jueves, 20 de noviembre de 2025

ORACIÓN SAN FÉLIX DE VALOIS (1)

Oh Dios, que por celestial inspiración te dignaste llamar a tu confesor el bienaventurado san Félix desde el yermo al cargo de redimir cautivos, te suplicamos que, por su intercesión, y liberados por tu gracia de la cautividad de nuestros pecados, podamos llegar a la Patria celestial. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

JUEVES 33º T.O. C


Buenos días. Es jueves y os animo a rezar por las vocaciones, especialmente pidamos por la vocación al sacerdocio. Las lecturas hoy nos presentan el amor de Dios, a pesar de nuestro corazón endurecido. La primera lectura nos presenta a Matatías, que no se doblega ante los funcionarios del rey, sino que responde dejando todo y echándose al campo para resistir. Recuerda la tentación de Cristo, que en el desierto el demonio le pide adoración y le ofrece innumerables riquezas, pero Cristo responde como Matatías, sólo a Dios debemos adorar. Jerusalén no reconoce la venida de Dios, y Cristo se entristece por lo que está por venir, porque quien tiene el Amor de Dios en su vida, no necesita nada más. Preguntémonos qué tenemos en nuestro interior que nos impide descubrir su Amor y adorarle. Seamos buenos y confiemos en Dios, porque quien sigue buen camino ve la salvación de Dios. 



1ª Lectura (1Mac 2, 15-29): En aquellos días, los enviados del rey Antíoco, encargados de hacer apostatar a los israelitas, llegaron a la ciudad de Modín para obligarlos a sacrificar a los ídolos. Muchos israelitas se les sometieron; en cambio, Matatías y sus hijos se les opusieron tenazmente. Los enviados del rey se dirigieron entonces a Matatías y le dijeron: «Tú eres un hombre ilustre y poderoso en esta ciudad y cuentas con el apoyo de tus hijos y de tus hermanos. Acércate, pues, tú primero y cumple la orden del rey, como la han cumplido todas las naciones, los hombres de Judea y los que han quedado en Jerusalén. Así, tú y tus hijos serán contados entre los amigos del rey y serán recompensados con oro, plata y muchos regalos». Matatías les contestó con voz firme: «Aunque todas las naciones que forman los dominios del rey obedezcan sus órdenes y apostaten de la religión de sus padres, mis hijos, mis hermanos y yo nos mantendremos fieles a la alianza de nuestros padres. ¡Dios nos libre de abandonar nuestra ley y nuestras costumbres! No obedeceremos las órdenes del rey ni ofreceremos sacrificios a los ídolos, porque así quebrantaríamos los mandamientos de nuestra ley y seguiríamos un camino equivocado».


Apenas había acabado de hablar Matatías, un judío se adelantó, a la vista de todos, para ofrecer sacrificios a los ídolos en el altar, conforme al decreto del rey. Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa, corrió hasta el judío y lo degolló sobre el altar. Mató, además, al enviado del rey, que obligaba a hacer sacrificios, y destruyó el altar. En su celo por la ley, imitó lo que hizo Pinjás contra Zimrí, el hijo de Salú. Luego empezó a gritar por la ciudad: «Todo aquel que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, que me siga». Y, dejando en la ciudad cuanto poseían, huyeron él y sus hijos a las montañas. Por entonces, muchos judíos que buscaban la justicia y querían ser fieles a la ley, se fueron a vivir al desierto.


Salmo responsorial: 49

R/. Dios salva al que cumple su voluntad.

Habla el Dios de los dioses, el Señor, y convoca a cuantos viven en la tierra. En Jerusalén, dechado de hermosura, el Señor se ha manifestado.

Congreguen ante mí a los que sellaron sobre el altar mi alianza. Es Dios quien va a juzgar y el cielo mismo lo declara.

Mejor ofrece a Dios tu gratitud y cumple tus promesas al Altísimo, pues yo te libraré cuando me invoques y tú me darás gloria, agradecido.


Versículo antes del Evangelio (Sal 94, 8): Aleluya. No endurezcáis vuestro corazón, como el día de la rebelión en el desierto, dice el Señor. Aleluya.


Texto del Evangelio (Lc 19, 41-44): En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».





Jesús, al acercarte a Jerusalén y ver la ciudad, dijiste llorando: 

-¡Si al menos Tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. 

¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas y no has querido!

