Derrama, Señor, tus bendiciones sobre mis parientes, mis bienhechores, mis amigos y mis enemigos. Protege a todos los que me has dado por superiores, tanto espirituales como temporales. Socorre a los pobres, a los prisioneros, a los afligidos, a los viajeros, a los enfermos, a los agonizantes. Convierte a los herejes y a los pecadores e ilumina a los infieles. Dios de bondad y de misericordia, ten también piedad de las benditas almas del Purgatorio, especialmente de las de mi mayor obligación. Dígnate poner fin a sus penas y concederles el eterno descanso. Amén.
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