domingo, 6 de abril de 2025

DOMINGO V DE CUARESMA C


Buenos días. Feliz V Domingo de Cuaresma. Estamos finalizando este tiempo de conversión, y las lecturas nos presentan la experiencia que tiene el pueblo de Israel con Dios. Un Dios que les tiene preparado una meta: la tierra prometida a Abraham; pero ellos necesitan descubrir y valorarla, porque piensan que es mérito propio llegar a ella, por eso vivirán el exilio y el profeta Isaías les recordará que Dios no se olvida de sus promesas y prepara esta vez un río en el desierto para q lleguen a esa tierra. 

A pesar de los pecados del pueblo, Dios se compadece y no quiere la muerte del pecador, ni tampoco la muerte de esta mujer adúltera. Él actúa con firmeza contra el pecado (no peques más) pero perdona nuestros pecados. Seamos buenos y confiemos en Dios, que ha estado grande con nosotros y por eso estamos alegres.



1ª Lectura (Is 43, 16-21): Esto dice el Señor, que abrió camino en el mar y una senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, la tropa y los héroes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, corrientes en el yermo. Me glorificarán las bestias salvajes, chacales y avestruces, porque pondré agua en el desierto, corrientes en la estepa, para dar de beber a mi pueblo elegido, a este pueblo que me he formado para que proclame mi alabanza».


Salmo responsorial: 125

R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos». El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Recoge, Señor a nuestros cautivos como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas.


2ª Lectura (Flp 3, 8-14): Hermanos: Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos. No es que ya haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacía el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.


Versículo antes del Evangelio (Jl 2, 12-13): Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepentíos de todo corazón y volved a mí, que soy compasivo y misericordioso.



Texto del Evangelio (Jn 8, 1-11): En aquel tiempo, Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?». Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.
Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».










HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (135)


Cuida tus gracias en la edad madura,
cual si fueses tú misma tu muñeca;
que el tiempo se prendó de tu hermosura
y ante ti se paró como un babieca.


 

EPIGRAMA DE MIGUEL AGUSTÍN PRÍNCIPE (1)


De Inés el afán se encierra
en llevar largo el vestido,
y lo lleva tan cumplido
que se le arrastra por tierra.
Honesta, con gran derecho
podría llamarse Inés,
si como cubre los pies
cubriera también el pecho.





 

sábado, 5 de abril de 2025

GOZOS EN HONOR Y ALABANZA DE SANTA EMILIA, VIRGEN Y MÁRTIR


 

ORACIÓN A SAN VICENTE FERRER (1)

¡Amantísimo protector mío, san Vicente Ferrer! Alcánzame una fe viva y sincera para valorar debidamente las cosas divinas, rectitud y pureza de costumbres como la que tú predicabas, y caridad ardiente para amar a Dios y al prójimo. Tú, que nunca dejaste sin consuelo a los que confían en ti, no me olvides en mis tribulaciones. Dame la salud del alma y la salud del cuerpo. Remedia todos mis males. Y dame la perseverancia en el bien para que pueda acompañarte en la gloria por toda la eternidad. Amén.

SÁBADO IV DE CUARESMA C


Hoy sábado por la mañana la Iglesia nos está preparando para entender por qué los fariseos quieren capturar a Jesús. La gente del pueblo, sencilla de corazón y deseosa de Dios en sus vidas, escucha a Jesús y lo consideran el Mesías. Pero los fariseos, que son los entendidos de la la Ley, cierran el corazón y se agarran a la literalidad de las Escrituras: "De Galilea no surgen profetas". Sin escucharlo, dice Nicodemo, cómo podemos juzgar. Pidamos hoy a Dios que nos ayude a no juzgar a nadie por su apariencia o procedencia; Dios es capaz de hacer hijos suyos hasta de las piedras, sólo tenemos que tener en cuenta sus palabras y obras para saber si viene de Dios. Seamos buenos y confiemos en Dios, que nos juzga según la inocencia de nuestro corazón.


Lectura del libro de Jeremías 11, 18-20

El Señor me instruyó, y comprendí, me explicó todas sus intrigas. Yo, como manso cordero, era llevado al matadero; desconocía los planes que estaban urdiendo contra mí: «Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra de los vivos, que jamás se pronuncie su nombre».

Señor del universo, que juzgas rectamente, que examinas las entrañas y el corazón, deja que yo pueda ver cómo te vengas de ellos, pues a ti he confiado mi causa.


