sábado, 31 de octubre de 2020

HE CORRIDO, SEÑOR, PARA BUSCARTE (Julia Estevan Echeverría)

He corrido, Señor, para buscarte
y el día se cerró, la noche vino.
Pero había soñado en encontrarte,
como Saulo, en mitad de mi camino.

Cuando ya no acertaba ni a llamarte,
brilla ante mí un lucero matutino.
¡Y no me atrevo aún a adivinarte
ni a ver tras de su luz tu Sol divino!

Enséñame, Jesús, a conocerte.
Si Tú me concedieras esa suerte,
ninguna gracia más te pediría.

Ni siquiera aprender a amarte pido,
porque sé que al haberte conocido
con entrega inmediata te amaría.

viernes, 30 de octubre de 2020

POR TI LE HE PREGUNTADO A LAS ESTRELLAS (Luis López Anglada)

Por Ti le he preguntado a las estrellas
cuando, para buscarte, no sabía
qué camino, Señor, me enseñaría
el divino regalo de tus huellas.

Te busqué por las noches, por aquellas
en que el cielo en tu nombre se encendía
y anduve entre las aguas y, por ellas,
pensé que al navegar te encontraría.

Siempre te busqué fuera de mí mismo;
en el viento, en la roca, en el abismo,
creyendo que en lo inmenso te encontrabas.

Y no miré, Señor, a mi costado
donde estabas mostrándote a mi lado
por la manera con que el pan cortabas. 

jueves, 29 de octubre de 2020

ORACIÓN DEL BEATO CARLO ACUTIS (1)


Oh Padre, que nos has dado el testimonio ardiente del joven Beato Carlo Acutis, que convirtió la Eucaristía en el centro de su vida y la fuerza de su dedicación cotidiana para que los demás también te amaran sobre todas las cosas, haz que pueda formar parte pronto de los Santos de tu Iglesia.
Confirma mi fe, alimenta mi esperanza, fortalece mi caridad, a imagen del joven Carlo, que, creciendo en estas virtudes, ahora vive junto a Ti.
Concédeme la gracia que tanto necesito...
Confío en Ti, Padre, y en tu amadísimo Hijo Jesús, en la Virgen María, nuestra dulcísima Madre, y en la intercesión de tu Beato Carlo Acutis.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria al Padre. 

ORACIÓN POR LOS NIÑOS POR NACER

Señor Jesús, Verbo eterno del Padre, que por amor a los hombres quisiste encarnarte por obra del Espíritu Santo en el vientre purísimo de Santa María siempre virgen: protege la vida de todos los niños por nacer. Y ya que Tú quisiste pasar oculto nueve meses en tan preciosísimo sagrario, haz que todos reconozcamos el valor sagrado de la vida humana desde su concepción.
Abre los ojos y cambia los corazones de quienes pretenden arrebatar la vida del seno de sus madres y haz que dejen vivir, hasta que Tú lo dispongas, a quienes han sido objeto de tu amor creador. Amén.

ORACIÓN DEL BEATO CARLO ACUTIS

Oh Cristo Nuestro Señor, felices son tus amados que guardaron sus cuerpos y sus almas siempre puros, y fueron ante Ti y ante tu rebaño como el agradable incienso, su memoria expande en la Santa Iglesia como una fragancia, ejemplo vivo para todos los fieles. Concédenos, por la intercesión del beato Carlo Acutis, una vida llena del aroma de Cristo, para agradecerte, alabarte y glorificarte por siempre. Amén.

NIÑO HERMOSO DEL CIELO (Lourdes Moposita)

Carlo Acutis

Niño hermoso del cielo, 
ciberapóstol de Dios,
hace poco que te conozco
y ya vives en mi corazón.

Viniste al mundo a dejarnos
enseñanzas de caridad y amor
viviendo siempre en la Eucaristía,
en María, en los Santos y en Dios.

Tu sonrisa ha quedado grabada
en toda mi mente y mi alma,
convirtiéndose en la luz de mi camino
que hoy, mañana y siempre me acompaña.

Niño hermoso del cielo,
pongo en ti toda mi fe y esperanza,
te pido que por mí intercedas,
y me concedas el milagro que tanto anhelo y espero.

