jueves, 29 de marzo de 2018

ORACIÓN DE UN PADRE O UNA MADRE A LOS ÁNGELES DE LA GUARDA DE SUS HIJOS

Humildemente os saludo, fieles amigos celestiales de mis hijos. Os doy las gracias de todo corazón por todo el amor y la bondad que les mostráis. En algún día futuro, con un agradecimiento más digno del que ahora puedo dar, os recompensaré por vuestro cuidado de ellos y reconoceré ante toda la corte celestial mi deuda para con vuestra guía y protección. Continuad velando por ellos. Colmad todas sus necesidades de cuerpo y alma. Orad del mismo modo por mí y por mi familia entera, para que algún día todos nos regocijemos en vuestra bendita compañía. Amén.

ORACIÓN POR LAS ALMAS MÁS ABANDONADAS

Jesús, por el amor de la agonía que Tú soportaste durante el temor a la muerte en el Huerto de Getsemaní, en la flagelación y coronación de espinas, en el camino al Monte Calvario, en tu crucifixión y en tu muerte, ten piedad de las Almas del Purgatorio y especialmente de aquellas que están totalmente olvidadas. Líbralas de sus amargos dolores, llévalas a Ti y envuélvelas con tus brazos en el Cielo.
(Padrenuestro y Avemaría).
Señor, concédeles el descanso eterno y brille para ellas la luz que no tiene fin.

ORACIÓN PARA BENDECIR LA PUERTA DEL HOGAR

Bendito seas, Señor Dios nuestro, porque Tú guías nuestros pasos. Tú bendices nuestras entradas y salidas; desde que nacemos hasta que morimos nos tienes bajo tu cuidado. Bendice esta puerta, Señor, y cada día que pasemos por este lugar atráenos más profundamente hacia tu presencia y a las maravillas de tu amor por nosotros.
Tú eres la puerta del Reino de los Cielos, la puerta hacia la vida eterna. Oh Portal de eterna paz, nuestro nuevo y vivo camino, desata nuestros pecados y abre para nosotros la puerta de la salvación.
Oh Dios, protege nuestras entradas y salidas; permítenos compartir la hospitalidad de este hogar con todos aquellos que nos visiten. Que los pobres encuentren descanso dentro de estos muros y todos los que padecen hambre encuentren alivio en nuestro hogar.
Guíanos, Señor, hacia Ti, por tu misericordia, y llévanos contigo a la Patria celestial. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

martes, 27 de marzo de 2018

ORACIÓN POR LA HUMANIDAD

Que trabajemos, Padre, por el bien común de la humanidad y de nuestro planeta. Ayúdanos a evitar nuestros egoísmos y a no dejarnos guiar por intereses económicos que se alejan del servicio a las personas y de las cosas realmente importantes de la vida.

domingo, 25 de marzo de 2018

ORACIÓN POR LOS PERSEGUIDOS

Dios nuestro, que en tu misteriosa Providencia has querido asociar tu Iglesia a los sufrimientos de tu Hijo, concede a los fieles que sufren persecución a causa de tu Nombre el don de la paciencia y de la caridad, para que puedan dar testimonio fiel y creíble de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

ORACIÓN A SANTA GIANNA BERETTA, PATRONA DE LAS EMBARAZADAS Y MOVIMIENTOS PROVIDA

Espíritu Santo, fuente de toda perfección, danos sabiduría, inteligencia y coraje para que, siguiendo el ejemplo de santa Gianna y por su intercesión, podamos saber cómo ponernos al servicio de cada persona que encontramos en nuestra vida personal, familiar y profesional, y así crecer en el amor y la santidad.

ORACIÓN PARA EL MATRIMONIO

(Rezar todos los días el uno por el otro).

Señor, te lo suplico, concede a mi esposo(a) (decir el nombre) la gracia de hacer la experiencia de tu amor, y que al final de su vida alcance la salvación eterna.
Virgen María, pongo esta intención en tus manos.

ACTO DE ABANDONO A LA DIVINA PROVIDENCIA

Dios mío, no sé lo que va a pasar en este día. Sé, sin embargo, que todo lo que me suceda lo has dispuesto Tú, previsto para mi mayor bien. Me basta saberlo para sosiego y tranquilidad de mi corazón.
Sé que todo estará conforme con tu voluntad. Me entrego totalmente a tu amor paternal, sabiendo que, así como la madre lleva solo el bien al hijo que tiene en brazos, así Tú, y mejor que ella, solo puedes darme lo mejor para mi felicidad, santificación y salvación. Me abandono enteramente a tus santos, impenetrables y eternos designios, y a ellos me someto de todo corazón.
Quiero todo, acepto todo, te ofrezco todo uniéndome al sacrificio de tu querido Hijo Unigénito y mi Salvador. En nombre de Jesucristo, por su Santísimo Corazón y por sus merecimientos infinitos, te pido la paciencia en el sufrimiento y la perfecta conformidad con tu voluntad por todo lo que Tú quieras y permitas.
Amén.

sábado, 24 de marzo de 2018

VÍA CRUCIS (1)


1ª ESTACIÓN.- Jesús condenado a muerte.- ¡Jesús mío, condenado en vez de mí: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

2ª ESTACIÓN.- Jesús cargado con la cruz.- ¡Jesús mío, cargado con mis pecados para descargarme de ellos: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