Salmo 7, 2-3. 9bc-10. 11-12 R/. Señor, Dios mío, a ti me acojo

Señor, Dios mío, a ti me acojo, líbrame de mis perseguidores y sálvame; que no me atrapen como leones y me desgarren sin remedio. R/.

Júzgame, Señor, según mi justicia, según la inocencia que hay en mí. Cese la maldad de los culpables, y apoya tú al inocente, tú que sondeas el corazón y las entrañas, tú, el Dios justo. R/.

Mi escudo es Dios, que salva a los rectos de corazón. Dios es un juez justo, Dios amenaza cada día. R/.


Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: «Este es de verdad el profeta». Otros decían: «Este es el Mesías». Pero otros decían: «¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?». Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: «¿Por qué no lo habéis traído?». Los guardias respondieron: «Jamás ha hablado nadie como ese hombre». Los fariseos les replicaron: «También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos». Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: «¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?». Ellos le replicaron: «¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas». Y se volvieron cada uno a su casa.











HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (134)


Para verte, parece que a tu lado
admiradas las horas se han sentado.


 

EPIGRAMA DE JOSÉ BERNAT BALDOVÍ (2)

 

Preguntole a un sordo Aurora
con cierto interés y ahínco:
"¿Está buena tu señora?".
Y él, no oyendo más que el ...ora.
dijo muy serio: "Las cinco".



viernes, 4 de abril de 2025

EL ASNO Y LA ZORRA


 

VIERNES IV DE CUARESMA C



Lectura del libro de la Sabiduría 2, 1a. 12-22

Se decían los impíos, razonando equivocadamente: «Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo de actuar, nos reprocha las faltas contra la ley y nos reprende contra la educación recibida; presume de conocer a Dios y se llama a sí mismo hijo de Dios.

Es un reproche contra nuestros criterios, su sola presencia nos resulta insoportable. Lleva una vida distinta de todos los demás y va por caminos diferentes.

Nos considera moneda falsa y nos esquiva como a impuros. Proclama dichoso el destino de los justos, y presume de tener por padre a Dios.

Veamos si es verdad Jo que dice, comprobando cómo es su muerte. Si el justo es hijo de Dios, él lo auxiliará y lo librará de las manos de sus enemigos.

Lo someteremos a ultrajes y torturas, para conocer su temple y comprobar su resistencia. Lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues, según dice, Dios lo salvará».

Así discurren, pero se equivocan, pues los ciega su maldad. Desconocen los misterios de Dios, no esperan el premio de la santidad, ni creen en la recompensa de una vida intachable.


Salmo 33, 17-18. 19-20. 21 y 23 R/. El Señor está cerca de los atribulados

El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R/.

El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor. R/.

Él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. R/.



Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30

En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.

Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: «¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene».

Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: «A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado». Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.











HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (133)


Eres con ellas tan audaz, porque eres
un hombre que conoce a las mujeres.






 

EPIGRAMA DE VICTORIANO MARTÍNEZ MULLER (5)


Cierta noche que Pilar
de dormir tuvo deseo,
dijo: "Quisiera dormir
en los brazos de Morfeo".
La oyó una beata de estas
gruñonas en demasía,
y exclamó: "¡Qué deshonestas
son las muchachas del día!".


 

jueves, 3 de abril de 2025

EL HOMBRE Y EL LEÓN (Fábula de Esopo)


 

JUEVES IV DE CUARESMA C


Buenos días. Hoy es jueves y es necesario que pidamos por las vocaciones sacerdotales. Y las lecturas nos explican hoy que tanto Moisés como Cristo se han convertido en mediadores de la voluntad del Padre e intercesores ante Dios pidiendo por su pueblo. Cristo hoy muestra que si leemos y escuchamos la palabra de Dios, entenderemos la voluntad y las obras de Dios. Ojalá que nos acordemos de las maravillas que Dios hace en nuestro día a día. Seamos buenos y confiemos en Dios, que siempre nos perdona.



1ª Lectura (Éx 32, 7-14): En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja de la montaña, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: ‘Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto’». Y el Señor añadió a Moisés: «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo». Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: «¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto, con gran poder y mano robusta? ¿Por qué han de decir los egipcios: ‘Con mala intención los sacó, para hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra?’. Aleja el incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo: ‘Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre’». Entonces se arrepintió el Señor de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.