Confiando en tu infinita bondad,
te rezo la oración que Jesús nos enseñó,
y agradezco tu intercesión,
saludando a María, Madre del amor.
Amén.


 

ORACIÓN DE LAS EMBARAZADAS

María, Madre del amor hermoso, dulce muchacha de Nazareth, Tú que proclamaste la grandeza del Señor y diciendo que “sí” te hiciste madre de nuestro Salvador y madre nuestra: atiende hoy las súplicas que te hago. En mi interior, una nueva vida está creciendo: un pequeño que traerá alegría y gozo, inquietudes y temores, esperanzas y felicidad a mi hogar. ¡Cuídalo y protégelo mientras yo lo llevo en mi seno! Y que, en el feliz momento del nacimiento, cuando escuche sus primeros sonidos y vea sus manos chiquitas, pueda dar gracias al Creador por la maravilla de este don, que Él me regala. Que, siguiendo tu ejemplo y modelo, pueda acompañar y ver crecer a mi hijo. Ayúdame e inspírame para que él encuentre en mí un refugio donde cobijarse y, a la vez, un punto de partida para tomar sus propios caminos. Además, dulce Madre mía, fíjate especialmente en aquellas mujeres que enfrentan este momento solas, sin apoyo o sin cariño. Que puedan sentir el amor del Padre y que descubran que cada niño que viene al mundo es una bendición. Que sepan que la decisión heroica de acoger y nutrir al hijo les es tenida en cuenta. ¡Nuestra Señora de la Dulce Espera, danos tu consuelo y valor! Amén. 

miércoles, 28 de octubre de 2020

UNA HISTORIA DEL BEATO FRANCISCO DÍAZ RINCÓN


Entre las muchas leyendas sobre hechos y personajes ecijanos, la menos conocida, pero no por ello menos bella, es la relacionada con el Beato Francisco Díaz Rincón.
Nos narra que una mañana se encontraban por la calle Carmelitas y Cavilla varios niños de unos 8 años, jugando a moros y cristianos (otras versiones lo hacían por la Plaza de San Juan). Uno de esos niños, el más vivaracho y travieso, que mandaba en el juego, se había escapado o no había acudido aquella mañana a sus deberes. De pronto por esquina de Arcipreste Aparicio y por lo alto de la ligera pendiente, aparece un sacerdote dominicano, que se para y, después de observar el juego de los niños, llama a uno de ellos, con fuerte voz diciendo:
- Oye, Francisco, ven aquí. 
- ¿Es a mí, padre? -preguntó desde lejos un tanto asustado el jefe de la pandilla de los críos.
Acudió, y el sacerdote de blanco hábito, poniéndole una mano sobre su hombro, le dice:
- Mañana temprano ve al Convento de San Pablo y Santo Domingo. Quiere hablarte el Prior.
Se lo contó a sus padres, quienes creyeron que lo llamaría para que prestara servicio en el Convento, que como monaguillo u otro menester, y así al día siguiente, muy arregladito, se presenta Francisco, en las puertas de Santo Domingo y, tras tocar la campanilla, es recibido por el fraile portero, quien a regañadientes lo presenta ante el padre Prior y este, extrañado, dijo que no había citado a ningún niño. Para mayor tranquilidad, le presentó a varios frailes y como ninguno de ellos fuese reconocido por el niño, lo despidieron del Convento sin ser creído.
Malhumorado, iba para su casa, cuando se encontró con uno de los compañeros de juego de la tarde anterior, y como era firme de carácter, junto con este amigo, vuelve al Convento, insiste en su versión y le pone de testigo.
El Prior, ante la insistencia de los pequeños, convoca en el coro a todos los sacerdotes, frailes y profesantes, pero ninguno de ellos es reconocido por Francisco, quien despachado, se dispone a salir de nuevo del Convento, atravesando la Iglesia, pero he aquí, que de improviso se para y empieza a gritar:
- Padre Prior, Padre Prior, este, este fue el fraile que me llamó ayer.
Acuden a los gritos del niño el Prior y los demás dominicos y lo rodean con gran sorpresa, pues Francisco, sonriendo, con la mano derecha extendida y su dedo índice, firmemente señalaba la figura de un Dominico. Esta imagen, colocada en uno de los altares de la Iglesia, representaba nada menos que al fundador de la Orden, a SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, fallecido hacía más de 550 años.
- Hijo ¿ese te llamó?
Sí, padre Prior, ese fue el fraile que estuvo hablando conmigo ayer, y me dijo que viniera a verle.
El niño Francisco Díaz, comenzó a frecuentar iglesias, actuó como “seise” en la de Santa María con once años, ingresó en el Convento de Santo Domingo a los 16, tomó hábitos a los 18 y posteriormente se hizo sacerdote y misionero en Filipinas y China, donde el 28 de octubre de 1.748, a la edad de 35 años, fue martirizado. Es beatificado por León XIII en 1.893. Desde entonces ocupa un altar dentro de la Iglesia Católica aquel niño que una mañana abandonó sus deberes, y cuando jugaba a moros y cristianos, bien por la calle Cavilla o por Plaza de San Juan, fue llamado por un sorprendente fraile dominico

