jueves, 30 de enero de 2020

PLEGARIA DE LOS MAYORES

Benditos sean los que comprenden mis pasos vacilantes y mis manos temblorosas.
Benditos los que saben que mis oídos van a tener hoy dificultades para oír.
Benditos los que aceptan mi vista cansada y mi espíritu ralentizado.
Benditos los que apartan benévolos sus ojos cuando se me cae el café en el desayuno.
Benditos los que, sonriendo, se paran a charlar conmigo un momento.
Benditos los que nunca me dicen: "Ya es la segunda vez que me cuentas hoy esa historia".
Benditos los que tienen tino para hacerme evocar mis días felices de otros tiempos.
Benditos los que hacen de mí un ser amado, respetado y no abandonado.
Benditos los que suavizan con su amor los días que me quedan en este último viaje hacia la casa del Padre.

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