3ª ESTACIÓN.- Primera caída del Señor.- ¡Jesús mío, sucumbiendo bajo el peso de mis pecados para expiarlos: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

4ª ESTACIÓN.- Jesús encuentra a su Santísima Madre.- ¡Jesús mío, encontrando a tu angustiada Madre: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

5ª ESTACIÓN.- El Cirineo ayuda a Jesús.- ¡Jesús mío, invitándome a participar de tu Cruz: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

6ª ESTACIÓN.- La Verónica enjuga el rostro del Señor.- ¡Jesús mío, con el rostro manchado de inmundas salivas para expiar mi orgullo: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

7ª ESTACIÓN.- Jesús cae por segunda vez.- ¡Jesús mío, sucumbiendo otra vez para enseñarme a levantar después de las caídas: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

8ª ESTACIÓN.- Jesús habla a las mujeres.- ¡Jesús mío, consolando a las mujeres de Israel que, llorando, te seguían: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

9ª ESTACIÓN.- El Señor cae por tercera vez.- ¡Jesús mío, sucumbiendo de nuevo al pensar en mis ingratitudes: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

10ª ESTACIÓN.- Desnudan al Señor.- ¡Jesús mío, despojado de tus vestiduras para expiar mis sensualidades: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

11ª ESTACIÓN.- Jesús clavado en la Cruz.- ¡Jesús mío, clavado en la Cruz para expiar mis malas acciones: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

12ª ESTACIÓN.- Muere Jesús en la Cruz.- ¡Jesús mío, muerto en la Cruz para abrirme el Paraíso: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

13ª ESTACIÓN.- Colocan a Jesús en los brazos de su Madre.- ¡Jesús mío, depuesto en los brazos de tu afligida Madre: misericordia. (Padrenuestro y Avemaría).

14ª ESTACIÓN.- El Señor es sepultado.- ¡Jesús mío, encerrado entonces en el sepulcro y ahora en el Tabernáculo: misericordia! (Padrenuestro y Avemaría).

(Cinco Padrenuestros, Avemaría y Gloria en memoria y veneración de las cinco llagas de Nuestro Señor).


viernes, 23 de marzo de 2018

ORACIÓN DE UN ENFERMO (1)

Mira, Señor, que está enfermo el que Tú tanto quieres. Ayúdame a mantener la paz. Yo sé que Tú siempre estás conmigo en medio del dolor, de la angustia y del miedo. Yo sé que que siempre estás conmigo y que nunca me dejas solo en los momentos difíciles. Hazme sentir la fortaleza y el consuelo de tu presencia y tu compañía, y la ternura de la Madre que estuvo junto a tu Cruz.
Médico divino del alma y del cuerpo, gracias por el don inestimable de la Eucaristía, pan de vida y medicina de inmortalidad. Si quieres, puedes curarme, pero no se haga mi voluntad sino la tuya.
Tú que dijiste: "Estuve enfermo y me vinisteis a ver", transforma mi vida y hazla transformarse para que puedan descubrir en mí tu rostro cuantos me cuidan y me visitan. Amén.

ORACIÓN DE REPARACIÓN DE LA SIERVA DE DIOS LUISA PICCARRETA

Jesús, oh prisionero de amor, te amo, me arrepiento de mis pecados y te adoro en todas las iglesias del mundo, especialmente en aquellas donde estás más abandonado, solo y despreciado.
Haz que mi corazón sea una lámpara ardiente, que brille siempre delante de tu presencia en cada día, a cada hora, a cada instante y por toda la eternidad.
Oh prisionero de amor, Tú estás abandonado y solo y yo quiero hacerte compañía y estar pronto para darte reparación de cualquier ofensa, cualquier ultraje que te hayan hecho.
Al acompañarte como lo estoy haciendo, quiero también amarte por quien no te ama, alabarte por quien te desprecia, bendecirte por quien te blasfema, pedirte perdón por quien te ofende, arrodillarme ante tu presencia por quien no se arrodilla y pasa indiferente.
Eterno Padre, te doy gracias por todos los privilegios que has concedido a María Santísima por haberla hecho tu Hija predilecta.
Eterno Hijo, te doy gracias por el abismo de favores con que colmaste a María Santísima, por haberla hecho tu Madre Inmaculada. Santísima Trinidad, ten piedad de mí.
Ángel de la guarda, custódiame. San José, asísteme. San Miguel Arcángel, defiéndeme. Arcángel San Rafael, acompáñame.
Así sea.

¡GLORIA, GLORIA, ALELUYA!

Gloria, gloria, aleluya,
Gloria, gloria, aleluya;
Gloria, gloria, aleluya,
en nombre del Señor.

Cuando sientas que tu hermano
necesita de tu amor,
no le cierres tus entrañas
ni el calor del corazón;
busca pronto en tu recuerdo
la palabra del Señor:
"Mi ley es el amor".


Cristo dijo que quien llora
su consuelo encontrará;
quien es pobre, quien es limpio,
será libre y tendrá paz.
Rompe pronto tus cadenas,
eres libre de verdad,
empieza a caminar.

