INVOCACIÓN A SAN QUINTÍN DE VERMAND
viernes, 31 de octubre de 2025
INVOCACIÓN A SAN QUINTÍN DE VERMAND
ORACIÓN A SAN ALONSO RODRÍGUEZ
Oh, san Alonso Rodríguez, glorioso santo del Señor, te invocamos en este momento con humildad y fervor. Eres ejemplo de entrega y servicio a Dios, y tu vida nos enseña el camino hacia la santidad.
Te pedimos, amado san Alonso, que intercedas por nosotros ante Dios Todopoderoso. Ayúdanos a cultivar una profunda vida de oración, para que, como tú, podamos experimentar la cercanía divina y la gracia de su presencia en nuestras vidas.
Fortalécenos, querido santo, en nuestra lucha diaria contra el pecado y las tentaciones. Ayúdanos a perseverar en la fe, incluso en los momentos de dificultad y desánimo. Guíanos con tu sabiduría y amor, para que podamos tomar decisiones acertadas y vivir según la voluntad de Dios.
San Alonso Rodríguez, te pedimos que intercedas por nuestras familias y seres queridos, para que puedan encontrar consuelo, sanación y paz en su amor infinito. Protégenos de todo mal y peligro, y danos la fortaleza para superar cualquier adversidad.
En este momento de oración confiamos en tu poderosa intercesión, san Alonso Rodríguez. Escucha nuestras súplicas y ruega por nosotros ante el trono de Dios. Amén.
VIERNES 30º T.O. C
Buenos días. Es viernes y meditamos sobre la misericordia que Dios nos muestra con su entrega incondicional. Pablo sufre porque sus paisanos no han descubierto a Dios en Cristo, no han entendido la promesa de Dios, que los preparó a través de los profetas y la Ley para que llegaran al Amor gratuito. En el evangelio, Jesús demuestra que Dios quiere al hombre por encima de la Ley, que no sirve de nada la Ley si el hombre no abre su corazón para amar al prójimo. Por eso cura al hombre en sábado, porque la ley no está por encima del Amor de Dios. Seamos buenos y confiemos en Dios, que nos da sus mandamientos para AMAR.
Texto del Evangelio (Lc 14, 1-6): Un sábado, Jesús fue a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Había allí, delante de Él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?». Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?». Y no pudieron replicar a esto.
HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (343)
y tu grande hermosura
la mira con el aire distraído
con que mira un patán una pintura.
jueves, 30 de octubre de 2025
JUEVES 30º T.O. C
Buenos días. Es jueves. Recemos por las vocaciones. Hoy las lecturas nos presentan a Jesús en Jerusalén explicando que, como cualquier profeta, tiene que morir en Jerusalén, porque no piensa abandonar a sus discípulos. Emplea la imagen de la gallina que guarda a sus polluelos del ataque de otras criaturas. Asi es Dios; por eso san Pablo nos invita a alegrarnos, porque nada puede separarnos del Amor de Dios. Ayer nos hablaba el evangelio de la puerta estrecha, que significa ese unirse al Amor de Dios. Hoy san Pablo nos enseña que con su Amor venceremos. Somos sus polluelos y nos cubre bajo sus alas. Seamos buenos, confiemos en Dios y demos gracias a boca llena por su Salvación.
Texto del Evangelio (Lc 13, 31-35): En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y Él les dijo: «Id a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’. ¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».
Jesús, tú me dices con lágrimas en los ojos:
¡Cuántas veces he querido acompañarte, consolarte, amarte y darte fuerza; y no has querido! ¡Cuántas veces he querido acercarte y unirte a otros hermanos tuyos, que te necesitan y a los que necesitas; y te has quedado solo, aislado!
Señor, sé que Tú eres fuego y no me acerco a calentarme; sé que tú eres pan y no me acerco a saciar mi hambre; sé que tú eres paz y no me acerco a curarme de mis inquietudes; sé que Tú eres alegría y prefiero quedarme a solas con mi tristeza...