viernes, 23 de octubre de 2020

ORACIÓN POR LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO (8)

Padre misericordioso, en unión con la Iglesia triunfante en el cielo, te suplico tengas piedad de las benditas almas del purgatorio. Recuerda tu eterno amor por ellas, muéstrales los infinitos méritos de tu amado Hijo, dígnate librarles de penas y dolores para que pronto gocen de paz y felicidad.

Dios padre celestial, te doy gracias por el don de la perseverancia que haz concedido a las almas de los fieles difuntos, llévalas de la prisión de las tinieblas a la luz y libertad de los hijos de Dios en el Reino de tu Gloria. Amén.



ORACIÓN A LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO PARA ROGAR POR SU LIBERACIÓN Y RECIBIR SU AYUDA

 

Benditas Ánimas del Purgatorio, almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros que rogamos por vosotras, para que el Señor nos dé su Santa y Eterna Gloria.
Dios misericordioso, Dios clemente y amoroso que con infinita bondad siempre nos perdonas y quieres la salvación de todos los hombres, imploramos tu clemencia para que, por la intercesión de María Santísima y de todos los Santos, concedas a las Almas de nuestros padres, hermanos, parientes, amigos y bienhechores, y a todas las que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la reunión en la Eterna Gloria.
Santísima Virgen María, Reina del Purgatorio, vengo a depositar en tu Corazón Inmaculado una plegaria en favor de las Almas Benditas que sufren en el lugar de expiación, dígnate escucharla, clementísima Señora, si es esta tu voluntad y la de su misericordioso Hijo. Así sea.
María Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas Almas por las cuales tengo, o pueda tener, alguna obligación, sea de agradecimiento, de caridad o de justicia. Dios te salve María, llena eres de gracia...
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la luz perpetua, descansen en paz. Amén.
María Reina del Purgatorio, te ruego por las Almas mas abandonadas y olvidadas y a las cuales nadie recuerda. Tú, Madre, que te acuerdas de ellas, adjudícales los méritos de la Pasión de Jesús, tus méritos y los de los Santos, y alcancen así el descanso eterno.
Dios te salve María, llena eres de gracia...
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
María Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel lugar de sufrimientos, para que cuanto antes vayan a cantar en tu compañía las eternas misericordias del Señor.
Dios te Salve María, llena eres de gracia...
Dales, Señor, el descanso eterno, y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
María Reina del Purgatorio, te ruego de modo especial por aquellas Almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la Divina Justicia, ten compasión y piedad de ellas, y ya que no pueden merecer sino solo padecer, acorta sus penas y derrama sobre estas Almas el bálsamo de tu consuelo maternal.
Dios te salve María, llena eres de gracia...
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
María, Reina del Purgatorio, te ruego de modo especial por aquellas Almas que más penan y padecen. En verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos imaginarlas siquiera, intercede Madre nuestra por ellas, y Dios escuchará tu Oración.
Dios te Salve María, llena eres de gracia...
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
Virgen Santísima, Madre de la humanidad, te pido que así como me acuerdo de las Benditas Ánimas del Purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados.
En Ti, Madre mía, pongo toda mi confianza de hijo y sé que no he de quedar defraudado. Amén.
Benditas Ánimas del Purgatorio, almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros que rogamos por vosotras,
para que el Señor nos dé su Santa y Eterna Gloria. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria, y pedir a las Ánimas Benditas del Purgatorio que oren a Dios por el problema, o necesidad, o cualquier asunto que preocupa y se quiere solucionar cuanto antes.
Hacer la oración y los rezos tres días seguidos.