Si el camino se hace largo,
si te cansas bajo el sol,
si en tus campos no ha nacido
ni la más pequeña flor,
coge mi mano y cantemos
unidos por el amor,
en nombre del Señor.


jueves, 22 de marzo de 2018

ORACIÓN DE SANACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS POR LA SALUD DEL CUERPO Y ALMA

Yo vuelo a Ti, Sagrado Corazón de mi Salvador, porque Tú eres mi refugio, mi única esperanza.
Tú eres el remedio para todas mis miserias, mi consuelo en todas nis angustias, la reparación de todas mis infidelidades, el suplemento para todas mis deficiencias, la expiación por todos mis pecados y la esperanza y fin de todas mis oraciones.
Tú eres el único que nunca se cansa de mí y el único que puede soportar mis defectos, porque Tú me amas con un amor infinito.
Por lo tanto, oh Dios mío, ten piedad de mí de acuerdo a tu gran misericordia y haz de mí, para mí y en mí lo que sea que Tú quieras, porque yo me entrego enteramente a Ti, Corazón divino, con la plena confianza de que Tú nunca me rechazarás.
Tú que invitas a todos los que están sobrecargados a que acudan a Ti, permite que tu mano sanadora se pose sobre mí y me dé la sanación del cuerpo y el alma.
Toca mi alma con tu compasión por los demás. Toca mi corazón con tu coraje e infinito amor por todos. Toca mi mente con tu sabiduría, para que mi boca siempre proclame tu alabanza.
Enséñame, oh Sagrado Corazón de Jesús, a alcanzarte en mi necesidad, y ayúdame a guiar a otros a Ti con mi ejemplo.
Sagrado Corazón de Jesús, fuente del divino amor y consuelo, tráeme salud en cuerpo y espíritu para que pueda servirte con todas mis fuerzas.
Ven y toca suavemente esta vida que has creado, ahora y para siempre.
Amén.

ANTIGUA ORACIÓN A SAN JOSÉ PARA EL BENEFICIO ESPIRITUAL DE QUIEN ESTÁ REZANDO O DE LA PERSONA POR LA QUE SE ESTÁ REZANDO

Oh San José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos.
Ayúdame con tu poderosa intercesión a obtener todas las bendiciones espirituales de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al confiarme aquí en la tierra a tu poder celestial, te tribute mi agradecimiento y homenaje.
Oh San José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos. No me atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón. Abrázalo en mi nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando yo exhale mi último suspiro.
¡San José. patrono de las almas que parten, ruega por mí! Amén.

(Recuerda que Dios siempre atiende nuestras oraciones. Pero nosotros no siempre esperamos las respuestas que recibimos).

ORACIÓN PARA AYUDAR A SANAR LA TRISTEZA (Padre Gustavo Jamut)

Señor Jesús, tú conoces mi tristeza que ahoga mi corazón y sabes el origen de ella, Hoy me presento ante Ti y te pido que me ayudes, pues ya no puedo seguir así.
Sé que Tú me llamas a vivir en paz, con serenidad, gozo y alegría, incluso en medio de las dificultades cotidianas. Por eso hoy te pido que pongas tus benditas manos en las llagas de mi psique que me hacen tan sensible a los problemas y me liberes de la tendencia a la tristeza y a la melancolía que anida en mí.
Hoy te pido que tu gracia vaya restaurando mi historia, a fin de no vivir esclavizado por el recuerdo amargo de los acontecimientos dolorosos del pasado. Como ellos han pasado, ya no existen, te entrego lo que pasé y lo que pasaron las personas amadas, lo vivido y lo sufrido por nosotros.
Quiero perdonarme y perdonar, para que tu gozo comience a fluir en mí.
Te entrego las tristezas unidas a las preocupaciones o a los temores del mañana. Ese mañana tampoco ha llegado, por lo tanto solo existe en mi imaginación. Solo hoy debo vivir y solo hoy debo caminar en tu alegría. Aumenta mi confianza en Ti para que aumente en mi alma el regocijo. Tú eres Dios y Señor de la historia y de la vida, de nuestras vidas. Por eso toma mi existencia y la de las personas amadas con todos nuestros quebrantos, con todas nuestras necesidades y que con la ayuda de tu poderoso amor se desarrolle en nosotros la virtud de la alegría. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA PARA OBTENER UNA GRACIA

¡Oh, María, consuelo de cuantos te invocan! Escucha benigna la confiada oración que en mi necesidad elevo al trono de tu misericordia, ¿A quién podré recurrir mejor que a Ti, Virgen bendita, que solo respiras dignidad y clemencia y que dueña de todos los bienes de Dios solo piensas en difundirlos en torno tuyo?
Sé pues mi amparo y mi esperanza en esta ocasión; y ya que devotamente llevo conmigo la Medalla Milagrosa, prenda inestimable de tu amor, concédeme, Madre Inmaculada, la gracia que con tanta insistencia te pido.

(Hacer la petición).

ORACIÓN A SAN JOSÉ COMPUESTA POR SAN FRANCISCO DE SALES PARA NECESIDADES DIFÍCILES

Oh Glorioso Patriarca San José, esposo de la Virgen María, dispénsame tu protección paterna. Te lo suplico por el Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo.
Tú, cuya protección se extiende a todas las necesidades y sabes hacer posibles las cosas más imposibles, dirige tu mirada de padre sobre los intereses de tus hijos.
Recurro a ti, con confianza en las angustias y penas que me oprimen; dígnate tomar bajo tu caritativa protección este asunto importante y difícil que es causa de mi inquietud:

(Repetir con gran fe la petición).