Al acercarte a mi vida, me dices llorando: -¡Si al menos Tú comprendieras lo mucho que te amo; si al menos Tú comprendieras que estoy siempre dispuesto a acompañarte, a escucharte, a consolarte, a darte fuerza; si al menos Tú cuidaras a tus hermanos más necesitados!

Señor, sé que Tú eres fuego y no me acerco a calentarme; sé que Tú eres pan y no me acerco a saciar mi hambre; sé que Tú eres paz y no me acerco a curarme de mis inquietudes; sé que Tú eres alegría y prefiero quedarme a solas con mi tristeza...

Prefiero hacer otras cosas, acercarme a otras personas, aunque sé que sólo Tú puedes colmar el gran corazón que me diste. 

Señor, que tus lágrimas me conviertan y sepa acercarme cada día a Ti, sin prisa, con absoluta confianza, que sepa dejarme cuidar por Ti, para vivir como un polluelo, seguro y feliz, bajo las alas de la gallina.

Así te lo pido. Así sea.









HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (363)


Es lo que más encanta
al hombre impenitente:
ser el ángel guardián de una inocente
o el diablo familiar de alguna santa.


 

CANTAR EPIGRAMÁTICO DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (14)


Cuando pasas por mi lado
sin tenderme una mirada,
¿no te acuerdas de mí nada,
o te acuerdas demasiado?


 

miércoles, 19 de noviembre de 2025

MIÉRCOLES 33º T.O. C


Buenos días. Hoy miércoles las lecturas nos transmiten la entrega generosa que debemos hacer de nuestras vidas. Por eso, leemos en la primera lectura el testimonio, valiente y doloroso, que da una madre, intentando explicar a sus hijos que la vida es un regalo que nos ha sido dado por Dios y que el Creador quiere darnos su vida eterna. En el evangelio leemos que el Señor da gobiernos a los que han sido generosos y han trabajado para aumentar el tesoro que les dio, menos uno que se lo guarda y no lo trabaja, por eso cada uno de los siervos gana la felicidad, menos el que no fue capaz de hacer nada, que lo perdió todo. Vivamos la vida, como don de Dios, y siendo generosos y entregados llegaremos a la recompensa eterna. Seamos buenos y confiemos en Dios, porque al despertar a la vida seremos auténticamente felices. 




1ª Lectura (2Mac 7, 1.20-31): En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Pero ninguno más admirable y digno de recuerdo que la madre. Viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno, y les decía en su lengua: «Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno; yo no os di el aliento ni la vida, ni ordené los elementos de vuestro organismo. Fue el creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley».

Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando. Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo, no sólo con palabras, sino que le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por amigo y le daría algún cargo. Pero como el muchacho no hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien. Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo; se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma: «Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crie tres años y te he alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y verás que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el hombre. No temas a ese verdugo, no desmerezcas de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos».

Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo: «¿Qué esperáis? No me someto al decreto real. Yo obedezco los decretos de la ley dada a nuestros antepasados por medio de Moisés. Pero tú, que has tramado toda clase de crímenes contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios».


Salmo responsorial: 16

R/. Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.

Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.

Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis pasos. Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.

Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme. Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante.


Versículo antes del Evangelio (Jn 15, 16): Aleluya. Yo os he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca. Aleluya.



Texto del Evangelio (Lc 19, 11-28): En aquel tiempo, Jesús estaba cerca de Jerusalén y añadió una parábola, pues los que le acompañaban creían que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: ‘Negociad hasta que vuelva’. Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: ‘No queremos que ése reine sobre nosotros’.
Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: ‘Señor, tu mina ha producido diez minas’. Le respondió: ‘¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades’. Vino el segundo y dijo: ‘Tu mina, Señor, ha producido cinco minas’. Dijo a éste: ‘Ponte tú también al mando de cinco ciudades’. Vino el otro y dijo: ‘Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo; pues tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste’. Dícele: ‘Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues, ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses’.
Y dijo a los presentes: ‘Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas’. Dijéronle: ‘Señor, tiene ya diez minas’. ‘Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí’».

Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.





Señor, sé que a mí mucho se me ha dado: la vida, el día a día, tantas capacidades, tantos talentos, tantos proyectos, tantas posibilidades, tantas experiencias, tantas relaciones, tantas oportunidades, tantas personas, tantas pasiones, tantas experiencias, tantos dones… tanto.

