domingo, 15 de diciembre de 2019

LA ROSA Y EL SAPO

Había una vez una rosa muy hermosa y bella. ¡Qué maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín! Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.
Un día observó que a su lado siempre había un sapo grande y oscuro y que por eso nadie se acercaba a ella.
Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato. El sapo, muy obediente, dijo:
- Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa, y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
- ¡Vaya, te ves muy mal! ¿Qué te pasó? -dijo el sapo.
- Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual -contestó la rosa.
- Pues claro -le dijo el sapo-, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas, y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos, o simplemente que no nos sirven para nada...
Dios no hace a nadie para que esté sobrando en este mundo, todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. 
No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del que ni siquiera seamos conscientes.

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