¡Oh! Alabado San Ignacio de Loyola, te imploro que me protejas de todo mal y peligro que ronde mi entorno. No permitas que nada ni nadie me cause daño o dolor. Tú que encontraste la protección en el Señor, cuídame de los malos deseos de mis enemigos y bendíceme para que pueda cumplir todos mis propósitos sin temor. Defiéndeme del maligno y su cruel ejército de demonios. No permitas que caiga en el valle de la desolación y el sufrimiento. ¡Oh! Santo del Señor, dame refugio bajo tu amparo para que esté protegido/protegida de la maldad. No me desampares hoy ni nunca. Amén.
jueves, 31 de julio de 2025
JUEVES XVII T.O. C - SAN IGNACIO DE LOYOLA
Buenos días. Es jueves y estamos invitados a rezar por las vocaciones, especialmente por la vocación al sacerdocio. Y las lecturas nos hablan de descubrir la gloria de Dios. En el evangelio la gloria viene del reino de Dios que quiere explicar que Dios es justo, bueno y que sus juicios llegarán al final de los tiempos. Y por eso el evangelio invita a descubrir que Dios siempre está dispuesto a la misericordia y que nos va acompañando a lo largo del camino. Como hizo con el pueblo de Israel, que sigue las instrucciones para preparar un lugar a la gloria de Dios y que luego Dios los acompaña por el desierto hasta que lleguen a la tierra prometida. Dios nos va guiando y enseña el camino de la vida, pidamos hoy que seamos capaces de entender la voluntad de Dios, y no olvidemos que, por nuestro bautismo, somos Morada de Dios y vive en nosotros para acompañarnos y llevarnos a la vida eterna. Seamos buenos y confiemos en Dios, que vive en nosotros.
1ª Lectura (Éx 40, 16-21.34-38): En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado. El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés construyó el santuario, colocó las bases, puso los tablones con sus trancas y plantó las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Colocó el documento de la alianza en el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no pudo entrar en la tienda del encuentro, porque la nube se había posado sobre ella, y la gloria del Señor llenaba el santuario. Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero, cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.
Salmo responsorial: 83
R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre. Dichosos los que encuentran en ti su fuerza; caminan de baluarte en baluarte.
Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa, y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados.
Versículo antes del Evangelio (Cf. Hch 16, 14): Aleluya. Abre, Señor, nuestros corazones para que comprendamos las palabras de tu Hijo. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mt 13, 47-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?» Le dicen: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo». Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.
CANTAR DEL PUEBLO 180 (AUGUSTO FERRÁN)
el cielo qué alegre!
Aunque haya penas, ¡qué alegres están
los que bien se quieren!
miércoles, 30 de julio de 2025
ORACIÓN SAN PEDRO CRISÓLOGO
Señor Dios, que hiciste de tu obispo san Pedro Crisólogo un insigne predicador de la Palabra encarnada, concédenos, por su intercesión, guardar y meditar en nuestros corazones los misterios de la salvación y vivirlos en la práctica con fidelidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN A SAN LEOPOLDO MANDIC POR LOS ENFERMOS DE CÁNCER
Querido san Leopoldo, tú que siempre has ayudado y consolado a los que recurren a ti en sus necesidades espirituales y materiales, permanece cerca de los que han sido afectados por el cáncer.
Tú conoces su angustia y temor: ven en su ayuda. Apoya su fe, fortalece su esperanza, obtén para ellos la gracia de afrontar el sufrimiento, pasando esta dolorosa prueba.
Intercede con Dios, Padre nuestro, para que sus corazones encuentren la verdadera paz y serenidad.
Haz que los enfermos puedan, con el alma agradecida, dar gracias a ese Dios misericordioso que tú mismo proclamaste “médico y medicina”. Amén.
