Oh piadoso san Martín Caballero, hoy me dirijo hacia ti con mucha fe y respeto para que tengas la misma misericordia que tuviste en vida con el mendigo y con algunas personas que requerían de tu ayuda. Tú que de la forma más noble repartiste lo que tenías, no me desampares en estos momentos de extrema necesidad.
Te imploro que intercedas por mí ante el Señor Todopoderosopara encontrar una solución efectiva a todos mis problemas económicos,a las deudas que tanto me preocupan y a la desgracia que he tenido en los negocios y en mi vida profesional en general.
Oh santo Martín,eleva mis plegarias hasta el cielo para que Dios permita que mis caminos se iluminen y puede elegir el mejor para salir de tanto desosiego, luego de que Él pueda escuchar cada una de mis súplicas y atender por completo mi petición:(en este punto debes dar detalles sobre lo que esperas conseguir con la ayuda de San Martín Caballero, en cuanto a tu vida financiera).
Ayúdame a conseguir los recursos necesarios para vivir en paz y tranquilidad y bendice mi vida para tener éxito en cada negocio que emprenda, o en el desarrollo de mi carrera profesional. Así como diste tu mano a aquel mendigo en tiempos pasado, dámela ahora a mí para tener una pronta solución a mis inconvenientes. Deposito toda mi confianza en ti, hoy y siempre. Amén.
Buenos días. Hoy martes la Palabra de Dios nos presenta una palabra: gratis (gracia). Y en el evangelio nos enseña que debemos actuar con coherencia. El libro de la Sabiduría lo expresa diciendo que los fieles a su amor reciben gracia y misericordia. Ser fiel significa que somos servidores de Dios y de los hermanos, que lo que hacemos deber ser por amor sincero, gratis. Porque si hemos recibido su Gracia, gratuitamente, así debemos darla, sin importar la recompensa del mundo, sino la alegría que siente nuestro corazón por ser justos. Seamos buenos, confiemos en Dios y bendigamos su misericordia para con nosotros.
Texto del Evangelio (Lc 17, 7-10): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: ‘Pasa al momento y ponte a la mesa?’. ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?’. ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: ‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’».
“Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”
Señor, ¿merece la pena decir la verdad? ¿trae cuenta renunciar a caprichos? ¿tiene sentido ser generoso y compartir? ¿qué voy a recibir por ser buen cristiano? ¿qué me vas a dar por seguirte?
A veces siento, Señor, que no merece la pena, que es mejor buscar únicamente mi interés dejar de sentir los problemas de los demás y vivir la vida alegremente, sin renunciar a nada.
Así lo siento... y no me gusta esta sensación. Sé qué Tú das el ciento o el mil por uno, incluso el cien por cero o el mil por nada, que Tú pagas sin saber si vas a recibir algo; pero a veces no lo siento así, Señor, y te pido que me ayudes a experimentarlo.
Señor, ayúdame a comprender y a sentir que amar y servir a los demás es un regalo, que vivir en la verdad es una gracia tuya, que Tú haces posible mi esfuerzo y mi renuncia, que seguirte y estar a tu lado es el mejor don, que somos pobres siervos y sólo hacemos lo que tenemos y debemos hacer.
Buenos días. Comenzamos el lunes y hoy el Señor nos habla de descubrir la fe, que nos ayuda a dar ejemplo de que somos verdaderos cristianos. Y una señal de ser cristiano es el perdón. Perdonar es una cualidad divina; perdonar es de sabios, porque el perdón libera, pero descubrir esta gracia es difícil porque nuestro mundo nos quiere confundir y hacernos creer que el yo, el egoísmo es la verdadera sabiduría, pero nuestro corazón sabe que la verdad está en Dios y perdonar y ser ejemplos de amor es lo que nos hace auténticos hijos de Dios. Seamos buenos y confiemos en Dios, que conoce nuestros corazones.
Texto del Evangelio (Lc 17, 1-6): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos. Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás». Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido».
Señor, no nos dejes caer en el "ojo por ojo" o en el "diente por diente"; no permitas que me deje llevar por la rabia o por los deseos de venganza. Ayúdame a seguir amando a quién se equivoca, a quien me hace daño.
Dame sabiduría para convertir el dolor en compasión afectiva y efectiva. Enséñame a rezar por las personas que me han herido con sus palabras y obras; a corregir sin humillar, por amor, con delicadeza, buscando el bien del otro.
Dame amor para no criticar a la espalda, para corregir a la cara, a solas. Si no me hace caso, que no me dé por vencido y busque la ayuda de otras personas y de la comunidad. Y si, ni aún así, no se corrige, dame la paz del que hace todo lo posible para solucionar un problema.
Señor, dame amor para corregir a quién se equivoca y mucha humildad para dejarme corregir cuando me equivoco yo.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo:
«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».