Prefiero hacer otras cosas y acercarme a otras personas, aunque sé que sólo Tú puedes colmar el gran corazón que me diste.
Señor, que tus lágrimas me conviertan y sepa acercarme cada día a Ti, sin prisa, con absoluta confianza, que sepa dejarme cuidar por Ti, para vivir como un polluelo, seguro y feliz, bajo las alas de su madre.
Que sepa acercarme cada día a las personas que necesitan de mí y a las que necesito para seguir adelante. Y que no olvide nunca que Tú nunca me olvidas.
Así te lo pido. Así sea.
miércoles, 29 de octubre de 2025
MIÉRCOLES 30º T.O. C
Buenos días. Es miércoles. Qué grande es Dios, que sabe que necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, y nos lo envía para ayudarnos a vivir en continua relación con Él, y que nos ayude a comprenderlo, amarlo y cumplir su voluntad. Pero esta salvación que nos regala requiere de nuestra aceptación. Seguir a Cristo es entrar por la puerta estrecha y darse a los demás, y esto siempre es duro, porque nunca es fácil dar sin esperar nada. San Pablo lo expresa: “A quien ama a Dios, todo le sirve para el bien”. Ya sabemos que amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos nos ayudará a entrar por la puerta estrecha. Seamos buenos y confiemos en Dios, que nos ha dado el Espíritu para poder llegar a la salvación.
Texto del Evangelio (Lc 13, 22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’, y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».
“Esforzaos en entrar por la puerta estrecha" (Lc 13, 22-30)
Señor Jesús, me gustaría entrar por esa puerta estrecha de la que hoy me hablas. Me gustaría vivir la vida y todo en ella con sencillez, con esa humildad que lo hace todo más simple y más fácil. Me gustaría liberarme de todo lo que me sobra, de todo cuanto me impide caminar tras tus huellas, de todo lo que me hace inauténtico y superficial, vacío e insípido.
Señor Jesús, hoy te confieso que quiero esforzarme en entrar por la puerta estrecha, por ser más cercano, por compartir más de mí, por ser menos egoísta, por ser más auténtico, por ser menos tacaño y más entregado. Hoy me gustaría cargar mis cruces y las de otros, hoy me gustaría caminar junto a otros y contar contigo para crecer y ser más como Tú quieres que sea.
Señor Jesús, me cuesta abajarme, me cuesta negarme, me cuesta hacerme pequeño, me cuesta reconocer que solo no puedo, me cuesta saberme necesitado de tu misericordia y de tu perdón, me cuesta amar a quien no me ama y amar más a quien amo poco... pero a pesar de ello quiero intentar pasar por tu puerta estrecha, esa que me promete caminar contigo y en Ti saberme salvado. Haz que hoy viva tu Evangelio y sea de esos últimos que Tú haces primeros.
Así te lo pido. Así sea.
martes, 28 de octubre de 2025
MARTES 30º T.O. C
Buenos días. Hoy martes celebramos la fiesta de los apóstoles san Simón y san Judas (Tadeo). Y las lecturas nos cuentan la llamada de Dios, que escoge por su nombre a los apóstoles. Pablo explica cómo esa elección nos incluye a todos los que nacemos por el bautismo a la vida nueva y nos convertimos en miembros de su familia. La llamada que Dios nos hace es personalizada, mira nuestros nombres y nos enseña que ahora tenemos la responsabilidad de ir al mundo entero y llevar el evangelio, del que sale la fuerza que cura. Seamos buenos y confiemos en Dios, que nos llama por nuestro nombre para unirnos a los apóstoles.
Texto del Evangelio (Lc 6, 12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.
“Jesús pasó la noche orando a Dios, llamó a sus discípulos y escogió de entre ellos a doce” (Lc 6, 12-19)
Señor Jesús, qué bien que tu Palabra hoy nos recuerde que antes de tomar decisiones, de llamar y elegir, deberíamos hacer como tú: retirarnos a orar, hacer silencio, ponernos a la escucha del Padre, discernir y contar con tu bendición antes de salir al mundo. Haz de mí una persona orante.
