Creo Señor firmemente que de tu pródiga mente todo este mundo nació,
que de tu mano de artista, de pintor primitivista, la belleza floreció; las estrellas
y la luna, las casitas, las lagunas, los barquitos navegando sobre el río rumbo
al mar; los inmensos cafetales, los blancos algodonales y los bosques
mutilados por el hacha criminal.
Creo en Vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador.
Creo en Vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y
del amor.
Yo creo en Vos, Cristo obrero, luz de luz y verdadero unigénito de Dios, que
para salvar al mundo en el vientre humilde y puro de María se encarnó. Creo
que fuiste golpeado, con escarnio torturado, en la cruz martirizado siendo
Pilatos pretor, el romano imperialista, puñetero y desalmado, que lavándose
las manos quiso borrar el error.
Creo en Vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador.
Creo en Vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y
del amor.
Yo creo en Vos, compañero, Cristo humano, Cristo obrero, de la muerte
vencedor. Con tu sacrificio inmenso engendraste al hombre nuevo para la
liberación. Vos estás resucitando en cada brazo que se alza para defender al
pueblo del dominio explotador, porque estás vivo en el rancho, en la fábrica,
en la escuela; creo en tu lucha sin tregua, creo en tu resurrección.
Creo en Vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador.
Creo en Vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y
del amor.
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