Chai Cai vivía en una aldea de montaña de China. Debido a sus 145 años, el periódico más prestigioso de China, 中國記者 , envió a su mejor periodista, Yang Lui, para que le hiciera una entrevista. Se publicó el 14 de marzo de 2010. Dado su interés, la transcribo a continuación:
"Chai Cai es el hombre más anciano del mundo. Hemos viajado a la remota aldea de la montaña donde vive para hablar con él y preguntarle por su gran secreto.
- Díganos cómo ha podido vivir tanto tiempo, por favor.
- Buscando siempre el equilibrio, el ying y el yang. Saber encauzar los éxitos y también los fracasos. Disfrutar de las alegrías y ver siempre lo positivo en las desdichas. Amar desinteresadamente y ayudar al prójimo, porque el bien dado regresa siempre y el mal también: es el equilibrio de la existencia. Comer no más de lo necesario y tener cuerpo y mente siempre activos. Practicar tai chi y jugar... La vida es un juego, por lo tanto hay que jugar para estar en equilibrio, y el tai chi también ayuda a lo mismo. Y, por supuesto, intentar ser feliz con lo que se tiene.
- Casualmente la segunda persona más longeva del mundo, una mujer georgiana de 130 años, asegura que ha vivido tanto porque todos los días juega al backgammon. ¿Recomienda también este juego?
- Da igual a lo que se juegue siempre que se disfrute y se respeten las normas.
- ¿Su vida ha sido feliz?
- Ha sido feliz porque yo he sido feliz. Nosotros mismos construimos nuestras vidas con nuestros pensamientos y nuestras acciones.
- ¿Es cierto que no va a morir hasta que se haga una foto con Mickey Mouse?
- Así es. Yo ya he estado con Mickey Mouse en otros planos de existencia, pero quiero una foto. A mí me gustan mucho los dibujos animados de Disney y es mi último deseo. Luego, me iré.
- Nunca ha participado en campeonatos profesionales de ajedrez pero dicen que nunca ha perdido una sola partida.
- Perdí mientras aprendía. Desde los 9 años no he perdido ninguna de las 42.445 partidas que he jugado, tan solo he hecho tablas en 15 ocasiones, con la misma persona: Yue Len.
- ¿Quién es Yue Len?
- Una niña de 12 años que vive en esta aldea. Pero a la pocha no ha conseguido ganarme nunca.
- ¿Nos dirá cuáles son los secretos de la pocha?
- La pocha es un juego, igual que la vida. Por lo tanto, el secreto de la pocha está en el equilibrio. La mente ha de estar serena, y el flujo de la partida no puede alterarse por incidencias ajenas a la propia naturaleza del juego. Por ello tiene que haber una reglamentación estricta que debe ser observada por todos los participantes. De esta forma se unen en armonioso equilibrio técnica y suerte. Practicando es posible memorizar y ordenar todas las cartas que van saliendo y por estadística y probabilidad saber su ubicación. Sólo queda un 20 por ciento al azar y éste se controla con pensamientos positivos y los chakras limpios.
- ¿Le tiene miedo a la muerte?
- Usted no sabe lo que está preguntando. Primero, he vencido muchas veces a la muerte. Segundo, estoy preparado para el tránsito. Tengo todo en orden desde hace tiempo salvo lo de la foto. Tercero, lo que me espera es mejor que lo que dejo, además de que mi cuerpo físico está ya muy deteriorado. No, no le tengo miedo a la muerte. Sólo espero salir airoso del juicio que todos tenemos al morir. Recen por mí cuando muera, por favor.
- ¿Nos puede contar un cuento chino?
- Por supuesto. Por ejemplo, la leyenda del forzudo Hu Son. Hace mucho tiempo, un enorme tigre tenía atemorizadas a todas las personas de la comarca china de Huntang, en unas montañas no muy lejos de aquí. Hu Son era un hombre muy forzudo que decidió acabar con él, pero antes de subir a las montañas entró en una taberna y bebió hasta emborracharse. En ese estado se fue en busca del tigre. Como pasó un día entero y no regresaba, un grupo de hombres acudió en su busca. Lo encontraron durmiendo la mona debajo de un árbol y al tigre muerto a pocos metros de él. Cómo logró vencer al tigre es todo un misterio y así fue como se forjó la leyenda del forzudo Hu Son.
- Muchas gracias. Ha sido usted muy amable, señor Chai Cai. Que Dios le bendiga y le proteja de los malos espíritus.
- Lo mismo le deseo, señor periodista."
Fin de la transcripción.
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