Padre bueno, consuelo de
tu Pueblo,
en tus manos están
nuestras esperanzas y angustias,
nuestra confianza y los
temores del caminar.
En este tiempo de
zozobra
ayúdanos a no perder de
vista que lo importante
es cuidarnos los unos a los
otros como nos cuidas Tú.
Te pedimos que sea
posible un nuevo encuentro,
donde la cercanía sea
desde la responsabilidad
y donde el Sacramento de
tu Palabra
nos alimente desde lo
cotidiano y cordial.
Mueve siempre nuestra
vida
al cuidado de la Creación
y de los demás.
Anima a quién se siente
en soledad,
y regálanos la serenidad
de una Pascua siempre nueva
en tu presencia Viva y
Verdadera.
Que así sea.
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