celebre la fiesta del Santo, procuremos hacer algún obsequio particular en su honor, como comulgar, hacer algún sacrificio, etc.

4º Cada día, en una hora señalada, o cuando se pueda, honremos al santo con los títulos siguientes:

Oh San .......,
huésped para este mes,
amigo para la eternidad,
predicador de la verdad,
celador de la perfección,
que procuras mi salvación,
que me mandas ser virtuoso,
que iluminas el entendimiento,
que inflamas el corazón,
patrono poderoso,
padre amante,
pastor vigilante,
que excitas al trabajo,
que moderas la lengua para hablar,
que hablas en el silencio,
luz que iluminas para bien obrar,
capitán que incitas a la pelea,
consejero en las dificultades,
que confortas en la pusilanimidad y en el abatimiento,
que consuelas en la amargura,
que reprendes las faltas,
que ayudas en las caídas para dejar el pecado,
defensor contra el enemigo,
mediador para con Dios,
que ruegas por el perdón de la culpa,
que intercedes para alcanzar la gracia,
modelo y ejemplar de esta peregrinación,
protector en la agonía,
compañero en la gloria.

                                          ORACIÓN

Oh San ......., yo, miserable pecador, confiado en tus merecimientos, vengo a ti con todo mi corazón y afecto a suplicarte humildemente que seas para conmigo patrono y abogado, y de este modo logre yo ejercitar fielmente y conservar con firmeza la virtud ......., que a ejemplo tuyo me he propuesto alcanzar en este mes, a mayor gloria de Dios y honra de tu nombre, y conseguir la intención ......., 
que especialmente me ha sido señalada.
    

sábado, 8 de septiembre de 2018

ESTAMPA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA



REMEDIOS CONTRA LA BLASFEMIA

Pensando San Ignacio de Loyola en las penas del infierno, nada de cuanto pasa en aquella cárcel de eterno llanto le causaba tanto horror como la consideración de que allí no se estila otro lenguaje sino el de continuas blasfemias e imprecaciones. ese modo de hablar, propio de condenados y réprobos, usan en la tierra las bocas blasfemas.
Horrible crimen contra Dios es este, por el cual la vil criatura asesta directamente contra su Creador los tiros de su envenenada lengua, y con increíble vituperio y desacato le insulta y ultraja en su misma persona. Justamente se imponía en la ley antigua al blasfemo la pena de morir apedreado a manos del pueblo.
Dios nuestro Señor, fuera de algún caso, reserva el castigo para la otra vida; y como la sociedad impía de este siglo disimula los crímenes de lesa Majestad divina, por eso ha tomado tantas alas el descaro de los blasfemos.
Pero ¿quién que tenga una centella de celo por la honra de Dios su Padre, vilipendiada y puesta debajo de los pies, no saldrá a vengarla de los ultrajes que le hacen las malas lenguas y no pondrá lo que esté de su parte para desterrar del mundo tan infernal abuso? Y cuando no pueda más, ¿no resarcirá con alabanzas las contumelias con que se tiende a profanar el Santísimo Nombre de Dios?
1º Ante todo es preciso que cada uno resuelva firmemente no proferir nunca blasfemias e impedir que las profieran aquellos sobre quienes tiene alguna autoridad. Y cuando sin poder estorbarlo oiga alguna, diga al menos con el corazón: Alabado sea Dios, bendito sea su santo Nombre.
2º Récense cuando se pueda las siguientes alabanzas y jaculatorias:
Bendito sea Dios. Alabado sea Dios. Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. Dios te salve, María... Virgen Santísima, Reina de cielos y tierra, te amo con todo mi corazón. Perdónale, Señor, que no sabe lo que hace.
3º Será bueno asimismo decir algunas veces el acto de desagravios por las blasfemias e incontinencias para desagraviar a Dios, no solo por las blasfemias, sino también por los pecados abominables de impureza, que tan ofendida tienen a Su Divina Majestad, y al mundo tan perdido.

Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893.

martes, 4 de septiembre de 2018

¡OH SANTA RELIGIÓN!

Oh santa religión cuán vanamente
te quieren ultrajar! En vano intenta
el incrédulo osado,
ahogando su cruel remordimiento,
y el temor que le asalta,
arruinar tus altares consagrados,
y aniquilar tu ley, y sus sagrados.
El Todopoderoso, que es tuitivo,
deja que se consuma
en esfuerzos superfluos; mas de un soplo
su tropa tan sacrílega destruye,
y apenas aparece, cuando huye.

A llorar de continuo aquí en la tierra,
parece que tú has sido destinada:
siempre te asaltan enemigos nuevos,
los cuales, con un brazo muy furioso,
sin cesar balancean a porfía
el gran triunfo que el cielo te ha ofrecido.
Pero por más que engrosen esta nube,
siempre a darte consuelo vienen luego
unos rayos hermosos y lucientes.
Entonces reconoces el empeño
del brazo que te ampara y te sostiene,
y a tus amigos el temblor detiene.

