Sempiterno Dios todopoderoso, bandeja infinita de salud y bondad, que sabiamente has dicho "Yo soy quien te da salud". Me presento ante Ti en mis momentos más débiles, porque, bajo los efectos de la enfermedad, he experimentado lo frágil que es mi cuerpo.
Ten clemencia frente a los que se encuentran despavoridos, renueva su salud y dales fuerza para que estén sanos.
Haz que los tratamientos de medicina de los doctores sean totalmente curadores, porque Tú eres nuestro médico por excelencia y sabrás llevar esta situación sin que se desborde la locura.
Manifiéstate con una bendición gloriosa de tu amor y otórgales la salud que sus cuerpos exigen, la paz que sus almas reclaman, para que renueven todas sus fuerzas y, una vez sanados, puedan ser fieles servidores y defensores de tu testimonio.
Te lo pedimos en el santo nombre de tu Hijo, nuestro Salvador, Jesucristo, con la intercesión de la Santísima Virgen María y orando con el Espíritu Santo, a Ti Señor, que reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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