MIÉRCOLES XVII T.O. C
Buenos días. Que tengamos un buen miércoles. Hoy el evangelio nos habla del reino de los cielos como un tesoro escondido o una perla fina, que quien lo encuentra no puede dejarlo pasar. Moisés cada vez que hablaba cara a cara con Dios resplandecía su cara aunque no era consciente y para que los israelitas escucharan el mensaje de Dios, él se tapaba el rostro con un velo. Descubrir el reino de Dios no es fácil porque a veces nos quedamos en lo terrenal, pero quien es capaz de trascender lo más humano se encuentra con Dios mismo y a partir de ahí su vida cambia, su rostro resplandece porque refleja al mismo Dios. Seamos buenos y confiemos en Dios, porque es el verdadero y único tesoro.
1ª Lectura (Éx 34, 29-35): Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor. Pero Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la piel de la cara radiante y no se atrevieron a acercarse a él. Cuando Moisés los llamó, se acercaron Aarón y los jefes de la comunidad, y Moisés les habló.
Después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí. Y, cuando terminó de hablar con ellos, se echó un velo por la cara. Cuando entraba a la presencia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Cuando salía, comunicaba a los israelitas lo que le habían mandado. Los israelitas veían la piel de su cara radiante, y Moisés se volvía a echar el velo por la cara, hasta que volvía a hablar con Dios.
Salmo responsorial: 98
R/. Santo eres, Señor, Dios nuestro.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies: Él es santo.
Moisés y Aarón con sus sacerdotes, Samuel con los que invocan su nombre, invocaban al Señor, y él respondía.
Dios les hablaba desde la columna de nube; oyeron sus mandatos y la ley que les dio.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro; postraos ante su monte santo: Santo es el Señor, nuestro Dios.
Versículo antes del Evangelio (Jn 15, 15): Aleluya. A vosotros os llamo amigos, dice el Señor, porque os he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. Aleluya.
martes, 29 de julio de 2025
MARTES XVII T.O. C
Buenos días. Hoy celebramos la memoria de Marta, María y Lázaro, los amigos del Señor. Siempre hemos dicho que el Antiguo Testamento nos prepara para vivir y comprender el Nuevo Testamento. Hoy leemos que Moisés hablaba con Dios cara a cara, como un amigo. Así ocurre en el Evangelio de hoy. Marta y María se dirigen al Señor cara a cara y le expresan su dolor, su tristeza, pero también expresan la Fe. Dirán ante las palabras de Jesús "Yo soy la Resurrección y la vida. ¿Crees esto?". Y Marta y María responderán con fe: "Sí, Señor, creo que eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Y esto lleva a la demostración de la Vida, Lázaro revive. Hoy se nos invita a hablar con Dios cara a cara, somos, por el bautismo, templo del Espíritu Santo, por eso podemos hablar cara a cara con Dios, pero necesitamos fe, para poder entender el lenguaje de Dios. Seamos buenos y confiemos en Dios, que como Padre siente ternura por sus hijos.
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
En aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó «Tienda del Encuentro». El que deseaba visitar al Señor, salía fuera del campamento y se dirigía a la Tienda del Encuentro. Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que este entraba en la tienda. En cuanto Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba con Moisés. Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se postraba cada uno a la entrada de su tienda.
El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después Moisés volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba del interior de la tienda. Moisés se quedó en la presencia del Señor, y pronunció su nombre.
El Señor pasó ante él proclamando: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, que mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación». Moisés al momento se inclinó y se postró en tierra. Y le dijo: «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya». Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: sin comer pan ni beber agua; y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las Diez Palabras.