martes, 20 de octubre de 2020

LA ETAPA FINAL (José María Zandueta)

Guía y Pastor de místicos rebaños:
Tu cayado, tu vara y tu silbido
en muchas ocasiones me han servido
para salvarme sin mayores daños.

Quiero aceptar la ofrenda de los años,
que restan por vivir. Señor, te pido
que mi oración no quede en el olvido,
que no nublen mi Fe los desengaños.

Voy transitando la cañada oscura
con la más triste soledad. Tu auxilio
puede alegrar el resto de mi vida.

Que la etapa final de mi andadura
se transforme en amor y dulce idilio
y en gozosa y alegre despedida.

viernes, 16 de octubre de 2020

LA SEMANA DEL BUEN CRISTIANO

 


¿POR QUÉ EL SÁBADO ES EL DÍA DE LA VIRGEN?

 

¿Por qué la Iglesia consagró el sábado al culto de Nuestra Señora?
Desde el principio de los tiempos, la Santa Madre del Creador ha sido amada y venerada al modo que Cristo deseó para Ella. A lo largo de su historia, la Esposa del Señor buscó formas de honrarla y servirla adecuadamente. Conozca, pues, el origen de esta costumbre instituida por el Papa Beato Urbano II.
El Papa Beato Urbano II, habiendo huido a Francia por causa del emperador Enrique III, que le perseguía, celebró Concilio en Claramonte, y ordenando diversas cosas para la gobernación del clero, mandó que se rezase cada día el Oficio de Nuestra Señora, y los sábados, si no hubiese Doble o Semidoble, fuese rezado el de Ella. Fue el primer Pontífice que concedió Cruzada contra infieles. Lo dice San Antonio de Florencia en su Segunda Parte Historial.
¿Por qué se dio el día del sábado a la Virgen? Hay algunas razones y congruencias. Una es porque el día que padeció algún santo suele celebrarse su fiesta, y la Virgen, si padeció martirio, fue el Viernes y el Sábado Santo. El Viernes fue dedicado al martirio del Hijo, y vino bien que el Sábado siguiente se dedicase al martirio de la Madre.
Es otra razón que, así como en el día del sábado cesó Dios las obras de la Creación y descansó, en ninguna alma descansó así el Espíritu Santo, como en la de Cristo y en la de su Soberana Madre. En las otras almas hubo alguna repugnancia, a lo menos de Pecado Original, y algún venial, mas en la de Cristo y en la de la Virgen no hubo tal repugnancia, pues ni hubo pecado venial ni Original.
Es la tercera razón que Dios bendijo el día del Sábado; así la bienaventurada Virgen María fue bendita por las tres Personas: el Padre la bendijo escogiéndola por Hija, el Hijo la bendijo escogiéndola por Madre y el Espíritu Santo la bendijo escogiéndola por Esposa. El ángel la bendijo cuando la saludó, y todo el mundo la bendice, porque la reverencia y loa.
Otra razón es porque el sábado es medio entre el día del gozo, que es el domingo, y el día penoso, que es el viernes; así la Virgen es medianera entre Dios y los hombres.