Haz que su feliz desenlace sea para gloria de Dios y bien de sus amantes siervos. Así sea.

(Rezar siete Padrenuestros, Avemaría y Gloria)

lunes, 19 de marzo de 2018

ORACIÓN A SAN JOSÉ (40)

Que tú ¡oh San José! ocultando el milagroso parto de tu esposa virgen defendiste a su carísimo Hijo Jesús de las celadas que le habría preparado el enemigo maligno no puede negarse, sin desconocer la misión a la que venías, por disposición divina, a llenar en este mundo. Y como ayo y, en cierto modo, padre que eras de Él, le protegiste cuidadosamente y con sin igual cariño le instruiste, para que fuera creciendo ante los hombres en perfección de toda especie. Y ¿quién no ve aquí bien claros y manifiestos los diversos oficios de las dominaciones, virtudes y potestades que forman la jerarquía media? Su gloria, pues, fuerza es que tengas en el Cielo, ya que su triple ministerio cumpliste en la tierra. ¡Oh, José dulcísimo! ¿quién mirarte puede tan hermoso sin que entre en deseos de servirte?

JACULATORIA. Enséñame a proteger mi corazón contra los malignos ataques del infernal enemigo. Amén.   

ORACIÓN A SAN JOSÉ (39)

Tú ¡glorioso José! atentamente estudiaste a Jesús cuando vivías con Él; de tal modo, que estas meditaciones te levantaban hartas veces a los más inaccesibles grados de la vida espiritual, sorprendiendo sin duda misterios para nosotros del todo incomprensibles; y atizado por tan viva llama el amoroso fuego de tu corazón se enardecería más y más; ¡ah, cómo quisieras muchas veces abrir aquel tesoro y apoderarte, para custodiarlas bien, de las inmensas riquezas que encerraba! Y esto precisamente es el encargo especial de los serafines, querubines y tronos, que constituyen, de las tres, la primera jerarquía: custodiar fielmente los divinos tesoros; amar con vehemencia al Señor y recibir sin intermedio sus luces, para comunicarlas luego a los inferiores. ¡Oh, cómo se va levantando, José, el velo que nos ocultaba tu gloria!

JACULATORIA. Ilumínanos para que conociendo a Dios amemos y guardemos bien los tesoros de su gracia. Amén. 

domingo, 18 de marzo de 2018

ORACIÓN A LA CORAZA DE SAN PATRICIO CONTRA LAS ASECHANZAS DEL MAL


Me levanto hoy por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad, por medio de la Fe en sus Tres Personas, por medio de la confesión de la Unidad del Creador del Universo.
Me levanto hoy, por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo, por medio de la fuerza de su crucifixión y de su sepulcro, por medio de la fuerza de su resurrección y su ascensión, por medio de la fuerza de su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy por medio de la fuerza del amor de Querubines, en obediencia de los Ángeles, en servicio de Arcángeles, en la esperanza que la resurrección encuentra recompensa, en las oraciones de los Patriarcas, en las palabras de los profetas, en las prédicas de los Apóstoles, en la inocencia de las Santas Vírgenes, en las obras de todos los hombres de bien.
Me levanto hoy por medio del poder del cielo: luz del sol, esplendor del fuego, rapidez del rayo, ligereza del viento, profundidad de los mares, estabilidad de la tierra, firmeza de la roca.
Me levanto hoy por medio de la fuerza de Dios que me conduce: Poder de Dios que me sostiene, Sabiduría de Dios que me guía, Mirada de Dios que me vigila, Oído de Dios que me escucha, Palabra de Dios que habla por mí, Mano de Dios que me guarda, Sendero de Dios tendido frente a mí, Escudo de Dios que me protege, Legiones de Dios para salvarme de trampas del demonio, de tentaciones de vicios, de cualquiera que me desee mal, lejanos y cercanos, solos o en multitud.
Yo invoco este día todos estos poderes entre mí y el maligno, contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma, contra conjuros de falsos profetas, contra las leyes negras de los paganos, contra las falsas leyes de los herejes, contra las obras y astucia de la idolatría, contra los encantamientos de brujas, forjas y hechiceros, contra cualquier conocimiento corruptor del cuerpo y del alma.
Cristo, sé mi escudo hoy, contra venenos, contra quemaduras, contra sofocación, contra heridas, de tal forma que pueda yo recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo, Cristo delante mí, Cristo detrás de mí, Cristo dentro de mí, Cristo debajo de mí, Cristo sobre mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo cuando me acuesto, Cristo cuando me siento, Cristo cuando me levanto, Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura, Cristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí, Cristo en la boca de todo hombre que hable de mí, Cristo en los ojos de todos los que me ven, Cristo en los oídos de todos los que me escuchan.
Me levanto hoy por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad, por medio de la Fe en sus Tres Personas, por medio de la confesión de la Unidad del Creador del Universo.
Amén.

sábado, 17 de marzo de 2018

SAGRADO MANTO EN HONOR DEL GLORIOSO PATRIARCA SAN JOSÉ


DEVOCIÓN DE LOS 30 DÍAS A SAN JOSÉ PARA OBTENER UNA GRACIA

(Se deben rezar 30 días seguidos todas las oraciones).