Señor, sé que a mí mucho me has confiado: ser hijo tuyo, ser hermano de todos, ser discípulo tuyo,  ser testigo de tu proyecto, ser profeta en medio del mundo, ser tu palabra y tus manos… ser desde Ti y contigo. 

Señor, sé que a mí mucho se me ha dado y mucho se me ha confiado. Ojalá esté a la altura de las circunstancias.

Mucho me has dado, Señor, mucho quiero regalar y entregar de todo corazón. Mucho quiero darte. Dame la capacidad necesaria para agradecerte cuanto soy y tengo, y la fe necesaria para nunca olvidar que todo procede de Ti y a Ti se dirige. 

Así te lo pido. Así sea.






VIRGEN DE LA PROVIDENCIA


 

HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (362)


Haz lo que yo; cuando no tuve amores
pude tener reposo
y, a solas con mis libros y mis flores,
viví conmigo en paz y fui dichoso. 



CANTAR EPIGRAMÁTICO DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (13)


Aunque al salir tú del puerto
quedé más muerto que vivo,
verás, por esta que escribo,
que, con efecto, no he muerto. 





martes, 18 de noviembre de 2025

MARTES 33º T.O. C


Buenos días. Hoy martes las lecturas nos presenta el testimonio de dos personajes: Eleazar y Zaqueo. El primero muestra su fe y coherencia de vida y respeto a Dios desde el principio hasta el final de la vida y se convierte en ejemplo para todos los judíos. El segundo muestra a un hijo de Abraham que se ha apartado de Dios y como Cristo muestra que ha venido a buscar lo que estaba perdido, y Zaqueo se convierte por medio del Amor sincero de Cristo. Hoy nosotros deberíamos descubrir lo que significa dar ejemplo y vivir con coherencia. Nuestro mundo relativista nos quiere convencer de que todo da igual, pero nuestro corazón siente, como Zaqueo, que no todo vale. Cristo es la salvación, seamos buenos, confiemos en Dios y abramos nuestras vidas al Señor.



1ª Lectura (2Mac 6,18-31): En aquellos días, a Eleazar, uno de los principales escribas, hombre de edad avanzada y semblante muy digno, le abrían la boca a la fuerza para que comiera carne de cerdo. Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente al suplicio, como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la vida. Los que presidían aquel sacrificio ilegal, viejos amigos de Eleazar, lo llevaron aparte y le propusieron que hiciera traer carne permitida, preparada por él mismo, y que la comiera, haciendo como que comía la carne del sacrificio ordenado por el rey, para que así se librara de la muerte y, dada su antigua amistad, lo tratasen con consideración.

Pero él, adoptando una actitud cortés, digna de sus años, de su noble ancianidad, de sus canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo, digna de la Ley santa dada por Dios, respondió todo seguido: «iEnviadme al sepulcro! Que no es digno de mi edad ese engaño. Van a creer muchos jóvenes que Eleazar, a los noventa años, ha apostatado, y, si miento por un poco de vida que me queda, se van a extraviar con mi mal ejemplo. Eso sería manchar e infamar mi vejez. Y, aunque de momento me librase del castigo de los hombres, no escaparía de la mano del Omnipotente, ni vivo ni muerto. Si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y legaré a los jóvenes un noble ejemplo, para que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble por amor a nuestra santa y venerable Ley».

Dicho esto, se dirigió en seguida al suplicio. Los que lo llevaban, poco antes deferentes con él, se endurecieron, considerando insensatas las palabras que acababa de pronunciar. Él, a punto de morir a fuerza de golpes, dijo entre suspiros: «Bien sabe el Señor, que posee la santa sabiduría, que, pudiendo librarme de la muerte, aguanto en mi cuerpo los crueles dolores de la flagelación, y los sufro con gusto en mi alma por respeto a él». Así terminó su vida, dejando, no sólo a los jóvenes, sino a toda la nación, un ejemplo memorable de heroísmo y de virtud.


Texto del Evangelio (Lc 19, 1-10): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». 





No has venido a juzgar nuestros fallos y tonterías, sino a buscar a quien anda extraviado, defender a quien está acusado, liberar a quien está aprisionado, curar a quien está herido, acoger a quien está desamparado, lavar a quien está manchado, sanar a quien está enfermo, levantar a quien ha caído, salvar a quien se siente culpable, perdonar a quien ha pecado, devolver la dignidad a quien la ha perdido.

