Sentida dulzura celeste,
ignota verdad de la vida,
callada mirada que brilla
cegando la luz de las mentes...
al contemplarte.
ya mi vida en decadencia,
a dos pasos de la muerte,
da descanso a mi conciencia...
al conocerte.
Mi vida pasé cosechando
frutos de vivos recuerdos,
y ahora en tu rostro revive
mi débil corazón, amando...
al observarte.
Si al menos tus manos tocara
con estas en fin de destino,
si al menos un beso en tu cara
mis labios dejaran con tino,
sabría que el tiempo ha pasado,
que existe un presente de todos
y que tú ya tendrás tu mañana.
Coge el fruto, hermosa niña,
que estos siglos que te ven
por ti pedirán desde el Cielo
porque allí también te querré.
JOSÉ MARÍA LÓPEZ MADROÑERO
1982