Señor Jesús, nos descubrimos mujeres y hombres de acción, casi siempre corriendo, en muchas ocasiones agitados y sin demasiada paz por un sinfín de situaciones y problemas, acelerados mientras intentamos llegar a todos los sitios… nos sabemos aprendices en esto de parar, retirarnos, mirarte a la cara y orar. Haz de mí un discípulo misionero, enséñame a orar.
Señor Jesús, danos la fe necesaria para que en nuestra vida cotidiana no nos falte nunca un espacio para Ti, tiempos para respirarte, para dejar que nos hables, para que nosotros te hablemos sin articular palabra, en ese silencio que nos permite escucharte y escucharnos en profundidad. Háblame en el silencio.
Señor Jesús, haznos hombres y mujeres contemplativos en la acción, dispuestos a ser llamados y elegidos. Disponibles para lo que Tú quieras de nosotros y, sobre todo, preparados internamente para llevar a cabo tu misión desde Ti, no solo desde nuestras propias fuerzas. Sólo en Ti es posible llevar adelante la construcción del Reino.
Así te lo pido. Así sea.
HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (340)
mas después de cumplido el juramento,
pensando cada uno por su lado,
no tienen de común ni un pensamiento.
CANTAR AMOROSO DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (32)
que yo te oculto una cosa,
y sólo te oculto, hermosa,
el llanto que por ti vierto.
lunes, 27 de octubre de 2025
ORACIÓN SAN FRUMENCIO
LUNES 30º T.O. C
Buenos días. Feliz lunes. Hoy meditamos en las lecturas sobre la libertad y la salvación que nos ha regalado Cristo. Los judíos entienden que el pecado es causa de dolor y del sufrimiento y por eso quien sufre es por sus propios pecados, pero Cristo ha venido al mundo para que con su vida podamos llevar una nueva vida. San Pablo emplea el término de esclavitud de la ley y la contrapone a la salvación de Cristo que nos ha liberado. Así lo ejemplifica el evangelio con la liberación de la mujer encorvada. Y es que Dios quiere dar Espíritu a las leyes, para que nos ayuden a vivir la liberación del mal. Seamos buenos y confiemos en Dios, que liberta a los cautivos y salva de la muerte.
Texto del Evangelio (Lc 13, 10-17): En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.
domingo, 26 de octubre de 2025
DOMINGO 30º T.O. C

sábado, 25 de octubre de 2025
ORACIÓN SAN CRISANTO Y SANTA DARÍA (3)
HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (337)
voy siguiendo del mundo el derrotero,
al ver que son iguales al primero
los últimos errores de la vida.
CANTAR AMOROSO DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (29)
quiero tus gracias mirar,
pues mal te podré aprender
si no te puedo estudiar.
viernes, 24 de octubre de 2025
VIERNES 29º T.O. C
Buenos días. El viernes se nos invita siempre a descubrir el perdón, la misericordia y amor salvador de Cristo. Por eso san Pablo explica la concupiscencia, que es esa inclinación que tenemos a caer. Por la gracia del bautismo, tenemos la sabiduría y la inteligencia de Dios para escoger lo bueno y el bien. Pero, como nos advierte Jesús en el evangelio, seamos conscientes de lo que nos hace bien y no nos dejemos llevar por las pasiones que al final nos llevan al egoísmo, envidias, etc. Seamos buenos y confiemos en Dios, que si escogemos vivir su voluntad seremos auténticamente felices.
Texto del Evangelio (Lc 12, 54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».
“¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?” (Lc 12, 54-59)
Señor Jesús ¡qué bien me viene este Evangelio hoy! Vivo rodeado de aparatos y de tecnologías que predicen todo: si va a llover, si vamos a más velocidad, si podemos colisionar con otro vehículo, si hay suficiente gente como para que el semáforo nos facilite pasar… pero con las personas esas tecnologías no llegan, fallan y nunca sustituyen nuestro criterio. Esa pregunta tuya: “¿No sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?” me llega a lo más profundo del corazón.