Tú que crees en nosotros, Tú que esperas de nosotros, Tú que nos amas más que nosotros mismos, Tú que eres mayor que todos nuestros pecados, recréanos y danos un futuro nuevo y mejor. Concédeme la gracia de saber salir de mi zona de confort para convertirme a ti de todo corazón.

Así te lo pido. Así sea.





HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (361)


El amor, cuando raya en la locura,
más bien acaba en odio que en ternura.


 

CANTAR EPIGRAMÁTICO DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (12)


Mira que ya el mundo advierte
que, al mirarnos de pasada,
tú te pones colorada,
yo pálido cual la muerte.


 

lunes, 17 de noviembre de 2025

ORACIÓN A SANTA ISABEL DE HUNGRÍA (2)

¡Oh gloriosa santa Isabel!, modelo de virtud, hija de reyes y destinada a reinar, que desde niña quisiste seguir los caminos del verdadero bien, de la justicia y el amor, de la penitencia, del ayuno, la oración y el completo servicio al prójimo, protégenos en nuestra difícil peregrinación.

Santa Isabel de Hungría, casada a muy pronta edad, tú fuiste ejemplo de fidelidad y cariño; a tu esposo e hijos amaste, sin por ello abandonar tu pasión y amor por Cristo ni tu abnegada dedicación a todo al que lo precisara.

Santa Isabel, fiel seguidora de san Francisco de Asís, hoy te vengo a suplicar que me ayudes a tener sincero amor al Señor, a seguir las enseñanzas del Evangelio, y a ser desprendido con todo el que me rodea. También quisiera, amada santa Isabel, solicitar me concedas alivio a mi corazón afligido por la falta de trabajo y dinero. 

Por la inmensa caridad que en tu vida tuviste, por la fe y esperanza que prodigaste, santa Isabel te suplico dame tu auxilio, intercede por mí ante Dios Misericordioso y pídele me socorra prontamente en esta necesidad que tan grandemente me agobia: 

(hacer la petición)

Dulce Isabel, gloriosa santa de los desamparados, tú que te desviviste por los más débiles e indefensos, no desoigas mis urgentes demandas, y haz, te ruego, que sean atendidas favorablemente.

Santa Isabel de Hungría, santa, santa, ruega por todos los que te necesitamos, enséñanos a buscar los bienes que no pasan y condúcenos por la humildad a la Gloria.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.  

LUNES 33º T.O. C

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
«Pasa Jesús el Nazareno».

Entonces empezó a gritar:
«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».

Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?».

Él dijo:
«Señor, que recobre la vista».

Jesús le dijo:
«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».

Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.


HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (360)


En tus ciegos rencores
tolero hasta el error, considerando
que, al pasar por el mundo, los errores
van sedimentos de verdad dejando. 



CANTAR EPIGRAMÁTICO DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (11)


¡Que no me conoce, ayer
juró por no sé qué santo!
¿Cómo me ha de conocer
si yo la conozco tanto?...




 

domingo, 16 de noviembre de 2025

ORACIÓN SANTA INÉS DE ASÍS


 

DOMINGO 33º T.O. C


Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 5-19

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.

Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.

Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».

Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes.

Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.

Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.

Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre.

Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

 





A todos nosotros nos gusta sentirnos seguros, y es que el sentimiento de seguridad es uno de los que más apreciamos y buscamos.

Queremos en todo momento, saber cómo, por dónde y con quién tenemos que ir.

Normalmente nos gusta saber cuánto tenemos que dar, cuánto tenemos que hacer... y en cuanto a Dios también.

Jesús habla de la destrucción del Templo de Jerusalén, y es que el templo era para un judío la seguridad... mientras estuviera el Templo allí, un judío sabía cómo tenía que vivir y actuar.

Jesús anuncia que la destrucción del Templo sería definitiva y que desde ese momento la relación del hombre con Dios no estarían limitadas ni por un lugar, ni por unas leyes, sino que la humanidad entera será el gran Templo de Dios que habrá que cuidar y mimar.

Jesús, por así decirlo ya estaba aludiendo a lo que hoy llamamos "cambio climático".

Si miramos:

EL MUNDO: guerras, catástrofes, hombre...

LA IGLESIA: envejecimiento, descenso del número de creyentes.

NUESTRA VIDA: desilusión, vacío, soledad, enfermedad.

