¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos
de rosa nuestros ojos,
de la cárcel
que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
¿Será verdad que, huésped de las nieblas
de la brisa
nocturna al tenue soplo,
alado sube a la
región vacía
a encontrarse con otros?
¿Y allí, desnudo de la humana forma,
allí, los
lazos terrenales rotos,
breves horas
habita de la idea
el mundo silencioso?
¿Y ríe y llora, y aborrece y ama,
y guarda un
rastro del dolor y el gozo,
semejante al que
deja cuando cruza
el cielo un meteoro?
¡Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va
dentro de nosotros;
pero sé que conozco a
muchas gentes
a quienes no conozco!
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