¿Con qué alabanzas lograremos ensalzarte, que contuviste en tu seno a Aquel, que los cielos no pueden abarcar? Bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
He aquí que celebramos los cien años de tu aparición a tres niños en Fátima, donde pedías oración y penitencia por los pecadores y la conversión. Hoy comparecemos ante Ti, nosotros, los obispos polacos, el clero, personas de vida consagrada y fieles laicos, dirigiéndonos a tu Corazón Inmaculado, procurando responder cumplidamente a tu petición.
Deseamos, con la ayuda de Dios –en los diversos ámbitos de nuestra vida y trabajo- constituir un solo Pueblo de Dios, en conversión incesante, en el que no haya odio, violencia y explotación. Deseamos vivir en gracia santificante, para que nuestra Iglesia se convierta en verdadera Casa de Dios y Puerta del Cielo.
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
Madre de la Sagrada Familia de Nazaret, sé la custodia de las familias polacas. Queremos hacer cuanto sea necesario, para defender la dignidad de la mujer y asistir a los cónyuges en la fiel perseverancia en el santo enlace sacramental. Nos comprometemos a defender el vínculo matrimonial constituido por Dios y a no dejarse llevar por las seducciones del mal espíritu, que nos induce a abusar de la libertad y a practicar una tolerancia mal entendida.
Queremos que todos los cónyuges manifiesten con su vida el amor de Dios, que los niños, así como la juventud no pierdan la fe y no se vean afectados por la corrupción moral.
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
María, morada del Espíritu Santo, Tú has protegido la vida concebida de Jesús y ahora nos enseñas cómo cuidar de los niños no nacidos. Queremos considerar el don de la vida como la mayor gracia de Dios y el tesoro más valioso. Tomamos la resolución de ser custodios de la vida concebida, para que todo hombre pueda crecer en paz y seguro en su propia familia.
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
Progenitora del Fundador de la Iglesia, nosotros, los obispos polacos –en nuestro ministerio pastoral- nos esforzaremos para que crezca y se robustezca el Cuerpo Místico de Cristo, para que el clero mantenga la fidelidad a Dios, a la Santa Cruz y al Evangelio, para que las personas de vida consagrada cumplan su carisma conventual y sean para el mundo un signo visible de la presencia de tu Hijo.
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
Nuestra Madre y Reina, deseamos, por medio de un estilo auténtico de vida cristiana, contribuir al regreso de los que se han apartado del Rebaño de Cristo, para que puedan encontrar de nuevo a tu Hijo y comprendan, que solo Él es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6).
Todos: Corazón Inmaculado de María, ¡lo prometemos!
Prometemos hacer todo para que en nuestra vida personal, familiar, nacional y social se cumpla no nuestra voluntad, sino la de tu Hijo.
Al consagrarnos a tu Corazón Inmaculado, deseamos unirnos lo más estrechamente a Ti, Dulcísima Virgen, entregándonos a Cristo – el Único Salvador, que vive y reina por los siglos.
Todos: Amén.
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