Fieles cristianos, miren
del Purgatorio el rigor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
¡Ay católicos hermanos!
¡Qué duras son nuestras penas
en medio de estas cadenas,
atadas de pies y manos!
Tengan de todas piedad,
rogando a Dios con fervor:
Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
¡Oh, qué fuego tan voraz
en este lugar se encierra!
Una centella no más
abrasaría la tierra.
Ahora pues imaginen
de estas llamas el ardor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
No tienen comparación
los tormentos de ese mundo
con el penar tan profundo
sufrido en esta mansión.
Que estamos, consideren,
como el oro en el crisol:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
Parece un suplicio eterno
el no ver a Dios la cara,
es una pena tan rara,
que se asemeja al infierno.
¡Oh mortales!, aplaquen
al Supremo Juzgador:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
Hijos desagradecidos,
padres y deudos crueles,
esposos duros, infieles,
¡qué!, ¿no oyen nuestros gemidos?
¡Oh inaudita crueldad!
Amigo, danos favor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
Despiadados sucesores
que, nuestros bienes gastando,
van los sufragios mermando
sordos a nuestros clamores:
¡Ay de ustedes!, tiemblen
de gastar nuestro sudor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
Y ustedes, los piadosos
servidores del altar,
¿pueden también olvidar
nuestros ayes lastimosos?
Por nosotros apliquen
de la misa el gran valor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
Con limosnas y oraciones,
misas, visitas de altar,
confesar y comulgar,
penitencias y perdones,
socórrannos por piedad,
por Jesús y por su amor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
Dichosa será la suerte
del que auxilio nos dará:
nuestra amistad le valdrá
tanto en vida como en muerte.
De la excelsa Majestad
templaremos el rigor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
El arcángel poderoso
que la balanza sostiene,
nos asegura el reposo
según la gente que viene
al novenario a rogar
por nosotras al Señor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
Dios de infinita bondad,
oíd propicio el clamor:
¡Les pedimos por piedad
que alivien nuestro dolor!
Jesús piadoso, dales el descanso eterno.
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