viernes, 17 de julio de 2015

ORACIONES PARA LA SAGRADA COMUNIÓN: AMOROSAS JACULATORIAS

    ¡Oh amor mío y dulce Jesús Sacramentado, arda mi corazón en vivos deseos de recibirte!
    ¡Oh amado Jesús de mi alma, dame un hambre y sed insaciable de unirme contigo con amor entrañable!
    ¡Oh dulce amor mío y vida única de mi vida, quién tuviera mil corazones para amarte como mereces!
    ¡Oh divino amante y blanco de mis amores!, ¿cómo no se derrite todo mi corazón en las llamas de tu ardentísima caridad?
    ¡Oh hermosura de la gloria, quién me diera que al menos te amara como te aman los Serafines y Querubines de tu corte celestial!
    ¡Oh perla divina y riquísima joya de mi pecho, quién tuviera el sagrado amor de tu purísima Madre para recibirte en mi alma!
    ¡Oh imán de los corazones, atrae el mío y haz que nunca jamás pueda ya separarse de Ti!
    ¡Ven, dulce esposo de mi alma, ven a consolarme y santificarme con tu adorable presencia!
    ¡Ven, Padre y Criador mío, ven a restaurar en mí la obra de tu mano omnipotente!
    ¡Ven, Redentor mío amorosísimo, ven a lavar mi alma con tu sangre preciosa y a adornarla con la hermosura de tu gracia!
    ¡Ven, Rey de los cielos, ven a darme en este divino Misterio la mejor prenda de tu eterna gloria!
    ¡Ven, Jesús dulcísimo y hermosísimo, ven a dar la paz a mi alma y a decirme que me amas a pesar de haberte ofendido tanto!
    ¡Ven, Jesús bellísimo y amabilísimo, que por Ti suspira mi corazón y solo en Ti halla su felicidad y su gloria!
    ¡Ven, alegría del Paraíso, y regala mi alma con tus celestiales deleites, para que me causen hastío todos los gustos de la tierra!
    ¡Tú eres el pan de los ángeles: confórtame para que pueda triunfar de todos mis enemigos!
    ¡Tú eres la luz y el Verbo divino del Padre, disipa con tu presencia todas las tinieblas de mi espíritu!
    ¡Tú eres el camino, la Verdad y la vida, ven y dame la mano para que jamás me aparte de Ti!
    ¡Ven, Jesús amable, Dios eterno, Dios inmenso, Dios omnipotente, Dios infinito, hecho hermano mío, sacrificado por mi amor y sacramentado para abrazarme!
    ¡Ven, Jesús divino, lumbre de mis ojos, hechizo de mi vida, único querido y dueño de mi alma, mi esperanza, mi corona y mi gloria!
    ¡Como la tierra árida y seca desea el rocío del cielo, así mi alma suspira por Ti!
    ¡Como el ciervo sediento desea las fuentes de las aguas, así mi alma tiene sed de Ti!
    ¡Como en el postrer instante de mi vida desearé la ererna bienaventuranza, así deseo ahora recibirte y hospedarte en mi corazón!
    
    Cuando el sacerdote abre el Sagrario se dirá el "Confiteor Deo" o "Yo pecador".   

LatínEspañol
Confiteor Deo omnipotenti,
beatae Mariae semper Virgini,
beato Michaeli Archangelo,
beato Ioanni Baptistae,
sanctis apostolis Petro et Paulo,
ómnibus Sanctis, et vobis, fratres;
quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere;
mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa.
Ideo precor beatam Mariam semper Virginem,
beatum Michaelem Archangelum,
beatum Ioannem Baptistam,
sanctos apostolos Petrum et Paulum,
omnes Sanctos, et vos, fratres,
orare pro me ad Dominum, Deum nostrum. Amen.
Yo, pecador me confieso a Dios todopoderoso,
a la bienaventurada siempre Virgen María,
al bienaventurado san Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan Bautista,
a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a vosotros, hermanos,
que pequé gravemente de pensamiento, palabra y obra;
por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa.
Por eso, ruego a Santa María siempre Virgen,
al bienaventurado san Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan Bautista,
a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a vosotros, hermanos,
que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.
    
   
    Cuando se vuelve con la sagrada Forma en la mano diciendo: "Este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo...", se dirá:

    Te adoro sagrada Hostia, pan vivo y alimento de los Ángeles, te adoro Salvador mío y en Ti creo, en Ti espero y a Ti te amo.
    Señor, yo no soy digno de que entres en mi pobre morada, pero basta que digas una palabra y mi alma quedará sana y salva.

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