Salmo 102, 6-7. 8-9. 10-11. 12-13 R/. El Señor es compasivo y misericordioso
Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día». Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
lunes, 28 de julio de 2025
ORACIÓN A SAN MELCHOR DE QUIRÓS
Sacerdote de Dios, misionero fervoroso, apóstol infatigable, mártir de la fe de Jesucristo, bienaventurado fray Melchor, me acerco a ti confiadamente impetrando tu ayuda en mi necesidad, tu consuelo en mi dolor, tu esfuerzo en mi desaliento. Tú que anduviste por caminos de humildad, quítame el espíritu de soberbia; tú que te entregaste a Dios tan generosamente, haz que desaparezca en mí el egoísmo. Haz que en Dios crea con la intensidad de tu fe y que a Dios sirva con el desinterés con que tú le serviste. Haz que arda en mí aquella caridad que te llevó a sufrir tan horrible y doloroso martirio. Si lo que te pido es para gloria de Dios, alabanza tuya y bien de mi alma, concédemelo; de lo contrario, dame conformidad, energía y entereza para sobrellevar mis sufrimientos y para cumplir en todo y siempre la voluntad de Dios. Amén.
(Hacer petición a san Melchor de Quirós)
Lunes XVII T.O. C
Buenos días. Que tengamos un gran día de lunes. La Iglesia hoy nos propone descubrir y vivir la fe. La primera lectura nos cuenta el pecado del pueblo de Israel: desconfiar de Dios y de su enviado Moisés. En el evangelio Cristo trata de que descubramos que la fe es algo que entra en nuestra vida, en nuestras almas de forma que casi no se nota, es como la semilla de mostaza que crece y da fruto o como la levadura que mezclada en la masa hace que todo fermente y crezca. Pidamos hoy a Dios que nos ayude a vivir con fe y confianza en Él. Seamos buenos y confiemos en Dios, porque es bueno, es eterna su misericordia.
1ª Lectura (Éx 32, 15-24.30-34): En aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas de la alianza en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada en las tablas. Al oír Josué el griterío del pueblo, dijo a Moisés: «Se oyen gritos de guerra en el campamento.» Contestó él: «No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo.» Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las tablas y las rompió al pie del monte. Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua, haciéndoselo beber a los israelitas. Moisés dijo a Aarón: «¿Qué te ha hecho este pueblo, para que nos acarreases tan enorme pecado?» Contestó Aarón: «No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: "Haznos un Dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado." Yo les dije: "Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé"; yo lo eché al fuego, y salió este becerro».
Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo: «Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar vuestro pecado.» Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo: «Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro de tu registro.» El Señor respondió: «Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije; mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado».
Salmo responsorial: 105
R/. Dad gracias al Señor porque es bueno.
En Horeb se hicieron un becerro, adoraron un ídolo de fundición; cambiaron su gloria por la imagen de un toro que come hierba.
Se olvidaron de Dios, su salvador, que había hecho prodigios en Egipto, maravillas en el país de Cam, portentos junto al mar Rojo.
Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso en la brecha frente a él, para apartar su cólera del exterminio.
Versículo antes del Evangelio (Sant 1, 18): Aleluya. Por su propia voluntad el Padre nos engendró por medio del Evangelio, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas. Aleluya.
Señor, tengo entre mis dedos un grano de mostaza. Es pequeño, como una cabeza de alfiler. Parece insignificante. Si se hubiese perdido, nadie habría hecho problema, nadie se habría enterado. Es pequeño. Parece insignificante.
Descubierto en el suelo, es más fácil pisarlo que admirarse, más fácil despreciarlo que recogerlo como un pequeño tesoro. Es pequeño. Parece insignificante.
Aquí está, en mi mano. Solo. Sin embargo, bajo su piel tostada encierra un secreto de vida. En él hay un gran árbol dormido, en el que las aves podrán anidar y cuidar a sus polluelos.
Si cada uno sembramos nuestro grano, junto al del hermano… tendremos muchos árboles, un gran bosque que acogerá a una multitud de animales y de seres vivos.
Señor, ¿Y si este grano fuera el último que queda en el planeta, y yo el único responsable de cuidarlo?
¿Y si este fuese el último grano de mostaza que yo podré sembrar? ¿Qué voy a hacer con este grano?
¿Qué esperas de mí, Señor? ¡Di! ¿Lo encerraría en la urna de un empolvado museo, etiquetado con su nombre científico?