UNA GRAN FUERZA DE REPARACIÓN


“Me inclino hoy con amor sobre las llagas y sobre las heridas de todos mis hijos.
Soy vuestra Madre Dolorosa.
Mi función de Madre me une a vosotros de manera fuerte y personal. Así como vuestras alegrías aumentan mi gozo, así vuestros sufrimientos procuran nuevo dolor a mi Corazón materno.
Hoy os veo a todos bajo el peso de un sufrimiento indecible. ¡Ved si hay un dolor tan grande como mi dolor de Madre!
En un mundo donde impera el egoísmo y la soberbia, las víctimas más numerosas son los inocentes.
Hoy se matan a millones en el seno de las madres, a través del delito del aborto, legalizado ya en todas partes. ¿Por qué tanta crueldad? ¿Por qué se ha difundido hoy en el mundo tan inhumana impiedad?
La sangre de estos inocentes clama todos los días venganza en la presencia de Dios y abre en mi Corazón materno heridas de profundo dolor.
Los niños, que se abren a la vida, y a quienes se propone como valores verdaderas transgresiones de la ley de Dios; los jóvenes desorientados y engañados; las familias que lloran la destrucción de su hogar; las inmensas multitudes de mis pobres hijos que corren por el camino del pecado y de la perdición.
¡Ved si hay un dolor igual al mío!
Sobre todo, miro hoy, con dolorida angustia, a la Iglesia, confiada por Jesús de modo particular a mi acción de Madre. Contemplo cómo es violada por el pecado, dividida en su unidad, profanada por los sacrilegios, oscurecida en su Verdad.
¿Cuántos son hoy los Pastores que ya no defienden la grey que Jesús les ha confiado? Algunos guardan silencio, cuando deberían hablar con valor para defender la verdad y condenar el error y el pecado. Toleran para no arriesgarse, se rebajan al compromiso con tal de mantener sus privilegios.
Así se va difundiendo el error bajo fórmulas ambiguas y ya no se repara el pecado en una progresiva apostasía de Jesús y de su Evangelio.
Hoy es necesaria una gran fuerza de oración. ¡Es necesaria una gran cadena de sufrimientos que se eleve a Dios en reparación!
Llamo a mis predilectos y a todos mis hijos consagrados a mi Corazón Inmaculado a unirse al dolor de vuestra Madre Celestial, para que se cumpla en todos vosotros lo que falta a la Pasión de Jesús…”
Tomado del libro "A los Sacerdotes Hijos Predilectos de la Santísima Virgen". París (Francia), 15 de septiembre de 1982. Fiesta de la Dolorosa.

viernes, 9 de octubre de 2020

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN DEL HOGAR AL DIVINO NIÑO JESÚS

Divino Niño Jesús, Tú que bendices y proteges las casas donde está expuesta y es honrada tu Sagrada Imagen, te elegimos hoy y para siempre por Señor y Dueño de nuestra casa, y te pedimos que te dignes demostrar en ella tu poderoso auxilio, preservándola de las enfermedades, del fuego, del rayo, de las inundaciones, de los terremotos, de los ladrones, de las discordias, y de los peligros de la guerra.
Bendice y protege a las personas que aquí habitan y concédeles la paz, una gran fe, verdadero amor a Dios y al prójimo, paciencia en las penas, esperanza en la vida eterna, facilidades de trabajo, empleo y estudio, y la gracia de evitar los malos ejemplos, el vicio, el pecado, la condenación eterna y todas las demás desgracias y accidentes. Amén.
 

jueves, 8 de octubre de 2020

CUANDO NO PUEDES REZAR (Claudio de Castro)

Tengo tiempo que no puedo rezar el Padre Nuestro. Cada vez que lo inicio y digo: "Padre...", una dulce voz interior me responde: "Hijo...". Llevo así algunas semanas. Vuelvo a empezar pausadamente: "Padre..." y al segundo la respuesta: "Hijo...".
Le he dicho a Dios en broma: "Que no me dejas rezar". Y Él me responde: "Rezar, Claudio, es estar conmigo".
Creo que la profundidad de esta oración radica en la certeza de sabernos hijos suyos. Hijos de un Padre misericordioso, tierno y bueno.
Me encanta saber que me tiene en su Corazón. Y espera siempre que le cuente mis cosas y le diga que lo quiero.
La verdad es que pocas veces he comprendido a Dios. Toma decisiones que me enredan, me confunden y al final me llenan de alegría y esperanza. He decidido por eso olvidar mi afán por comprender y dedicarme a confiar.
Bueno, te dejo, amigo mío. Voy a ver si esta vez puedo rezar sin que me interrumpa.
"Padre...".
"Hijo...".