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Jesús, María y José, yo os doy mi corazón y mi alma. A nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional.
(Decir el Gloria tres veces).

OFRECIMIENTO

I
Oh Glorioso Patriarca San José, yo humildemente me postro ante ti. Ruego al Señor Jesús, a tu Esposa Inmaculada, la Virgen María, y todos los Ángeles y los Santos en la Corte Celestial que me acompañen en esta devoción. Te ofrezco este Manto precioso, mientras que prometo mi más sincera fe y devoción. Me comprometo a hacer todo en mi poder para honrarte a lo largo de mi vida para probar mi amor por ti.
Ayúdame, San José. Asísteme ahora y durante toda mi vida, pero especialmente en el momento de mi muerte, como tú fuiste asistido por Jesús y María, para unirnos un día en el Cielo y allí honrarte por toda la eternidad. Amén.

II
Oh Glorioso Patriarca San José, postrado delante de ti y de tu Divino Hijo Jesús, te ofrezco, con sincera devoción, este precioso tesoro de la oración, siendo siempre consciente de las numerosas virtudes que adornan tu sagrada persona. En ti, oh Glorioso Patriarca, se cumplió el sueño de tu precursor el primer José, que de por sí parece haber sido enviado por Dios para preparar el camino para tu presencia en esta tierra. De hecho, no solo te ha rodeado por el esplendor luminoso de los rayos del Sol Divino, de Jesús, sino que también tú fuiste espléndidamente reflejado en la brillante luz de la Luna Mística, la Santísima Virgen María.

Oh Glorioso Patriarca, si el ejemplo del anciano Jacob, quien fue personalmente a felicitar a su hijo predilecto, que fue exaltado en el trono de Egipto, sirvió para traer a todos sus descendientes allí, ¿acaso no deben el ejemplo de Jesús y María, que te honran con su mayor respeto y confianza, servirme para llevarme a mí tu fiel devoto a tu presencia con este Manto precioso en tu honor.
Concédeme, oh Gran San José, que Dios Todopoderoso pueda a su vez dirigir una mirada benévola hacia mí, pues el ancestral José no rechazó a sus hermanos culpables y crueles, sino más bien los aceptó con amor y protección y los salvó del hambre y la muerte. Te lo suplico, oh Glorioso Patriarca, a través de tu intercesión, haz que el Señor nunca me abandone en este exilio de valle de dolores.
Haz que Él siempre me nombre como uno de sus fieles siervos que viven tranquilos y seguros, bajo el patrocinio de tu Manto Santo. Haz que yo pueda vivir siempre dentro de la protección de este patrocinio todos los días de mi vida y sobre todo en el momento en que respire mi último aliento.

ORACIONES

I
Yo te saludo oh Glorioso San José, tú que estás encargado de invaluables tesoros del Cielo y la Tierra y eres el Padre adoptivo de Aquel que nutre a todas las criaturas del universo. Tú eres, después de María, el santo más digno de nuestro amor y devoción. Tú solo, por encima de todos los Santos, has sido elegido para ese honor supremo de criar, orientar, alimentar e incluso abrazar al Mesías, a quien tantos reyes y profetas habrían deseado mirar.
San José, salva mi alma y obtén para mí de la Divina Misericordia de Dios la petición que te ruego humildemente: (se hace la petición). Y para las almas del Purgatorio, concédeles un gran alivio en su dolor. (Recitar un Gloria tres veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional).

II
Oh poderoso San José, tú fuiste proclamado patrono de la Iglesia Universal; por lo tanto, yo pido tu auxilio, por encima de todos los otros Santos, como el mayor protector de los afligidos, y ofrezco incontables bendiciones a tu generosísimo corazón, siempre dispuesto a ayudar en cualquier necesidad.
A ti, oh Glorioso San José, vienen las viudas, los huérfanos, los abandonados, los afligidos, los oprimidos. No hay dolor, angustia o agonía que no has consolado. Dígnate, te ruego, utilizar en mi nombre los dones que Dios te ha dado, hasta que a mí también me concedas la respuesta a mi petición y que las almas benditas del Purgatorio recen a San José por mí. (Recitar un Gloria tres veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional).

III
Innumerables son aquellos que te han rezado a ti antes que yo y han recibido consuelo y paz, gracias y favores. Mi corazón, tan triste y doloroso, no puede encontrar reposo en medio de esta prueba que me acosa. Oh Glorioso San José, tú sabes todas mis necesidades, incluso antes de que las pronuncie en oración. Tú sabes lo importante que esta petición es para mí. Me postro ante ti mientras suspiro bajo el peso del problema que se enfrenta a mí.
No hay corazón humano en el que pueda confiar mi dolor, y aunque me encuentre a un ser compasivo que estuviera dispuesto a asistirme, todavía no podría ayudarme. Solo tú puedes ayudarme en mi dolor, San José, y te ruego oigas mi súplica. Santa Teresa dejó escrito que el mundo debe siempre saber que "todo lo que pidáis a San José lo recibiréis".
¡Oh San José, consolador de los afligidos, ten piedad de mi tristeza y compadécete de las pobres almas que ponen en ti tanta esperanza en sus oraciones. (Recitar un Gloria tres veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional).

