Hay en mi Cuba un pobre pajarillo
que vive libremente en la espesura;
no seduce con trinos de ternura
ni ostenta plumas de variado brillo.
Volando de la jagua al mamoncillo
solo su amada libertad procura;
que él no puede vivir en jaula oscura
ni llevar en el pie dorado grillo.
Cuando un infame aprisionarlo quiere,
tras el alambre el infeliz se agita
y pocas horas de tristeza muere.
¡Oh, sí! Yo quiero ser la bijirita:
que a mí también la esclavitud me hiere,
mi paz enturbia, y mi ilusión marchita.
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