Buenos días. Es viernes, día de mirar nuestra semana y descubrir cómo mejorar. Por eso, las lecturas de hoy nos presentan una cualidad, la astucia. Jesús alaba la astucia del administrador infiel para proceder con los asuntos terrenales, invitándonos a ser también nosotros inteligentes para saber qué deberíamos hacer para el bien. Tenemos un modelo de comportamiento que san Pablo alaba, nos explica que si de algo tiene que gloriarse es de la sabiduría de Dios, que le ha llevado a servir de guía a los que no conocían a Cristo. Seamos nosotros astutos para escoger a Cristo, cuya sabiduría es infinita. Seamos buenos y confiemos en Dios, su victoria ha llegado hasta el confín de la Tierra.
Texto del Evangelio (Lc 16, 1-8): En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’. Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’. El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz».
Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado. Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas, a ponerlas al servicio de los demás, de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.
Que mi astucia y habilidad no se vuelque en alcanzar mis caprichos y busque el crecimiento de los más pequeños y pobres.
Que mi inteligencia no sirva para justificar mis errores, y me ayude a crecer en sinceridad y humanidad.
Que mi creatividad no sea egoísta ni aprovechada y abra nuevos caminos para la generosidad y el amor.
Que mi talento no se centre en perseguir mi bienestar y trabaje para construir el bien común y la paz.
Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado. Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas, a ponerlas al servicio de los hermanos, de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz. Ayúdame para que a través de mi habilidad consiga la Santidad.
Buenos días. Recemos, hoy jueves, por las vocaciones, especialmente por la sacerdotal. Las lecturas nos muestran que somos de Dios, y como decía san Agustín, no descansaremos hasta que volvamos a Él. Pero lo más grande es que Dios mismo, como señala el evangelio, es el pastor de la parábola, que ha venido al mundo a buscar a las ovejas perdidas. Quiere encontrarnos y rescatarnos del pecado y de la muerte. Seamos buenos y confiemos en Dios, que es la Luz que salva nuestra vida.
Texto del Evangelio (Lc 15, 1-10): En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos». Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión. O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
Jesús, Buen Pastor, queremos seguir tus pasos, como tantos hermanos nuestros que lo demostraron a través del martirio. Danos tu Espíritu, para aprender a vivir en la misericordia. Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor, entrega generosa, don de vida que se regala. Queremos compartir tu sueño de construir un mundo justo, donde exista igualdad y una fraternidad real, donde haya pan para todos y la libertad sea una luz que ilumine a todas las personas. Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor, para perseverar en nuestra búsqueda, para seguir en camino, para animarnos a la esperanza activa de hacer un Reino de paz y de bondad para todos como los mártires.
Jesús, Buen Pastor, que pasaste haciendo el bien, viviendo la misericordia en la atención a los enfermos, en la búsqueda de los marginados, en la denuncia de las injusticias, en la apertura al Dios de la vida, en la enseñanza paciente de los discípulos, en el anuncio del Reino para todos. Dame tu Espíritu, Jesús, para seguirte, para imitar tu entrega, para hacer el bien en nuestros días, en el camino que recorro cada día, para vivir en la bondad, caminando hacia tu Reino.
Oh Dios, quien por medio de nuestra bendita Madre santa Ángela causó una nueva Orden de vírgenes santas para florecer en tu Iglesia, concede, por su intercesión, para que pueda imitar sus virtudes angélicas, y, abandonando todas las cosas terrenales, sea encontrado digno de la bienaventuranza eterna. Amén.
Buenos días. Hoy miércoles Cristo nos invita a ser discípulos suyos por Amor. Ayer nos decía san Pablo que nuestro amor no sea fingido. Y hoy nos dice que el AMOR es la plenitud. Pero ser discípulos de Jesús significa, escoger seguir su ejemplo. Y aquí es donde se nos complica, porque hay que deliberar cómo podemos y debemos amar más y mejor. Es curioso el ejemplo que pone en el evangelio: el que quiere construir debe calcular para poder construir, no sea que se burlen de él. Si fingimos nuestro amor al prójimo, entonces saldrán nuestras verdaderas intenciones y nuestras incoherencias nos dejarán en ridículo. Por eso, debemos Amar con sinceridad y de corazón y nuestra recompensa será grande en el Cielo. Seamos buenos y confiemos en Dios, porque el que es justo brillará en las tinieblas.
Texto del Evangelio (Lc 14, 25-33): En aquel tiempo mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
“El que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo” (Lc 14, 25-33)
Señor Jesús, cargar con la cruz ¡suena bien! ¡Conocemos esta expresión! ¡Y es tan complicado hacerlo! Ayúdanos a reconocer y cargar con nuestras propias cruces, con nuestras debilidades, con nuestras incoherencias, con nuestros errores, con nuestras fisuras y nuestras faltas.
