A veces nos ponemos a pensar qué nos gustaría ser:
un pájaro que vuela, un pez que nada dentro del agua azul.
Pues bien, voy a decir algo: "Me gusta ser yo".
No soy un pez, no soy un pájaro, no soy un canguro.
Soy un árbol y crezco aquí. Soy como yo y no como tú.
No puedo volar como las golondrinas, pero las golondrinas
no pueden tener hojas.
Y me gusta mucho estar lleno de hojas. Me gusta
ser yo.
No tengo miedo de gritar, no tengo miedo de cantar
que soy un árbol que pasa el tiempo contándolo todo.
No puedo nadar como los peces, pero los peces no se hacen tan altos.
Y me gusta ser un árbol alto y grande. Me gusta ser yo.
No soy un gato, no soy un perro, no soy un chimpancé.
Nadie negará que soy el Árbol Sabio.
No puedo sacar la tierra como los conejos, pero los conejos
no pueden cantar versos mágicos.
Me gusta ser un árbol mágico. Me gusta ser yo.
Así que si quieres ser una golondrina que vuela en el cielo
recuerda que tú puedes hacer cosas que las golondrinas no pueden.
De ti depende decir: "Estoy contento de ser yo, hoy".
No eres un pez, no eres un pájaro, no eres un canguro.
Tú sólo existes una vez, no hay nadie igual que tú.
No puedes volar como las golondrinas,
pero las golondrinas no pueden aplaudir.
Y aplaudir es una cosa muy divertida.
Así que alégrate de ser tú,
alégrate de ser tú.
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