Dulce Jesús:
Que eres el autor de la vida y en tus manos está la salud de los hombres: no rechaces mi humilde plegaria.
Señor, que en los días de tu vida mortal sanaste a cuantos enfermos te invocaron con fe y confianza, animado con tales sentimientos vengo a pedirte concedas la salud a nuestros hermanos enfermos, a fin de que, experimentando, una vez más, tu paternal amor, te sirvan en adelante. Amén.
(Recibida en locución por una niña de Latinoamérica el 23 de abril de 2014, a las 14.14 horas).
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