¿Lo ofrecería como alimento a un pájaro o a una hormiga? ¿Lo enterraría, mientras mi corazón reza por su futuro?
¿Lo sembraré? Sí. Lo importante es sembrar. Y confiar en la tierra que lo acoge y en Ti, Señor, que lo harás crecer. Sin que yo sepa cómo, tu fuerza lo convertirá en un árbol precioso.
Señor, el grano de mostaza que acojo en el cuenco de mi mano es mi sonrisa, mi tiempo, mi trabajo, mi alegría, mi fe, mi vida, mi amor.
Señor, dame generosidad para sembrar, para sembrarme. Dame paciencia, confianza y fe, para esperar los mejores frutos.
Así te lo pido. Así sea.
HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (248)
y le dedica a Dios la hora postrera.
Ya sé que, como a toda pecadora,
te dio por la virtud a última hora.
domingo, 27 de julio de 2025
VIDA Y MARTIRIO DEL BEATO ANDRÉS JIMÉNEZ GALERA
Beato ANDRÉS JIMÉNEZ GALERA (1904-1936)
Cuando el 23 de julio de 1936 fue asaltada la casa y detenidos todos sus moradores, don Andrés, sin lamentarse, se dedicó, junto con el director, a confortar los ánimos de los demás, exhortando a confiar en la Providencia y a aceptar cuanto el Señor quisiera disponer. Igual que los otros miembros de la comunidad, tras ser expulsados del colegio, don Andrés estuvo también deambulando durante varios días por las márgenes del Henares, en busca de cobijo.
El día 27 de julio, sorprendidos por un grupo de milicianos, serían llevados al palacio de los Marqueses de Heras, y de aquí al Gobierno Civil de Guadalajara. El gobernador ordenó seguidamente que fueran devueltos de nuevo a Mohernando, como detenidos. Pero en el camino de vuelta, un grupo de milicianos del madrileño centro de Ventas, que andaba por allí, requisó uno de los coches y, al conocer la identidad sacerdotal de uno de sus ocupantes, don Andrés, ordenaron que se dirigiera hacia la capital. Cuando los coches iban por el Km. 52 de la carretera de Madrid, próximo a Guadalajara, se pararon y les obligaron a bajar. En el cacheo le encontraron a don Andrés un crucifijo. Intentaron arrebatárselo, pero él no consintió. Entonces le ordenaron que cruzara la carretera y avanzara por una tierra en barbecho hacia el río Henares. No le dio tiempo a llegar. Ocho milicianos le dispararon por la espalda y el sacerdote cayó de bruces. Uno de los que le había disparado se adelantó hacia la víctima y al ver que todavía estaba vivo le disparó el tiro de gracia para rematarlo. No se logró averiguar el lugar donde fue inhumado su cuerpo.
DOMINGO XVII T.O. C
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 18, 20-32
En aquellos días, el Señor dijo: «El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la queja llegada a mí; y si no, lo sabré». Los hombres se volvieron de allí y se dirigieron a Sodoma, mientras Abrahán seguía en pie ante el Señor. Abrahán se acercó y le dijo: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?». El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos». Abrahán respondió: «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza! Y si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?». Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco». Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta». Él dijo: «En atención a los cuarenta, no lo haré». Abrahán siguió hablando: «Que no se enfade mi Señor si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?». Él contestó: «No lo haré, si encuentro allí treinta». Insistió Abrahán: «Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran allí veinte?». Respondió el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré». Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más: ¿Y si se encuentran diez?». Contestó el Señor: «En atención a los diez, no la destruiré».
Salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 6-7ab. 7c-8 R/. Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 2, 12-14
Hermanos: Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios que lo resucitó de los muertos. Y a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó con él. Canceló la nota de cargo que nos condenaba con sus cláusulas contrarias a nosotros; la quitó de en medio, clavándola en la cruz.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 11, 1-13