domingo, 25 de septiembre de 2016

ORACIÓN A SAN JOSÉ (14)

Si leemos detenidamente aquel pasaje del Nuevo Testamento en que se nos habla del feliz hallazgo de Simeón, no se nos pasará desapercibido, para que le imitemos sin duda, el motivo que indujo a Dios para premiar, ya en esta tierra por tan colmada manera, a un alma amante de su gloria. Era un varón justo y timorato, dice, que abrigaba una esperanza muy firme en el futuro Reparador; y a su tiempo se cumplieron tan ardientes deseos, así como, para conservarlos vivos, la promesa que recibiera de lo alto: de que no cerraría la muerte sus ojos antes de que viesen el objeto por él tan querido y amado. ¡Oh, sin duda, José glorioso! le dejarías muy atrás en justicia y santidad a aquel personaje de la vieja ley, si hemos de juzgar por el modo extraordinario con que el Eterno te quiso levantar, nombrándote, ante el mundo al menos, padre de su Hijo.
JACULATORIA. ¡Oh, San José! Haz que un día pueda recibir en el cielo aquella gloria que recibió Simeón en la tierra. Así sea.


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