domingo, 11 de mayo de 2014

LAS DOTES DE LAS ALMAS Y DE LOS CUERPOS DE LOS BIENAVENTURADOS

Las dotes de las almas de los bienaventurados son tres: visión, comprensión y fruición.
La visión consiste en ver a Dios claramente.
La comprensión consiste en poseer a Dios sumo bien.
La fruición o delectación es aquel sumo gozo que tiene el alma del bienaventurado en ver y poseer a Dios para siempre.

Las dotes de los cuerpos de los bienaventurados son cuatro: impasibilidad, sutileza, agilidad y claridad.
La impasibilidad consistirá en que no podrán padecer mal ni dolor alguno.
La sutileza consistirá en que podrán entrar en cualquier lugar por cerrado que esté.
La agilidad consistirá en que podrán pasar de un lugar a otro con suma facilidad y ligereza.
La claridad consistirá en que los cuerpos de los bienaventurados serán más resplandecientes que el mismo sol. 

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