Señor, siento el desierto en mi corazón, las cargas son muchas y ya no tengo fuerzas.
Señor, infunde tu Santo Espíritu, sopla sobre mí y llévate esta depresión que me consume por dentro. Aleja de mí todo espíritu de tristeza, de angustia, de agobio, de cansancio, de soledad, de falta de constancia.
Señor, dame una señal de que me escuchas. Tú sabes que te amo, pero hay veces que me cuesta reconocerlo; tengo como un aguijón clavado en mi corazón que me hace débil, pero sé, Señor, que Tú me sanarás, que alejarás todo tipo de espíritu que quiera enfermarme y alejarme de Ti.
Dame la fortaleza de tu Santo Espíritu, ilumíname con tu Palabra, hazme salir de esta prisión que me ahoga, que me asfixia.
Señor, bendíceme. Sáname, Tú que has sanado a los leprosos, a los paralíticos y a los ciegos. Por eso te digo ¡Jesús, hijo de David, ten piedad de mí!
Levántame de esta oscuridad, dame tu Luz y tu Misericordia. Perdona mis pecados y los de mis ancestros, libérame de toda depresión y sana todas las etapas de mi vida.
Enséñame a perdonar y a perdonarme. Llena mis espacios vacíos de amor con tu amor y tu misericordia. Llévate este aliento de muerte y hazme resucitar como a Lázaro. Quítame las vendas de la tristeza, no las quiero. Dame el don de la alegría y el don de la fe.
Lléname con tu Espíritu y nada más, Señor, lléname con tu Espíritu y nada más. Amén.
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