No siempre dócil y sumisa esclava
ha de besar el alma las cadenas
que aprisionada al cuerpo vil la tienen.
A regiones más puras y serenas
que aqueste mundo que de cárcel sirve,
mansión de duras penas,
remonte alguna vez osado el vuelo,
que en la tierra no es más que peregrina,
y su patria es el cielo.
En éxtasis de amor el alma suba
a la mansión divina,
y, aunque vida mortal arrastre en tanto
que el débil cuerpo hasta el sepulcro avanza,
no viva sino en Dios tres veces Santo
que es del hombre refugio y esperanza.
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