SANAR EL MUNDO (CATEQUESIS SOBRE LA PANDEMIA DEL PAPA FRANCISCO)

miércoles, 7 de octubre de 2020

ORACIÓN PARA CUIDAR EL CORAZÓN

Te pido, Señor, que cuides mi corazón. Con tu Sagrado Corazón abraza mi vida.

Señor Jesús, mi Buen Pastor, te ofrezco mi corazón. Está debilitado por el cansancio y el desánimo. No vibra ante tu presencia, no se estremece con tu voz. Le cuesta creer en tu plan, en tu promesa. Ya no busca ni festeja tu misericordia. Tampoco está deseoso de amar a todos. Está agotado, a veces parece querer abandonarlo todo.
Te pido, Señor, que cuides mi corazón. Con tu Sagrado Corazón abraza mi vida. Ayúdame a entender mis tiempos, pero sobre todo a vivir según tus tiempos.
Te entrego lo que me está costando llevar. A pesar de mi debilidad, dame firmeza para caminar. Ayúdame a tener un corazón humilde que encuentre en Ti la fuerza.
Dame un corazón como el tuyo, que busque más amar que ser amado, que sea reflejo de tu alegría y nunca pierda la certeza del amor infinito del Padre. Amén.



HOY ES NTRA. SRA. DEL ROSARIO

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL ROSARIO 


Santísima Virgen del Rosario:

Amada por Dios desde toda la eternidad, viniste al mundo llena de gracia y sin la más ligera sombra de pecado para ser Madre de Jesús y Madre nuestra. Cuando el ángel te saludó en nombre de Dios, respondiste sí a la invitación divina, y el Verbo se hizo carne en tu seno virginal. Desde entonces comenzaste a vivir en íntima comunión con Él los misterios todos de su vida, y te convertiste en Nuestra Señora del Evangelio, de la Redención y de la Gracia.
Junto a la Cruz bebiste con tu hijo Dios el cáliz amargo del dolor y unida a Él mereciste para todos los redimidos la vida eterna. El Espíritu Santo descendió en Pentecostés nuevamente sobre Ti y te consagró Madre de la Iglesia. Coronada ahora en el Cielo como Reina y como Madre de todo lo creado, tu corazón continúa aquí en la Tierra. En Él confiamos.
Madre del Rosario, acércate aún más a nosotros. Te pedimos por los que no tienen fe o rechazan tu luz. Por los que no tienen pan. Por los enfermos y por los sanos. Por los que viven angustiados o sufren sin esperanzas. Por los hogares que se elevan y por los hogares que amenazan ruinas.
Santifica y fortalece al Papa, el dulce Cristo en la Tierra, a los obispos y sacerdotes, a todos los llamados a seguir más de cerca de Jesucristo. Enciende en sus corazones un fuego que jamás se extinga.
Madre del Rosario, únenos a Ti en la tierra y llévanos contigo al Cielo.
Así sea.



ORACIÓN DEL BEATO BARTOLOMÉ LONGO, APÓSTOL DEL ROSARIO:

Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios, vínculo de amor que nos une a los Ángeles, torre de salvación contra los asaltos del infierno, puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás.
Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía. Para Ti el último beso de la vida que se apaga. Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre, oh Reina del Rosario de Pompeya, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana consoladora de los tristes.
Que seas bendita por doquier, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.

SALVE, MARÍA, MADRE DEL ROSARIO (Ángel Ramos Sánchez)


Salve, María, Madre del Rosario.
Salve, princesa de la humanidad.
Tiende tu mano a los que imploramos,
siempre nos proteja tu bondad.
Los que, peregrinos en tierra de paso,
buscamos alivio a nuestros dolores
te invocamos Madre, Reina de los cielos,
sabiendo que Tú estás siempre atenta,
nos cuidas con mimo, nos colmas de amores.
El Rosario, Señora, es nuestro homenaje
de amor encendido en tu devoción.
Son sus misterios preciosos hogares
en donde encontramos retazos de tu corazón.
No nos olvides, Madre amorosa,
en el momento de nuestra partida.
Por tu Rosario, divina Señora,
nos lleves a Cristo y hallemos la vida.

lunes, 5 de octubre de 2020

ORACIÓN AL SEÑOR DE LOS MILAGROS

Te presentamos el homenaje de nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. Te damos gracias porque nos amas, nos acoges en tus brazos, nos guías con tu palabra y nos brindas tu perdón.
Señor de los Milagros, te consagramos nuestras familias, consérvalas en armonía; nuestras casas, ilumínalas con tu presencia; nuestras alegrías, santifícalas con tu amor; nuestras dolencias, remédialas con tu misericordia; nuestro trabajo, fecúndalo con tu bendición... Amén.