Señor Jesús, ¡ir en pos de Ti, seguirte! ¡También suena bien! ¡Y nos cuesta tanto ser fieles a Ti todos los días! Sabemos que ir tras de Ti no es ponernos solo a la cola, no es cuestión de parecer y aparentar, sino de ser y seguir, de comprometernos y de permanecer tras tus huellas. Ayúdanos a seguirte donde quiera que vayas y en el seguimiento vivirlo todo a tu estilo.
Señor Jesús, ¡ser discípulos tuyos! ¡Eso queremos! ¡Eso intentamos! Y parece que nunca terminamos de estar a la altura. Ayúdame a dejarme conquistar el corazón por tus palabras y tus gestos, por tus acciones y tu promesa de felicidad en el amar y servir. Ayúdame a seguirte sin condiciones, sin seguridad, sin recompensas. Ayúdame a ser como Tú. Ayúdame a cargar con mi cruz y ayudar a cargar con sus cruces a los demás.
Buenos días. Hoy martes el Señor nos invita al banquete del Reino de Dios. Y lo más hermoso es que no nos obliga, sino que somos libres de aceptar su invitación o rechazarla. Si aceptamos esa invitación seremos todos miembros del Cuerpo de Cristo, llamados a construir la Iglesia. Una Iglesia que se compone de diferentes carismas que nos permiten hacer un mundo mejor. Seamos buenos, confiemos en Dios y que nuestro amor a Dios y al prójimo sea real.
Texto del Evangelio (Lc 14, 15-24): En aquel tiempo, dijo a Jesús uno de los que comían a la mesa: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!». Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses’. Y otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses’. Otro dijo: ‘Me he casado, y por eso no puedo ir’. Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ‘Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos’. Dijo el siervo: ‘Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio’. Dijo el señor al siervo: ‘Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa’. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena».
“Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos” (Lc 14, 15-24)
Señor Jesús, ¡si vieras cómo están nuestras calles y plazas de gente sin hogar, sin casa, sin alimento, sin ropa para vestirse, sin higiene, sin esperanza! Nosotros no necesitamos salir corriendo para encontrarlos, es el pan nuestro de cada día. Y cada día son más. ¿Qué no estamos haciendo? ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué nos ocurre que vivimos y dormimos tranquilamente sin que tanta injusticia nos despierte, nos conmueva y nos comprometa? ¿Qué nos pasa, Señor?
Señor Jesús, en la oración de hoy te pido que despiertes mi conciencia, que me sienta conmovido y revuelto por la vida destruida de tantos, que salga a las calles y plazas a saber de ellos, a atenderlos, a buscar soluciones, a quererlos, a buscarles casa y pan, educación y salud, horizonte y futuro.
Señor Jesús, que los últimos no sean para nosotros algo que tiene que haber, sino algo que convierta nuestro corazón y nos haga reaccionar en un mundo tan ciego, tan indiferente y tan injusto con los más débiles.
Señor Jesús, despiértanos. Haz que respondamos a los gritos de tantos hermanos que apenas tienen ya voz. Y sigue Tú no aceptando nuestras excusas.
Señor Dios nuestro,
Tú concediste al beato Manuel Lozano Garrido
trasmitir desde su sillón de ruedas,
con su vida y sus escritos,
un mensaje de fe, esperanza y alegría en el dolor;
otórganos por su intercesión
que, siguiendo su ejemplo,
sepamos ser mensajeros trasparentes del Evangelio
con nuestras obras y palabras. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
¡Dios salve a las ánimas cristianas! Jesucristo, que nos redimió con su preciosa Sangre, tenga por bien librarlos de sus penas y darles lugar y asiento entre los coros de los ángeles, donde se acuerden de nosotros y supliquen a Dios que nos lleven junto a Él para ser coronados en el Cielo. Amén.
Padres espirituales a los que debemos nuestra fe, y vivisteis como Jesús, hace más o menos tiempo, a Él que venció a la muerte pedidle por nosotros.
Profetas que descifrasteis los signos de los tiempos y nos mostrasteis cómo Dios va actuando, a quien es la Luz que ilumina la oscuridad pedidle por nosotros.
Almas puras, santos inocentes que cantáis a Dios junto a los ángeles, al que llamó a los niños a su lado pedidle por nosotros.
Apóstoles que llevasteis a la Iglesia una base sólida sobre la que levantarse, a quien es la Verdad pedidle por nosotros.
Mártires que llegasteis a la vida eterna desde la arena del circo, playas, iglesias y calles, a quien os dio fuerza en los ataques pedidle por nosotros.
Vírgenes parecidas a las flores que llevasteis la pureza al mundo, a quien es fuente de vida y belleza pedidle por nosotros.
Monjes que en la lucha de la vida pedisteis paz en el silencio, al que es la calma en las tormentas pedidle por nosotros.
Doctores que nos dejasteis tesoros de sabiduría y virtud, a aquel de quien procede toda ciencia pedidle por nosotros.
Ovejas del rebaño de Cristo, santas y santos todos, pedidle que perdone nuestras culpas a Aquel que vive y reina entre vosotros.