Señor Jesús, reconocemos que en muchas ocasiones así es: no sabemos juzgar lo que es justo. Nuestras prisas, nuestras velocidades, nuestras preocupaciones, nuestros intereses, nuestra indiferencia, nuestro egoísmo, nuestras cegueras selectivas, nuestra debilidad… a todo eso y más nos vuelven insensibles y nos convierten en jueces implacables para lo de los demás y en hombres y mujeres que no sabemos juzgar por nosotros mismos lo que es y lo que no es justo.
Señor Jesús, al final de esta semana te pedimos perdón por las veces que no practicamos la justicia, por las veces que no tenemos hambre y sed de ella, por las veces que no vivimos comprometidos por ella: enséñanos tú a mirar contemplativamente la realidad, a arrodillarnos ante ella y a poner el corazón en aquello que acontece.
Haznos mujeres y hombres justos. A tu estilo. Que me dedique menos a predecir y mucho más a dejarme la vida por los otros, por puro amor, por justicia, ese nombre del amor que se ejerce en nuestro modo de contemplar a los otros y de tratarlos como tú, desde la misericordia que no conoce fin.
Así te lo pido. Así sea.
jueves, 23 de octubre de 2025
JUEVES 29º T.O. C
Buenos días. Es jueves y rezamos por las vocaciones, especialmente a la vida sacerdotal. Las lecturas vuelven a recordar la Gracia que nos han dado por nuestro bautismo. En el evangelio Jesús se expresa con lenguaje apocalíptico y habla de prender fuego al mundo. Y es que su misión es traer la Gracia, y quien la recibe siente que su interior, su alma, arde por animar a otros a descubrir lo grande que es Dios. Pero Cristo tiene que enseñar que ese momento causa división. San Pablo lo explica diciendo que nos convertimos en esclavos de la gracia, pero lo importante es que esa esclavitud significa poder elegir y ser capaces de escoger el fuego que nos da vida y calor. Feliz quien pone su confianza en el Señor y vive según la ley de Dios y no la del mundo. Seamos buenos, confiemos en Dios y seremos como el árbol que siempre da frutos.
Texto del Evangelio (Lc 12, 49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
Gracias, Padre, por todos los fuegos que se alzan en el mundo para quemar lo viejo y alumbrar lo nuevo.
Gracias por todos los fuegos que nos dan calor y vida, que nos purifican, que nos hacen maleables y nos llenan de tu Espíritu.
Gracias por todos los fuegos que alumbran nuestro caminar día a día, que nos descubren nuevos horizontes, que alejan la oscuridad y el miedo, que llenan de luz nuestro mundo, que hacen que los hechos y las cosas tengan brillo y vida.
Gracias por todos los fuegos que nos recuerdan que Jesús sigue vivo, que Él es la luz del mundo, que Él es nuestra luz, que gracias a Él no estamos en tinieblas, y que podemos ser antorchas encendidas.
Que su luz me acompañe hoy y siempre. Que su fuego caliente y enternezca mi corazon. Que sus brasas purifiquen mis entrañas. Que todos participemos de su claridad. ¡Que nos quememos en su hoguera! Y que la Iglesia resplandezca como Buena Noticia ante todas las personas que buscan y quieren la paz, la justicia, el amor, la solidaridad.
Gracias por todos los fuegos que nos hacen ser más humanos, que nos recuerdan que somos hijos e hijas, que nos invitan a ser hermanos y que hoy nos dan la posibilidad de gozar con tu paso, con tu pascua, con tus regalos.
Que arda Señor mi vida como la tuya a través de mis palabras y de mis buenas acciones !!
Así te lo pido. Así sea.
HUMORADA DE RAMÓN DE CAMPOAMOR (335)
mientras que él con lo real no halla reposo;
y es que, o no cuesta nada,
o cuesta un gran trabajo el ser dichoso.






















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