MEDITACIÓN TÉMPORAS DE ACCIÓN DE GRACIAS (PADRE DAMIÁN RAMÍREZ LOZANO)

MEDITACIÓN TÉMPORAS DE ACCIÓN DE GRACIAS

Música: "The sea on every side" (Tim Janis)

LAS TÉMPORAS DE ACCIÓN DE GRACIAS

«Las Témporas —dice el Misal— son días de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual» (p.648). La celebración ha sido fijada en España para el día 5 de octubre, pues su localización en el calendario e incluso su duración dependen de las Conferencias Episcopales de cada país.

Las Témporas, y con ellas las Rogativas, son una antiquísima institución litúrgica ligada a las cuatro estaciones del año. Su finalidad consistía en reunir a la comunidad, para que, mediante el ayuno y la oración, se diese gracias a Dios por los frutos de la tierra y se invocase su bendición sobre el trabajo de los hombres. Las Témporas nacieron en Roma y se difundieron con la liturgia romana, al mismo tiempo que sus libros litúrgicos. Al principio tuvieron lugar en las estaciones del otoño, invierno y verano, exactamente, en los meses de septiembre, diciembre y junio. Pero muy pronto debió de añadirse la celebración correspondiente a la primavera, en plena Cuaresma. Por algunos sermones de San León Magno se conoce el significado de estas jornadas penitenciales, que comprendían la eucaristía, además del ayuno, los miércoles y los viernes de la semana en que tenían lugar. El sábado había una vigilia, que terminaba con la eucaristía también, bien entrada la noche, de forma que esa era la celebración eucarística del domingo.

La proximidad con algunas grandes solemnidades, como Navidad y Pentecostés, y la coincidencia con algún tiempo litúrgico, proporcionaban un colorido especial a la celebración de las respectivas Témporas. Pretender relacionarlas con cultos naturalistas precristianos es pura imaginación, aunque es evidente su relación con la vida agraria y campesina, la vida propia de aquellos tiempos. En el fondo, las Témporas son un acercamiento mutuo de la liturgia y la vida humana, en el afán de encontrar en Dios la fuente de todo don y la santificación de la tarea de los hombres.

Por eso, hoy, considerada la extensión de la Iglesia y su presencia en los pueblos más diversos, se imponía una revisión y una adaptación de esta vieja celebración litúrgica, que ya no tiene por qué ser agraria ni campesina únicamente, sino que puede ser muy bien urbana y cercana a las preocupaciones del hombre del cemento y del reloj de cuarzo. Lo importante es que en un día, o en tres, según la duración elegida, se viva y se celebre la obra de Dios en el hombre y con la ayuda del hombre; con un espíritu de fe y de acción de gracias propios del creyente, que sabe que lo temporal tiene su propia autonomía, pero sin romper con Dios y sin ir en contra de su voluntad salvadora: «Todo es vuestro; pero vosotros sois de Cristo, y Cristo, de Dios» (1 Cor 3,22-23).


JULIÁN LÓPEZ MARTÍN

domingo, 4 de octubre de 2020

LOS MOTIVOS DEL LOBO (Rubén Darío)

 El varón que tiene corazón de lis,

alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
el lobo de Gubbia, el terrible lobo,
rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños.

Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.

Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: ¡Paz, hermano
lobo! El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: ¡Está bien, hermano Francisco!
¡Cómo! exclamó el santo. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?
Y el gran lobo, humilde: ¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
Y no era por hambre, que iban a cazar.
Francisco responde: En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!
Está bien, hermano Francisco de Asís.
Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata.
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, baja la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.

Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios. ¡Así sea!,
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.

*

Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba en las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si tuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.

Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos lo buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.

Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote -dijo-, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho.
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad.

El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: Padre nuestro, que estás en los cielos...