Jesús ante todo esto, más que miedo nos quiere transmitir serenidad, las dificultades son imprevisibles y a veces inevitables, el miedo ante ellas es admisible.

El peligro está en desanimarse, en cansarse, en verlo todo negro.

Jesús nos garantiza la victoria final si ponemos de nuestra parte (haz las cosas como si dependieran de ti, sabiendo que en gran medida dependen de Dios).

FIRMEZA, CONSTANCIA, FIDELIDAD, CONFIANZA.





HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (359)


De la amarga verdad con que el espejo
mi ancianidad refleja,
me consuela saber que hay una vieja
que afirma que fue joven este viejo. 





CANTAR EPIGRAMÁTICO DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (10)


¡Qué bien supiste aprender
lo que dice cierto autor:
"Que suele en lances de amor
ser la mentira un deber"!


 

sábado, 15 de noviembre de 2025

SÁBADO 32º T.O. C


Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer. «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”. Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”». Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».







HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (358)


Brillas sin par entre las más hermosas
y te encuentro además tan avisada
que penetras, sagaz, con la mirada
el porqué, cómo y cuándo de las cosas. 



CANTAR EPIGRAMÁTICO DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (9)


Por mucho que el tren corría,
corre tanto un "yo te adoro",
que era tuyo en Valdemoro
y en Aranjuez ya eras mía. 



viernes, 14 de noviembre de 2025

ORACIÓN SAN JOSÉ PIGNATELLI

Te pedimos, Padre, por nuestra Iglesia, que apartes a todos quienes le intentan hacer daño y gastan sus fuerzas por el mal de la Iglesia; te pedimos que cambies sus corazones y nos des sabiduría para siempre estar firmes en la fe y que por intercesión de san José Pignatelli sepamos cómo defender nuestra santa Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

VIERNES 32º T.O. C


Buenos días. Es viernes y recordamos hoy las maravillas que Dios ha creado, y nos preguntan las lecturas por qué no somos capaces de descubrir a Dios en lo sencillo. Por eso, en el evangelio, Jesús explica que los hombres, en tiempos de Noé y Lot, vivían sus vidas, pero no descubrieron la profundidad de Dios, y sus vidas se apartaron de Él. Hoy nos invita Jesús a encontrar la Verdad de Dios, convirtiéndonos y siendo capaces de amar con sinceridad y entrega al Dios creador de todo. Seamos buenos, confiemos en Dios y proclamemos sus maravillas en nuestra vida.



Texto del Evangelio (Lc 17, 26-37): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada». Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?». Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres».





“Sucederá también en los días en que venga el Hijo del hombre” (Lc 17, 26-37)

Señor Jesús, termina la semana. Estamos orgullosos y agotados, contentos por un lado y preocupados por otro. Necesitamos una inyección de optimismo, de buena onda, de alegría, de ánimo compartido. Pero tu Evangelio de hoy… estas palabras tan duras, tan de final. 

Señor Jesús, aunque las lecturas del final del año litúrgico nos sitúan en el final del mundo, en ese ambiente apocalíptico, y aunque a nuestro alrededor estamos contemplando escenas que nos gustaría que jamás hubieran visto nuestros ojos (guerras que no terminan, corrupción, deterioro de la convivencia, crispación política, pobreza…), nosotros hoy queremos mirar al horizonte, renovar la esperanza, esa que no defrauda; nos adelantamos un poco y nos conectamos a la dinámica de adviento que en dos semanas iniciaremos. 

¡Entiéndenos! Necesitamos luz para seguir caminando. Y sabemos, Señor Jesús,  que si pretendemos guardar la vida la perderemos y que si la entregamos la ganaremos, por eso andamos regalando vida a raudales en casa, en la escuela, en el trabajo, en la comunidad... 

Y por eso hoy te digo:

- dame sentido del humor

- dame motivos para el optimismo

- dame la capacidad de dibujar horizontes

- dame el don de mirar con misericordia

- dame la capacidad de abrazar como Tú

- dame la fuerza para echarme a la espalda lo que pese

- dame la sencillez para seguir sonriendo

- dame la grandeza de ser pequeños

- dame el don de ser hija e hijo del Padre.

Señor Jesús, gracias una jornada más por renovar tu alianza con nosotros. Gracias por queremos tanto. Estate con nosotros.

Así te lo pido. Así sea.