Y así en el gran fracaso de las negras,
crueles y furiosas tempestades,
en que los elementos conjurados
anuncian en relámpagos horribles,
sobre nosotros un fatal estrago,
y el Océano cubren de pedazos,
chocando entre las rocas dispersados;
mientras que el fuerte rayo centellea,
la risueña hermosura
de una azulada nube, precursora
de la borrasca ya casi espirante,
calma el mundo agitado en un instante.


(Del libro "Escuela de costumbres o reflexiones morales e históricas sobre las máximas de la sabiduría", escrito por el abate Blanchard en 1844).

lunes, 3 de septiembre de 2018

ACTO DE DESAGRAVIOS POR LAS BLASFEMIAS E INCONTINENCIAS

Inmenso, incomprensible, infinito, Santísimo Dios, Señor nuestro, ante quien los serafines y todos los espíritus celestiales, confusos y anonadados, se postran para adoraros, al paso que los hombres, redimidos con la sangre preciosísima de vuestro amantísimo Unigénito, y colmados a cada instante por Vos de nuevos e infinitos favores, os ultrajan y ofenden ingratos, profanando y blasfemando incesantemente vuestro nombre sacrosanto, y la preciosísima Sangre de vuestro amado Hijo: yo, miserable e indigna criatura vuestra, a quien afecta el sentimiento de tantos excesos, quisiera poder evitar, aun a costa de mi vida, tanta impiedad; y como esto no me sea posible, deseo reparar, al menos de algún modo, tan horribles profanaciones.
Protesto, pues, que por cada vez que en este día sea profanado y blasfemado vuestro santísimo nombre, la preciosa Sangre de Jesús, y los dulcísimos nombres de Jesús y de María, es mi voluntad daros gracias, bendeciros y alabaros con labio tan puro como el de los serafines, y en nombre de todas las criaturas que hayan merecido vuestra gracia desde el principio hasta la consumación de los siglos, tantas veces como estrellas tiene el cielo, átomos el aire, hojas los árboles, gotas de agua y granos de arena el mar.
Es mi intención ofreceros aquel Santo, Santo, Santo, unido a todas las alabanzas, gracias y bendiciones que continuamente os ofrecen María Santísima y todos los Ángeles y Santos del paraíso, y todas las que os dirigen las almas de los justos en la tierra.
Además, cada vez que se cometa algún pecado de impureza, que Vos aborrecéis de un modo singular, o se profieran palabras inmodestas y obscenas, es mi deseo hacer y presentaros otros tantos actos de santidad, ofreciéndoos especialmente los de Jesús y de María, unidos a vuestra misma pureza, y cuantos han practicado y practicarán en la tierra las almas puras y castas más gratas a vuestros ojos, que han existido y existirán.
Es mi intención, oh Dios mío, renovar estas protestas y deseos a cada latido de mi corazón, a cada pensamiento de mi mente, a cada palabra que pronuncie mi lengua, a cada movimiento de mi cuerpo y de mis sentidos y, finalmente, en todos los instantes de mi vida. Amén.

Del libro "Devocionario manual arreglado por algunos Padres de la Compañía de Jesús". Bilbao, 1893.

domingo, 2 de septiembre de 2018

PASAN RÁPIDAMENTE NUESTROS DÍAS

Pasan rápidamente nuestros días,
se acercan de la muerte los momentos,
e infelices juguetes de una loca
quimérica esperanza, no prevemos
lo que está por venir y aun lo presente,
sin mirar adelante, lo perdemos.
Cuando jóvenes somos, despreciamos
el bien más necesario y de más precio:
el tiempo, este tesoro saludable
pasa siempre con vuelo muy ligero.
Al salir de los juegos de la infancia
las frívolas riquezas, los contentos,
y los honores, alternando agitan
nuestros deseos fútiles e inciertos.
Mas ¡oh funesto error! ¡vanas ideas!
mientras contamos los tesoros nuestros
viene la impía muerte y nos abate
a los pies de estos ídolos soberbios.
¡La muerte...! ¡Ah qué memoria tan funesta!
¡Qué tiempo tan perdido en devaneos!

(Del libro "Escuela de costumbres o reflexiones morales e históricas sobre las máximas de la sabiduría", escrito por el abate Blanchard en 1844).

sábado, 1 de septiembre de 2018

ORACIÓN A SAN JOSÉ (47)

Gran Santo, que eres el siervo fiel y prudente a quien Dios confió el cuidado de su familia; tú que Él ha establecido como conservador y protector de la vida de Jesucristo, el consolador y apoyo de su Santísima Madre y cooperador fiel al gran designio de la redención del mundo; tú que has tenido la dicha de vivir con Jesús y María y morir entre sus brazos; casto Esposo de la Madre de Dios, modelo y patrón de las almas puras, humildes, pacientes y recogidas; sé sensible a la confianza que tenemos en ti, y recibe bondadoso el tributo de nuestra devoción.
Nosotros damos gracias a Dios por los singulares favores de que ha querido colmarte y le pedimos por tu intercesión nos haga imitadores de tus virtudes. Pide, pues, por nosotros, gran Santo, y por el amor que tuviste a Jesús y María y el que Jesús y María tuvieron por ti, obtennos la dicha incomparable de vivir y morir amando a Jesús y María. Así sea.