Buenos días. Es miércoles. Qué grande es Dios, que sabe que necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, y nos lo envía para ayudarnos a vivir en continua relación con Él, y que nos ayude a comprenderlo, amarlo y cumplir su voluntad. Pero esta salvación que nos regala requiere de nuestra aceptación. Seguir a Cristo es entrar por la puerta estrecha y darse a los demás, y esto siempre es duro, porque nunca es fácil dar sin esperar nada. San Pablo lo expresa: “A quien ama a Dios, todo le sirve para el bien”. Ya sabemos que amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos nos ayudará a entrar por la puerta estrecha. Seamos buenos y confiemos en Dios, que nos ha dado el Espíritu para poder llegar a la salvación.
Texto del Evangelio (Lc 13, 22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’, y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».
“Esforzaos en entrar por la puerta estrecha" (Lc 13, 22-30)
Señor Jesús, me gustaría entrar por esa puerta estrecha de la que hoy me hablas. Me gustaría vivir la vida y todo en ella con sencillez, con esa humildad que lo hace todo más simple y más fácil. Me gustaría liberarme de todo lo que me sobra, de todo cuanto me impide caminar tras tus huellas, de todo lo que me hace inauténtico y superficial, vacío e insípido.
Señor Jesús, hoy te confieso que quiero esforzarme en entrar por la puerta estrecha, por ser más cercano, por compartir más de mí, por ser menos egoísta, por ser más auténtico, por ser menos tacaño y más entregado. Hoy me gustaría cargar mis cruces y las de otros, hoy me gustaría caminar junto a otros y contar contigo para crecer y ser más como Tú quieres que sea.
Señor Jesús, me cuesta abajarme, me cuesta negarme, me cuesta hacerme pequeño, me cuesta reconocer que solo no puedo, me cuesta saberme necesitado de tu misericordia y de tu perdón, me cuesta amar a quien no me ama y amar más a quien amo poco... pero a pesar de ello quiero intentar pasar por tu puerta estrecha, esa que me promete caminar contigo y en Ti saberme salvado. Haz que hoy viva tu Evangelio y sea de esos últimos que Tú haces primeros.
Así te lo pido. Así sea.

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