IV
Oh Sublime Patriarca San José, a causa de tu perfecta obediencia a Dios, intercede por mí. Por tu santa vida llena de gracia y de méritos, oye mi oración. Por tu nombre dulcísimo, ayúdame. Por tus lágrimas santísimas, confórtame. Por tus siete dolores, intercede por mí. Por tus siete alegrías, consuélame. De todo mal del cuerpo y del alma, líbrame. De todos los peligros y desastres, sálvame. Ayúdame con tu poderosa intercesión y obtenme, por tu poder y misericordia, todo lo necesario para mi salvación y en particular el favor que ahora te presento con gran necesidad. (Hacer la petición y recitar un Gloria tres veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional).

V
Oh Glorioso San José, son innumerables las gracias y favores que has obtenido para las almas afligidas. Asistes a los enfermos de cualquier naturaleza, ayudas a los oprimidos, perseguidos, traicionados, privados de todo consuelo humano, incluso aquellos que necesitan del pan de vida, todos los que imploran tu poderosa intercesión son consolados en su aflicción.
Oh querido San José, no permitas que yo sea el único de todos los que han apelado a ti a quien niegues esta petición que yo tan ardientemente te suplico. Demuéstrame incluso a mí tu bondad y generosidad, para que pueda gritar en acción de gracias "¡Gloria eterna a nuestro Santo Patriarca San José, mi gran protector en la Tierra y el defensor de las Almas Santas en el Purgatorio!". (Recitar un Gloria tres veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional).

VI
Eterno Padre, que estás en el Cielo, por los méritos de Jesús y María, te ruego me concedas mi petición. En el nombre de Jesús y María, me postro ante tu presencia Divina y te ruego que aceptes mi súplica llena de esperanza para perseverar en la oración para que pueda ser contado entre la multitud de aquellos que viven bajo el patrocinio de San José. Extiende tu bendición sobre este precioso tesoro de las oraciones que ofrezco hoy a él como prenda de mi devoción. (Recitar un Gloria tres veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional).

SÚPLICAS EN HONOR DE LA VIDA OCULTA DE SAN JOSÉ CON JESÚS Y MARÍA

San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi alma y me santifique. San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi corazón e inspirarme con la caridad. San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi mente y me ilumine. San José, ruega para que Jesús pueda guiar mi voluntad y la refuerce. San José, ruega para que Jesús pueda dirigir mis pensamientos y purificarlos. San José, ruega para que Jesús pueda guiar mis deseos y dirigirlos. San José, ruega para que Jesús pueda mirar mis acciones y extienda sobre mí sus bendiciones. San José, ruega para que Jesús me inflame de amor por Él. San José, pide de mi parte a Jesús la imitación de tus virtudes. San José, pide de mi parte a Jesús un verdadero espíritu de humildad. San José, pide de mi parte a Jesús mansedumbre de corazón. San José, pide de mi parte a Jesús la paz del alma. San José, pide de mi parte a Jesús el santo temor del Señor. San José, pide de mi parte a Jesús un deseo de perfección. San José, pide de mi parte a Jesús una dulzura de corazón. San José, pide de mi parte a Jesús un corazón puro y caritativo. San José, pide de mi parte a Jesús la sabiduría de la fe. san José, pide de mi parte a Jesús su bendición de la perseverancia de mis buenas obras. San José, pide de mi parte a Jesús la fuerza para llevar mis cruces. San José, pide de mi parte a Jesús el desprecio por los bienes materiales de este mundo. San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de caminar siempre en el camino angosto hacia el Cielo. San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de evitar toda ocasión de pecado. San José, pide de mi parte a Jesús un deseo santo de la felicidad eterna. San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de la perseverancia final.
San José, no me abandones. San José, ruega que mi corazón nunca deje de amarte y que mis labios nunca dejen jamás de elogiarte. San José, por el amor que le tienes a Jesús, haz que yo pueda aprender a amarlo. San José, amablemente acéptame como tu fiel devoto. San José, yo me entrego a ti, acepta mis ruegos y escucha mi oración. San José, no me abandones en la hora de mi muerte.
Jesús, María y José, yo os doy mi corazón y mi alma. (Recitar un Gloria tres veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional).

INVOCACIONES A SAN JOSÉ

I
Acuérdate, oh purísimo esposo de María y mi amadísimo guardián, San José, que jamás se ha oído decir que alguno de los que han implorado tu protección y pedido tu ayuda ha sido dejado sin consuelo. Animado con esta confianza acudo a ti, y con todo el fervor de mi espíritu me encomiendo a ti. No desprecies mi súplica, oh Padre Adoptivo del Salvador, antes bien dígnate recibirla favorablemente y concedérmela. Amén.

II
Glorioso San José, esposo de la Santísima Virgen María y virginal padre de Jesús, guárdame y vela por mí, llévame por el camino de la gracia santificante, presta atención a las necesidades urgentes que ahora te pido que envuelvas dentro de los pliegues de tu manto paternal. Aparta de mí los obstáculos y las dificultades que se encuentran en el camino de mi oración y concede que la feliz respuesta a mi petición pueda servir para la mayor gloria de Dios y mi salvación eterna. Como prenda de mi eterna gratitud me comprometo a difundir la noticia de tu gloria y dar gracias al Señor por tener tanta bendición de tu poder y maravillas en el Cielo y la Tierra.

LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.

San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Casto guardián de la Virgen, ruega por nosotros.
Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José, justísimo, ruega por nosotros.
José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, valentísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de vírgenes, ruega por nosotros.
Sostén de las familias, ruega por nosotros.
Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.

V.- Le estableció señor de su casa.
R.- Y jefe de toda su hacienda.

Oremos

Oh Dios, que en tu inefable providencia te dignaste elegir a San José por Esposo de tu Santísima Madre, concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN FINAL DE LA CAPA SANTA

Oh Glorioso Patriarca San José, tú  que fuiste elegido por Dios por encima de todos los hombres para ser la cabeza terrenal de la más santa de las familias, te ruego que me aceptes en los pliegues de tu manto sagrado, que llegues a ser el guardián y custodio de mi alma. A partir de este momento yo te elijo como mi padre, mi protector, mi consejero, mi Santo Patrón, y te ruego que custodies mi cuerpo, mi alma, todo lo que soy, todo lo que poseo, mi vida y mi muerte.
Mírame como uno de tus hijos; defiéndeme de la traición de mis enemigos, invisibles o visibles; ayúdame en todo momento en todas mis necesidades; consuélame en las amarguras de mi vida, y especialmente a la hora de mi muerte. Di tan solo una palabra a mi favor al Divino Redentor, a quien tú fuiste considerado digno de sostenerlo en tus brazos, y ser digno de la Santísima Virgen María, tu castísima esposa.
Pide para mí las bendiciones que me llevarán a la salvación. Inclúyeme dentro de los más queridos por ti y yo te demostraré que soy digno de tu especial amparo. Amén.

ORACIÓN A SAN JOSÉ

A ti clamamos en las tribulaciones, oh bendito San José; suplicamos con confianza tu amparo, después de la de tu santísima esposa, la Virgen María.
Por ese enlace sagrado de la devoción que te ligó a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal que prodigaste al niño Jesús, te pedimos echar una mirada sobre los dones celestiales que el Divino Redentor ha obtenido para toda la humanidad a través de su Preciosa Sangre, y por tu poder y misericordia ayúdanos en nuestras necesidades.
Oh Santo protector de la Sagrada Familia, protégenos a nosotros los niños de nuestro Señor Jesucristo, mantén lejos de nosotros los errores y males que corrompen el mundo, ayúdanos desde el cielo en nuestras luchas contra los poderes de las tinieblas. Como tú una vez protegiste al Divino Niño de la crueldad del edicto de Herodes, ahora defiende la Iglesia y mantenla segura de todos los peligros y amenazas. Reparte sobre todos nosotros tu santo amparo, para que siguiendo tu ejemplo y con la ayuda de tu guía espiritual, todos podamos aspirar a una vida virtuosa, una muerte santa y asegurar para nosotros la bendición de la felicidad eterna en el Cielo. Amén.

ORACIÓN A SAN JOSÉ (38)

Cuanto más atentamente nos fijamos en tu gloria ¡José Santísimo! otro tanto se nos va extendiendo y tomando colosales proporciones. Y aun haciendo hincapié en los ministerios y oficios que para con Jesús desempeñaste aquí en la tierra, nos atrevemos a decir que en ti reúnes toda la gloria de los ángeles del Paraíso. Estos, al dividirse en tres Jerarquías y nueve Tronos, se denominan conforme a sus levantados encargos y se distinguen en asistentes y ministrantes, según que tengan la misión especial, además de cantar las alabanzas divinas, de asistir o de ministrar. Y como tú, José, en hecho de verdad, asististe siempre a Jesús sin dejarle un momento y le cuidaste y amorosamente le dirigiste, claro está que en retorno Él te da una gloria a todos tus cuidados, no solo proporcionada, sino inmensamente superior.

JACULATORIA. Concédenos que sirvamos fielmente a Jesús aquí, para asistirle en la gloria. Amén. 

jueves, 15 de marzo de 2018

SAN JOSÉ, ESPERANZA DE LOS AFLIGIDOS

En tu vida, San José, no todo fue claro y fácil de comprender. Sin embargo, supiste ubicarte siempre con la seguridad que te daba la esperanza de estar en las manos de Dios.
Te ruego, San José, que consueles hoy a todos los que están afligidos por cualquier causa. Llena sus días de personas amigas y desinteresadas.

SAN JOSÉ, CONSUELO DE LOS QUE SUFREN

San José, tu vida no estuvo exenta de la sombra del dolor, que has asumido con mucha serenidad y paz del corazón.
Ayúdame, San José, a darme cuenta de que una vida de amor no puede estar exenta de la sombra del sufrimiento, para que encuentre el camino hacia la verdadera felicidad.