Salmo responsorial: 105

R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.

En Horeb se hicieron un becerro, adoraron un ídolo de fundición; cambiaron su gloria por la imagen de un toro que come hierba.

Se olvidaron de Dios, su salvador, que había hecho prodigios en Egipto, maravillas en la tierra de Cam, portentos junto al mar Rojo.

Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso en la brecha frente a él, para apartar su cólera del exterminio.


Versículo antes del Evangelio (Jn 3, 16): De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito; todo aquel que cree en Él, tiene vida eterna.



Texto del Evangelio (Jn 5, 31-47): En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado.
Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».



"Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero" (Jn 5, 31-47)

Hazme testigo, Señor Jesús, pero hazme testigo tuyo. Que viéndome, te vean. Que escuchándome, te escuchen. Que actuando, te reconozcan en mis conductas y mi modo de hacer las cosas. Especialmente en mi modo de servir.

Señor Jesús, hazme sacramento tuyo, transparente, sencillo y motivador. Que en esta jornada que ahora comienza mis labios pronuncien tu nombre, mi oración sea verdadera y serena, profunda y transformadora. Y que a mi oración siempre le siga la acción solidaria e incondicional. 

Señor Jesús, hazme testigo de tu amor, de tu pasión por nosotros, de tu misericordia que restituye dignidades, de tu perdón que lo hace todo nuevo, de tu sanar que nos da la oportunidad de volver a empezar, de tu escucha que jamás defrauda, de tus silencios que nos descolocan, pero nos hacen crecer tanto.

Señor Jesús, hazme testigo tuyo en medio de este mundo, de este momento de nuestra historia que necesita luz, motivos de esperanza y la alegría de tu Evangelio.

Señor Jesús, sé que si doy testimonio de mí mismo mi testimonio no es verdadero: acompáñame, llévame de la mano y cuando lo necesite súbeme a tus hombros. Haz que todo en mi vida dé testimonio de que para mí eres el Señor de mi vida. Haz que mi testimonio sea verdadero. 

Así te lo pido. Así sea.







HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (132)


Hay falsas que, mandando en sus sentidos,
no se olvidan de sí, ni en sus olvidos.


 

EPIGRAMA DE JOSÉ BERNAT BALDOVÍ (1)


Rita por cierta pendencia
fue citada ante el alcalde,
y este le sirvió de balde,
dando en su pro la sentencia.
Con refinada malicia 
dijo entonces la alcaldesa:
"Nunca he visto, Antón, tan tiesa,
la vara de la justicia". 





miércoles, 2 de abril de 2025

ORACIÓN A SAN FRANCISCO DE PAULA (1)



 

MIÉRCOLES IV DE CUARESMA C


Buenos días. Hoy miércoles la Iglesia nos recuerda en las lecturas dos ideas que se entrelazan: Dios es misericordioso y ha venido al mundo para salvar a todo el que crea en Él. Y es que, como dirá san Pablo, la misericordia no necesita del juicio, pero todo aquel que deja a un lado vivir según la voluntad de Dios, ya ha sido condenado por sus actos. Cristo enseña el camino, la verdad y la vida para llegar al Padre; ¿y nosotros, queremos seguirlo? Seamos buenos y confiemos en Dios, que está cerca de los que lo invocan sinceramente.



1ª Lectura (Is 49, 8-15): Esto dice el Señor: «En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: ‘Salid’, a los que están en tinieblas: ‘Venid a la luz’. Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua. Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Miradlos venir de lejos; miradlos, del Norte y del Poniente, y los otros de la tierra de Sin. Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados». Sion decía: «Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado». ¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.


Salmo responsorial: 144

R/. El Señor es clemente y misericordioso.

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.

El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan.

El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones. Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente.


Versículo antes del Evangelio (Jn 11, 25-26): Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí, no morirá jamás.



Texto del Evangelio (Jn 5, 17-30): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.
Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado».



"Porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Jn 5, 17-30)

Señor Jesús, si no estoy lejos de Ti, si tu evangelio dice verdad, si tus gestos solidarios y tus acciones dicen quién eres... entonces tu voluntad es servir siempre, amar siempre, perdonar siempre, colaborar siempre, ser coherentes siempre, ser sacramento tuyo siempre, caminar siempre, avanzar siempre, incluir siempre, iluminar siempre, dar sabor siempre, posibilitar siempre, practicar misericordia siempre, humanizar siempre, esperar siempre, vivir en esperanza siempre, vivir en profundidad siempre, formar comunidad siempre, enseñar al que no sabe siempre, curar heridas siempre, sanar corazones siempre, compartir lo mejor de nosotros siempre, querernos siempre, dar gracias siempre, sabernos amados y sin medida siempre.

Señor Jesús, gracias por mostrarnos cuál es tu voluntad. Dame fe para aceptarla y vivirla en profundidad, aunque no siempre la comprenda. Dame vida para hacer tu voluntad sin condiciones. 

Asi te lo pido. Así sea.








EPIGRAMA DE VICTORIANO MARTÍNEZ MULLER (4)


Al confesarse contrito
un banquero muy obeso,
con mucha prudencia y seso
le preguntó Fray Benito:
"Dime infeliz, ¿por qué robas?".
Y él respondía sin ganas:
"Padre, flaquezas humanas".
¡Y pesaba doce arrobas!


 

HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (131)


De su paz envidioso,
al ver a un muerto, digo: -He aquí un dichoso. 

martes, 1 de abril de 2025

VEN, ESPÍRITU SANTO (1)


 

MARTES IV DE CUARESMA C


Buenos días. Cristo no tiene miedo de acercarse al dolor y al sufrimiento, porque para eso ha venido. Y hoy en las lecturas leemos que el agua será elemento que dará vida. Así el profeta dice que el agua dará vida al mar muerto, agua que fluye desde el Templo. Y en el evangelio el agua de la piscina tiene poder curativo, pero no es el agua sino que será Cristo quien cure al paralítico. Cristo, que en el evangelio de Juan es el agua viva de la Samaritana. Pero avisa que para mantenerse sano no debe pecar más. Pidamos a Dios su gracia abundante, la que nos regaló con el agua del bautismo, y que nos ayude con la penitencia a convertirnos de corazón y no pecar más. Seamos buenos y confiemos en Dios, que hace maravillas en nuestra vida.



1ª Lectura (Ez 47, 1-9.12): En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo del Señor. De debajo del umbral del templo corría agua hacia el este —el templo miraba al este—. El agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar. Me hizo salir por el pórtico septentrional y me llevó por fuera hasta el pórtico exterior que mira al este. El agua corría por el lado derecho. El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia el este, midió quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta los tobillos. Midió otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta las rodillas. Midió todavía otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta la cintura. Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no se podía vadear, sino cruzar a nado.

Entonces me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre?». Después me condujo por la ribera del torrente. Al volver vi en ambas riberas del torrente una gran arboleda. Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan en el mar de la Sal. Cuando hayan entrado en él, sus aguas serán saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque apenas estas aguas hayan llegado hasta allí, habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue el torrente. En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».



Salmo responsorial: 45

R/. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar.

Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora.

El Señor del universo está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra.


Versículo antes del Evangelio (Sal 50, 12a-14a): Crea en mí, ¡oh Señor, un corazón puro, y devuélveme la alegría de tu salvación.



Texto del Evangelio (Jn 5, 1-3.5-16): Era el día de fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betsaida, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?». Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo». Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda». Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar.

Pero era sábado aquel día. Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla». Él le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: ‘Toma tu camilla y anda’». Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: ‘Tómala y anda?’». Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar. Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor». El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.



“¿Quieres quedar sano?” (Jn 5, 1-16)

Sana, Señor Jesús, mis incoherencias y lamentaciones. Sana mis comodidades y rutinas que frenan mi compromiso. Sana en mí el juicio sobre los otros.

Sana, Señor Jesús, mis olvidos y despistes. Sana mi pobre oración. Sana mis ruidos y concédeme silencio para escucharte.

Sana, Señor Jesús, mi religiosidad vacía. Sana mis celebraciones distraídas y agendadas. Sana mi débil acercamiento a los últimos.

Sana, Señor Jesús, mis excusas. Sana mi falta de humildad. Sana mis complicaciones y muéstrame la sencillez.

Sana, Señor Jesús, todo aquello que me impide levantarme, caminar, seguirte y no pecar más. Hoy siento que me dices como a aquel hombre en Betseda: “¿Quieres quedar sano?”… Y mi respuesta es… SÍ.

Así te lo pido. Así sea.