Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna, escuchó una voz misteriosa que salía de adentro y le decía: "Entra y toma lo que desees durante cinco minutos, pero no te olvides de lo principal, después de ese tiempo la puerta se cerrará para siempre, por lo tanto aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal..." La mujer entró en la caverna y encontró joyas, monedas de oro y muchas riquezas. Fascinada por lo que veía, dejó al bebé en el suelo y empezó a juntar ansiosamente todo lo que podía en su delantal y empezó a hacer viajes de dentro a fuera de la gruta, sin parar. La voz misteriosa habló nuevamente: "Tienes solo cuatro minutos..." Cuando se terminó el tiempo, la mujer, cargada de oro y piedras preciosas, estaba fuera de la cueva y la puerta se cerró, pero su niño se había quedado dentro y la puerta estaba cerrada para siempre... La riqueza no duró mucho, pero la desesperación toda la vida.
Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir en este mundo, y una voz siempre nos advierte "no olvides lo principal"... Y lo principal son los valores espirituales, Dios, la oración, la familia, los amigos, la vida. Pero la ganancia, el dinero, el trabajo, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal siempre lo dejamos de lado... Así agotamos nuestro tiempo aquí y dejamos a un lado lo esencial: "Los tesoros del alma". El tiempo pasa; ¡la eternidad se acerca! y Dios quiera que no tengamos que arrepentirnos eternamente por haber descuidado lo principal.
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