miércoles, 14 de marzo de 2018

LAS PERLAS

María era una linda niña de cinco años de ojos relucientes. Un día, mientras visitaba una tienda con su mamá, vio un collar de perlas que costaba 3 euros. Deseaba tenerlo y le preguntó a su madre si se lo compraría. Esta le contestó:
- Hagamos un trato. Yo te compraré el collar y cuando lleguemos a casa haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagarlo.
María estuvo de acuerdo y su madre compró el collar de perlas. La niña trabajó con tesón todos los días para cumplir con sus tareas.
En poco tiempo María canceló su deuda. Amaba sus perlas y las llevaba puestas a todas partes. El único momento que no las usaba era cuando se bañaba. Su madre le había dicho que las perlas con el agua le pintarían el cuello de verde.
María tenía un padre que la quería muchísimo. Cuando la niña se iba a la cama, él se levantaba de su sillón para leerle su cuento preferido.
Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo: 
- María, ¿tú me quieres?
- ¡Claro que sí, papá, tú sabes que te quiero!
- Entonces regálame tus perlas.
- ¡Oh, papá! ¡Mis perlas no! Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas? Tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños. Y te doy su ajuar también. ¿Está bien, papá?
- Oh, no hijita, no importa.
Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar el cuento:
- María, ¿tú me quieres?
- ¡Claro que sí, papá, tú sabes que te quiero!
- Regálame tus perlas.
- ¡Oh, papá! ¡Mis perlas no! Pero te doy a Lazos, mi caballo de juguete. ¿Lo recuerdas? Es mi favorito. Su pelo es tan suave, y tú puedes jugar con él y hacerle trencitas. Tú puedes tenerlo si quieres, papá.
- Oh, no hijita -le dijo su padre dándole un beso en la mejilla-. Dios te bendiga, felices sueños.
Algunos días después, cuando el padre entró en su dormitorio para leerle un cuento, María estaba sentada en su cama y le temblaban los labios.
- Toma, papá -dijo, y estiró su mano. La abrió y en su interior estaba su querido collar, que entregó a su padre.
Con una mano él tomó las perlas de plástico y con la otra sacó de su bolsillo una cajita de terciopelo azul. Dentro de la cajita había unas hermosas perlas genuinas. Él las había tenido todo este tiempo, esperando que María renunciara a la baratija para poder darle la pieza de valor.
Y así es también con nuestro Padre Celestial. Él está esperando que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas para darnos preciosos tesoros.
Esto nos debe hacer pensar en las cosas a las que nos aferramos y preguntarnos qué es lo que Dios nos quiere dar en su lugar. 

QUE SEA UNA PEQUEÑA FLOR

Señor, haz que sea una pequeña flor para Ti, siempre con los pétalos abiertos hacia lo alto para agradecerte y abrazarte en todo momento.
No me dejes solo, espérame siempre, aunque a veces me pierda entre las preocupaciones de la vida diaria.
Espérame con los brazos abiertos.

ORACIÓN POR NUESTROS SERES QUERIDOS

Oh buen Jesús, que durante toda tu vida te compadeciste de los dolores ajenos, mira con misericordia las almas de nuestros seres queridos que están en el Purgatorio.
Oh Jesús, escucha la súplica que te hacemos, y por tu misericordia concede a aquellos que Tú te has llevado de nuestro hogar el gozar del eterno descanso en el seno de tu infinito amor. Amén.
Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.
Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.

AMADO PADRE, GRACIAS

Tú estás siempre cercano, me abrazas y me haces sentir que soy un hijo valioso y que en cualquier situación puedo volver los ojos hacia tu amor buscando protección y seguridad.
Dame tu amor, Dios de mi vida, para que mi corazón se restaure y se mantenga fuerte ante toda caída y desilusión.
Acompáñame con tu poder, y no me dejes caer en la tentación. Amén.

ORACIÓN DE UN ENFERMO

Oh sangre preciosa de Jesús derramada para salvarnos, sáname.
Bendito y adorado seas, Jesús. Cubre con tu preciosa sangre a toda mi familia, y dame una gotita para mi cuerpo enfermo.
Bendito y alabado seas, el honor y la gloria sean por siempre para Ti. Amén.

LA SABIDURÍA DEL PUERCOESPÍN

Durante la Edad de Hielo muchos animales murieron a causa del frío.
Los puercoespines, dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor.
Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados. Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra.
Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con un compañero muy cercano puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro. De esa forma pudieron sobrevivir.

MORALEJA. La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y a admirar sus cualidades.

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS

Querido y dulce Niño Jesús, he aquí un pobre enfermo que, movido por la fe más viva, invoco tu divina ayuda en mi enfermedad.
En Ti pongo toda mi confianza. Sé que Tú todo lo puedes y que eres misericordioso, la misma misericordia infinita.
Grande pequeñito, por tu virtud divina, por el inmenso amor que tienes a los que sufren, a los afligidos, a todos los necesitados, escúchame, bendíceme, socórreme, consuélame.

jueves, 8 de marzo de 2018

ORACIÓN DE UNA MADRE POR SUS HIJOS

Mi Señor Padre eterno, fuente de todo consuelo, te ruego por los hijos que me has regalado, Tú que ya pensaste en ellos antes de la creación del mundo y que les quieres mucho más que yo, bendícelos siempre, envía a tus ángeles para que sus pies no tropiecen y no les dejes caer en la tentación.
Mi Señor Jesucristo, que quisiste nacer en una familia, por tu bendita Madre que tanto sufrió al verte en la Cruz, apiádate de mis lágrimas y concede a mis hijos la fe, que vale más que el oro, y la vida eterna.
Mi Señor Espíritu Santo, sé para ellos brisa suave que alivie sus penas, fuego que arda en sus corazones y Maestro que les enseñe a orar, para que nunca se desvíen del camino que lleva al cielo y un día podamos sentarnos juntos en el banquete del Reino que dura para siempre.
Amén.