Querido Padre celestial, concédenos la paz interior que necesitamos para llegar a tu presencia y escucharte, olvidando todas las cosas que tratan de imponerse en nosotros. Podemos experimentar tu vivo y verdadero apoyo. Conserva nuestro corazón contento y agradecido por todo, incluso en el dolor, la angustia y el sufrimiento. En este agradecimiento podemos permanecer contigo, y Jesucristo puede ayudarnos, Jesús, a quien Tú nos has dado como nuestro apoyo y auxilio en todo lo que más nos afecta profundamente. Nos encomendamos a Ti. Guárdanos en tu Espíritu. Amén.
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