Virgen de Urkupiña,
recibe mi ofrenda,
es la voz del alma
que llora y canta.
Rayo de esperanza,
venga a nos tu lumbre,
signo de bonanza
de paz y de amor.
Cómo no mirarte,
cómo no implorarte,
sabiendo Maria
que eres mi Madre.
Somos peregrinos
de lejanas tierras,
llegamos cargados
de hondas penas.
Reina de los valles,
deliquio de añores,
venga a nos tu reino
de plácida paz.
Antes de dejarte
queremos decirte:
vive con nosotros
por siempre jamás.
Bendícenos, Madre,
oye nuestros loores,
báñanos de gracia
en vida y muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario